La madre de Sibora le da el último adiós en Italia: "Mi corazón ha muerto junto a ella"
Este sábado tiene lugar el funeral de la joven desparecida hace nueve años, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado hace cinco meses emparedada en un piso de Torremolinos
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"Marco (presunto responsable del crimen de Sibora Gagani) destruyó la vida de mi hija, pero al mismo tiempo me quitó la vida a mí también. Mi corazón ha muerto junto a ella". Este es lamento de una madre que, tras nueve años sin saber nada de su hija, la primera noticia que recibió de ella fue que había sido asesinada y su cuerpo estaba emparedado en un piso de Torremolinos. Este sábado, Elisabetta da el último adiós a su "mariposa" en la tierra donde creció y vivió gran parte de su vida, Italia.
Tenía 22 años cuando fue vista por última vez. Era verano, del 2014, en Torremolinos. Sibora se había mudado con el hombre con el que entonces mantenía una relación, Marco G. Lo conoció en Nettuno -municipio italiano situado en la ciudad metropolitana de Roma Capital-, pues ella también vivía allí. "El primer año que se conocieron no pensé nada malo de él, tampoco había algo que me hiciera pensar que la podía estar maltratando", relata su madre. Sin embargo, la relación avanzó y en una de las visitas de Elisabetta a Málaga su hija le confesó que "era muy posesivo y que ya no quería estar con él". También le confesó que, si algún día conseguía separarse de él "tendría que irse lejos, a un lugar donde no la encontrase"
Poco tiempo después de que se le perdiera la pista a la joven, a su madre, que se encontraba a más de mil kilómetros de distancia, le saltaron las alarmas. "Un día me dijo que me iba a llamar y nunca lo hizo". Mientras tanto, su pareja y última persona con la que había mantenido contacto, aseguraba a sus familiares que se había marchado sin previo aviso y que él también desconocía su paradero. "Me empecé a preocupar porque todo me parecía muy extraño", explica. Reconoce que las sospechas siempre estuvieron centradas en Marco, aunque nunca pensó -asegura- "que le hubiera hecho algo tan malo".
Fue precisamente el asesinato de otra mujer, el pasado 17 de mayo, a manos del mismo hombre en la misma localidad lo que hizo saltar las alarmas y que se desencadenara una investigación que llevó a la Policía a encontrar el pasado 6 de junio el cadáver de Sibora emparedado. "Cuando vi su cara en la televisión y en los periódicos por haber matado a otra chica ya supe que Sibora no estaba aquí", lamenta. Y es que aunque los nueve años sin saber nada de ella han sido "terribles", manifiesta que siempre tuvo la "confianza" de que algún día regresaría por la puerta.
Con la certeza de que a su "mariposa" -así la llamaban algunas personas de su entorno- le habían arrebatado la vida, Elisabetta empezó a contar los días para que su cuerpo fuese repatriado Italia y que sus seres queridos pudieran darle el último adiós. Más de cinco meses han pasado de aquello, pero para la madre de Sibora "parece que hace 60 años". No cree que el tiempo pueda cerrar la herida, pero darle sepultura y poder llevarle flores a alguna parte del mundo le consuela.
"La querida ya está en casa" y este sábado 18 de noviembre, tiene lugar un oficio solemne en el Santuario de Nuestra Señora de la Gracia (Nettuno) que comenzará a las 15:00 para que todo aquel quiera pueda despedirse de ella.
Una confesión espontánea
Tras acabar presuntamente con la vida de su última pareja, Marco fue detenido. Se encontraba aún en sede policial cuando manifestó a los agentes que lo custodiaban, de manera espontánea, que la joven que llevaba desaparecida nueve años "estaba enterrada en el ático donde vivía con ella". Una manifestación que, si bien, después no ratificó en presencia de su letrada, ni tampoco en sede judicial.
A partir de ese momento, agentes adscritos a la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena centraron la investigación en el último domicilio conocido de la mujer de origen albanés, situado en el barrio de El Calvario, en Torremolinos, en busca de indicios que aportasen información relevante sobre el paradero de la desaparecida.
