La suerte está echada, aspirantes e interinos se enfrentan a las oposiciones de maestros
Educación
La prueba escrita, en la que estaban inscritas casi 6.000 personas en Málaga, se ha desarrollado esta mañana en el campus de Teatinos
La Junta de Andalucía ha convocado una oferta de empleo público de 3.800 plazas
Málaga/A las 8:00 de la mañana de este domingo ya estaban citados los casi 6.000 aspirantes e interinos inscritos en el concurso oposición que podría hacerles funcionarios de carrera de la enseñanza pública. Maestros de Infantil y Primaria, al igual que el resto de especialidades de dichas etapas educativas, han iniciado a las 9:00 la prueba escrita en los tribunales establecidos por la Consejería de Educación en el Campus de Teatinos. Durante tres horas y media han desarrollado un tema y una aplicación didáctica. La nota de este examen es crucial para poder seguir con el proceso, que aún requiere de la presentación oral de una unidad didáctica.
Aitana González, de 23 años, y su compañeros de carrera Paloma Molina y Alejandro Arroyo se presentaban por primera vez a las oposiciones. Son especialistas de Música. La preparación para llegar hasta aquí ha sido dura. "Cuesta coger la rutina de estudiar y, durante un tiempo, tienes que dejar toda tu vida aparcada por las oposiciones", comenta Aitana, que estudia saxofón en el conservatorio Manuel Carra, inglés y francés y trabaja en un bar los fines de semana.
El problema para estos aspirantes, como subraya Alejandro, es que "partimos de cero, no tenemos tiempo de servicio". Por eso, porque son las primeras y necesitan muy buena nota para entrar en la bolsa, aseguran que se las han preparado "a muerte". Los compañeros debutantes se han estudiado a fondo 23 de los 25 temas que podían caer en el apartado teórico. "Tenemos que empezar a trabajar cuanto antes, así que hemos solicitado todas las provincias andaluzas para trabajar", apuntan. Ahora que no tienen cargas familiares saben que su compromiso personal con su profesión tiene que ser absoluto.
Jaime Matas ya ha pasado por ahí. Estas son sus sextas oposiciones. Las primeras de ellas, hace ya unos 12 años, se las preparó bien, saco un 7,8 pero no obtuvo plaza. Desde entonces ha recorrido cuatro provincias andaluzas cubriendo desde sustituciones de 40 días hasta bajas de larga duración como interino. Ya lleva varios cursos escolares con vacantes y sabe que tiene el trabajo garantizado todo el año. Lo que no sabe es dónde.
"Otros años las plazas que salían eran muy pocas y simplemente acudía porque me obligaban a ello, así que firmaba, me quedaba la hora correspondiente y me salía", comenta Jaime. En esta ocasión, la relación es de una plaza para cada seis inscritos, así que "había que dar la cara". A eso se suman sus más de 11 años de servicio y que "este año puede ser el último dentro de esta ley y con este formato".
Las impresiones suyas tras el examen eran buenas. "Me he preparado diez temas bien y han caído dos de ellos, a ver que tal", indica este maestro de 39 años que lo que peor lleva de su inestabilidad laboral es la dificultad de conciliar con su familia.
Sacar nota para poder entrar en la bolsa, el reto
Desirée Villasanta aún no tiene ese problema, ya que no tiene hijos, pero le preocupa el escenario de cambios que se abre frente a ella. "Son mis segundas oposiciones, las primeras las hice hace dos años en Madrid porque se cancelaron las de Infantil aquí en Andalucía", comenta. Aunque salió muy contenta de la prueba escrita, la exigencia de los correctores fue muy grande y no obtuvo buena nota. Así que, tras salir este domingo de su segunda experiencia, no se atrevía a decir mucho.
"Con el tema estoy contenta, pero el supuesto, aunque he hecho lo que me pedían, podía haberlo enfocado de otra manera", cuenta Desirée, que trabaja en una escuela infantil, lo que le ha impedido poder dedicarse a tiempo completo a los estudios. "Me conformaría con sacar buena nota para entrar en la bolsa, en mi tribunal hemos sido 77 opositores para 4 ó 5 plazas, así que conseguirlas es muy difícil", agrega.
La salida en una carrera de fondo
También Carolina Montes, de 25 años, trabaja en una escuela infantil. Para ellas, ingresar en la enseñanza pública como funcionarias supone estabilidad, aunque durante los primeros años no paren de dar vueltas. "He pedido todas las provincias y si me llaman me voy a coger experiencia porque lo que quiero es ser profesora", afirma, al tiempo que pide más plazas por tribunal e igualdad de condiciones con sus compañeros interinos.
A las 5:00 se ha levantado a diario Carolina para poder estudiar antes de entrar a trabajar y continuar la tarde con clases particulares. No lo lamenta. "Si apruebo y entro en la bolsa, el esfuerzo está recompensado", concluye.
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