El lugar que incuba la vida

Unos 1.000 recién nacidos al año pasan por la Unidad de Neonatología del Hospital Materno Infantil

Profesionales de la Unidad trabajan con dos hermanos recién nacidos.
Profesionales de la Unidad trabajan con dos hermanos recién nacidos. / Reportaje Fotográfico: Javier Albiñana
Leonor García

24 de diciembre 2017 - 02:05

Málaga/Siempre tener a un ser querido ingresado en un hospital encoge el alma. Pero cuando se trata de los hijos y, encima, si son recién nacidos, aún más. La Unidad de Neonatología del Materno es el lugar en el que se incuba la vida y seguramente, el más sensible de todo el complejo sanitario. Allí están los bebés más frágiles, motivo de esperanzas y temores de muchos padres. Cuerpecitos de unos 1.500 gramos todavía en postura fetal, mellizos acurrucados entre sí en la misma incubadora, sondas de alimentación de diámetro diminuto colocadas en narices poco más grandes que un garbanzo, algunas madres amamantando y profesionales que manejan con destreza bebés de tamaños imposibles. Ese es el panorama de la Unidad.

Su director, Enrique Salguero, recuerda que hasta hace unos 15 años, los padres no podían entrar. Debían observar a sus hijos desde detrás los cristales de un pasillo que daba a la unidad. Ahora, los progenitores pueden estar las 24 horas del día. Ese contacto es bueno para los recién nacidos, para los profesionales y para los padres, aclara Salguero. "Aunque el bebé esté intubado, fomentamos los cuidados-canguro, el contacto piel con piel, porque favorece el desarrollo neurológico del recién nacido y el bienestar de los padres porque se sienten partícipes de sus cuidados", explica el responsable de la Unidad.

Al año, nacen en el Materno unos 5.000 niños. Cerca de 700 -el 13%- son prematuros (menos de 37 semanas o menos de 2.500 gramos). De estos, dos de cada tres son prematuros tardíos (entre 34 y 36,6 semanas); así que muchos pasan directamente a planta. Los que van a Neonatología son los recién nacidos de menos de 34 semanas. En total, los ingresos en la Unidad suman unos mil anuales entre la UCI y Cuidados Intermedios. Explica Salguero que debido a su inmadurez respiratoria, estos bebés corren el riesgo de hacer apneas (dejar de respirar). Así que requieren monitorización continua. "Siempre la estancia en la Unidad es mayor cuanto menor es la edad gestacional", explica el responsable de Neonatología. En el Materno salen adelante bebés de 23 ó 24 semanas y de entre 500 y 600 gramos. Ese es el límite de la viabilidad. También queda comprometida esa viabilidad en bebés que han tenido un retraso del crecimiento intrauterino porque "nacen en peor situación".

La proporción de prematuros se mantiene más o menos estable en los últimos años. La media española ronda el 7% de los nacimientos. El hecho de que en el Materno representen el 13% se debe a que este hospital concentra los partos más complejos; no sólo de la provincia, sino también de Melilla y el norte de Marruecos. El estrés de la vida moderna y las técnicas de reproducción asistida influyen elevando la prematuridad. Las razones clínicas suelen ser las alteraciones en la circulación de la placenta por hipertensión de la gestante -que hace que el feto se desarrolle peor-, desprendimiento placentario o infecciones maternas.

Los problemas en la circulación de la placenta obligan a sacar al feto antes de tiempo porque de lo contrario moriría en el útero. El pronóstico en cada caso depende de la edad gestacional, las patologías que se presenten durante la gestación, el peso que tenga el bebé al nacer, el sexo -porque las niñas tienen mejor evolución-, que el embarazo sea simple o gemelar e incluso que el parto se haya producido en otro hospital. "Siempre que se pueda trasladamos a la mamá para que ese traslado sea intraútero", explica el responsable de Neonatología.

En la Unidad se cuida hasta el más mínimo detalle para que, sea en incubadoras o en cunas térmicas, el recién nacido se sienta casi como en el vientre materno. De hecho, los profesionales hacen como un nido con mantas dentro de las incubadoras para que los bebés no echen de menos el útero. Sobre las cunas también se colocan toquillas o sábanas plegadas para generar un ambiente de oscuridad similar al uterino. "Las manipulaciones, las intubaciones, los catéteres, los ruidos... todo eso repercute en el desarrollo del bebé. Por eso tomamos medidas para minimizar su impacto de manera que [su ingreso en la Unidad] sea lo más parecido al útero. Para ello se controlan los ruidos, las luces; se minimizan las manipulaciones y se implica a los padres en los cuidados", comenta Salguero. Esta participación contribuye al confort psicológico tanto de los progenitores como del bebé, a la vez que sirve de adiestramiento para los padres de cara al alta de su hijo.

A los recién nacidos de menos de 32 semanas y menos de 1.500 gramos, los especialistas de la Unidad -a través de una consulta específica- le hacen un seguimiento hasta los dos años. Salguero cree que, como ya se hace otros hospitales, esos controles deberían ampliarse hasta los 7 años para la detección precoz de trastornos de conducta, del aprendizaje y del lenguaje. El día del reportaje había ingresados unos 30 bebés en la Unidad y sorprendentemente apenas se escuchaban llantos. Pero los profesionales aclaraban que todo "se revoluciona a la hora de la toma". Ana Fernández, madre de Adam, estaba amamantándolo. Su hijo había pasado a Cuidados Intermedios de la Unidad tras permanecer una semana en la UCI por problemas respiratorios. Ya más tranquila por la evolución de su pequeño, decía que "dar el pecho es una experiencia maravillosa, una de las mejores cosas de ser madre". Alrededor de otras incubadoras, otras historias, otros padres, y todos pendientes de bebés que mueven sus manos diminutas con movimientos torpes y así empiezan a descubrir el mundo que hay más allá del vientre de su madre.

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