Inicialmente, se practicó una primera diligencia de entrada y registro en la vivienda, contando con la colaboración del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas -GOIT-, que emplearon densímetros y microcámaras entre las paredes del inmueble, aunque sin resultado éxito.
Más tarde, los agentes sumaron dos nuevas inspecciones oculares de la Policía Científica ante la sospecha de la utilización de alguna sustancia abrasiva por parte del investigado para la eliminación de pruebas. Continuando con las pesquisas, los investigadores pusieron en práctica una novedosa técnica con instrumental de Rayos X en una nueva búsqueda en la vivienda, siempre con la colaboración de los nuevos inquilinos.
Un gran cajón de madera
Una anomalía en la construcción de una de las paredes hizo sospechar a los agentes. Se comparó este espacio con la vivienda colindante, y comprobaron que en el lugar correspondiente se había construido un armario, hueco que no existía en la casa objeto de registro. Una construcción perfecta que pasaba totalmente desapercibida.
Con la colaboración del propietario y los inquilinos actuales de la vivienda, los investigadores demolieron el muro. Tras la pared, un cajón de madera de aglomerado, a modo de sarcófago. Una vez completado el derrumbe de la pared, se levantó la tapa de la caja, pudiendo comprobar que el interior estaba repleto de cal, despidiendo un fuerte olor a esta sustancia.
En el interior, sobre un montón de cal, encontraron una bolsa de plástico que contenía un cuchillo con restos de sangre seca. Enterrados en cal, también se encontraban diferentes objetos de la desaparecida y un ramo de flores sobre el torso de el torso de un cadáver, que estaba metido en un saco de acampada y envuelto en bolsas de plástico. Así fue el escondite perfecto de Marco, que le valió para ocultar el crimen durante nueve años.
Sibora murió apuñalada
El hallazgo sacó a la luz un cadáver completo, en condiciones de "saponificación", aunque podía intuirse que se trataba de una mujer.
Finalmente, se procedió al levantamiento del cuerpo, que fue trasladado al instituto anatómico forense para la práctica de la autopsia, que confirmó que se trataba de Sibora Gagani y que murió apuñalada.
Sibora tenía varios tatuajes, unos dibujos grabados en la piel que también ha presentado el cadáver hallado y que han permitido al equipo forense del Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga resolver la identificación del cuerpo sin vida. Una fecha en el brazo, una estrella y la letra A en la nuca, otra estrella en el pie y un dibujo en la espalda son los tatuajes que llevaba la joven, según anunciaba la plataforma Sos Desaparecidos en 2014 cuando difundió la alerta sobre su desaparición. De la investigación, entiende el Juzgado de Instrucción número 3 de Torremolinos.
Nueve años desaparecida
Sibora Gagani -que utilizaba documentación falsa italiana con el nombre de Simona Faraone- empezó una relación sentimental con Marco en 2009 en Italia, donde ya estuvieron conviviendo. Pero, un año más tarde, siempre según el relato de su familia, él decidió viajar a España, país donde ya había residido, para buscar trabajo. La mujer también lo acompañó, aunque por temporadas.
En 2013, Sibora regresó a Italia con la intención de dejar la relación con Marco y no regresar a España. Le contó a su madre que no quería vivir más con él, pero asegura que nunca le mencionó que fuese víctima de malos tratos por parte de él. Ese mismo año, la joven cambió de opinión, voló de vuelta a Torremolinos para darse una nueva oportunidad con su novio, pero esta vez en viviendas cercanas, pero diferentes.
Unos meses más tarde, en verano de 2014, con tan solo 22 años, Sibora desapareció. Su madre denunció los hechos en Italia, por lo que los agentes de la Policía Nacional comenzaron a trabajar con las autoridades del país transalpino, llegando incluso a pedir la colaboración ciudadana ante la dificultad para encontrar a la joven.
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