Un malagueño retenido en el crucero de Barcelona: "No sabíamos qué estaba pasando, no nos informaban"
Paul, que embarcó junto a su familia en el puerto de Málaga ha permanecido -como tantos otros viajeros- más de 48 horas sin saber si se reanudaría el viaje
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Paul Ibargüengoitia embarcó junto a sus padres y su tía el pasado domingo en el MSC Armonía con las ganas e ilusión propias de un viaje planeado con tiempo. Partieron desde el puerto de Málaga. El martes el crucero hizo su primera parada en Barcelona. Aunque estaba previsto que esa misma tarde el barco continuara con el itinerario, la tripulación advirtió de que la salida se retrasaría por "problemas con las autoridades nacionales por los pasajeros con pasaporte boliviano", cuenta el joven residente en Málaga. El aplazamiento se ha prolongado hasta este jueves. Durante este tiempo Paul critica la falta de información por parte de la naviera.
A bordo del buque, unos 1.500 pasajeros esperaban disfrutar de unas vacaciones sin imprevistos. Sin embargo, entre ellos se encontraban 69 procedentes de Bolivia que zarparon en Brasil -y tenían previsto bajar en Barcelona- supuestamente con visados falsos, lo que habría alterado la ruta. Y es que las autoridades han retenido el crucero en el puerto barcelonés hasta tomar una decisión sobre el destino de los ciudadanos que supuestamente viajaban de forma irregular.
Paul y su familia, como tantos otros viajeros, han permanecido más de 48 horas en el crucero sin saber tener apenas noticias de la naviera sobre qué estaba ocurriendo, asegura. "No sabíamos qué estaba pasando, nos hemos ido enterando a través de la prensa porque la naviera no nos ha ido informando, simplemente nos indicaban que se retrasaba la hora de salida y que era un problema que se escapaba de sus manos", explica el joven.
Durante la conversación telefónica con Málaga Hoy se escuchan de fondo vítores. "El barco se está moviendo", indica Paul. Este jueves, el barco ha partido de nuevo -sin los ciudadanos bolivianos- rumbo a Messina (Italia) con destino a Venecia (Italia). Si bien, los viajeros no podrán visitar todas las ciudades en las que estaba previsto parar: Ajaccio (Francia) y Civitavecchia (Italia), Corfú (Grecia) y Dubrovnik (Croacia).
En cuanto a las medidas que ha tomado la naviera para reducir los efectos de la situación, Paul ha comentado que el comandante del buque, a través de megafonía, informó este miércoles de que la compañía había organizado un vuelo chárter a Roma para los huéspedes interesados, corriendo también con los gastos de desplazamientos. Para aquellos que eligieron la opción de permanecer en el crucero, se facilitó un servicio gratuito de autobús entre la terminal y el centro de Barcelona. "Todos los huéspedes también recibirán un reembolso proporcional tras el desembarque como compensación", indicó el comandante al tiempo que informó de una oferta durante un año del 50% para un futuro crucero en cualquier de los 22 barcos de los que dispone MSC.
Por su parte, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha explicado que desde Extranjería se están realizando los trámites necesarios para deportar a los 69 bolivianos. "Ya se han realizado las gestiones, el delegado del Gobierno en Cataluña ha mantenido conversaciones continuas en los últimos días con la naviera con el fin de dar una solución".
En este sentido, Grande-Marlaska ha explicado que se ha acordado que los pasajeros con visados supuestamente falsos desembarquen e una zona de tránsito "donde se les ha denegado la entrada en España, en territorio Schengen, al carecer de la documentación necesaria". También ha puntualizado que se ha abordado, dentro del acuerdo con la naviera, "que haya unas instalaciones adecuadas para que durante los trámites de extranjería estos ciudadanos, entre ellos menores vulnerables, gocen de todas garantías necesarias y precisas".
Cabe recordar que los ciudadanos bolivianos no requerían visado para hacer viajes de corta estancia, de 90 días, a los países que son parte del espacio Schengen hasta 2007, cuando entró en vigencia una decisión adoptada por los Gobiernos europeos para responder al aumento del flujo migratorio procedente de Bolivia.
En 2015, el Gobierno boliviano y la Unión Europea (UE) iniciaron negociaciones para suprimir el requisito del visado Schengen para los bolivianos que hagan viajes de corta duración a estos países. El asunto se volvió a abordar en 2022 en un diálogo de "alto nivel" en La Paz. Sin embargo, actualmente, sigue vigente la exigencia del visado para los bolivianos.
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