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La imagen y la autoexigencia
Nuevo paso para poner fin a las inundaciones en el entorno del río Guadalhorce. El río supone una de las principales manchas rojas de la ciudad en los mapas de inundabibilidad de la ciudad y, por ende, uno de los puntos que más preocupación generan cada vez que empieza a llover con vehemencia, sobre todo en los polígonos donde es frecuente ver cómo el agua pasa por zonas por las que no debería, como ocurrió en la primera DANA que pasó por la provincia hace tres semanas. Este martes está previsto que se reúnan el Ayuntamiento y el Gobierno para acercar posturas y cerrar un convenio para la financiación de las obras del curso bajo del Guadalhorce.
Esta, según declaró la concejal de Sostenibilidad, Penélope Gómez, se dará con el secretario de Estado y será clave en el desarrollo de las obras. El Ayuntamiento en septiembre licitó la redacción del proyecto de rehabilitación del puente de la carretera MA-21, conocido como puente de la Azucarera y paso previo a las obras de ampliación de los vanos para reducir los riesgos de inundabilidad del río. Esta es la obra barata que contempla el Gobierno central para aminorar los riesgos en el bajo Guadalhorce.
La misma, que tendrá un coste de 36 millones de euros y un plazo de ejecución de dos años una vez comiencen los trabajos aumentará la capacida de desagüe de los puentes mediante unos nuevos vanos que sustituyen los existentes, de manera que pueda desaguar hasta 4.160 metros cúbicos por segundo. Además, se recuperará la margen izquierda de un vano afectado por los servicios existentes. También eliminarán la rotonda en la margen izquierda y una edificación en la bifurcación del encauzamiento.
El Gobierno también prevé prolongar los muros existentes del encauzamiento, tanto aguas arribas como aguas abajo, eliminar un terraplén, estudiar la afección del puente y el estribo de la antigua vía del ferrocarril y elevar los cajeros de barrancos del arroyo Ciriano, Buenavista y el Cañas, para que el remanso producido por una avenida del Guadalhorce los desborde.
La concejala, respecto al Guadalhorce, también ha señalado que es necesaria la presa del Barranco Blanco o Azud del Río Grande para evitar las avenidas del río. El Grande es el único afluente del Guadalhorce que no cuenta con sus aguas reguladas. Además, tendría una doble función, al ser capaz también de almacenar agua para las situaciones de sequía. Esta es una de las infraestructuras que la edil ha señalado que necesita la ciudad.
El Gobierno la declaró de interés general del Estado en los 90 y desde entonces lleva parada. El consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Ramón Fernández Pacheco declaró el pasado jueves en sesión plenaria que la Junta reclamará al Ejecutivo que retome el proyecto.
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