Así pasan los malagueños las últimas horas antes de Nochevieja: sol, bares... y farmacias
El tiempo invita a salir a la calle y apurar el último día del año hasta el final
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Málaga/A estas alturas del año a nadie se le escapa que lo que pasa en Málaga es difícilmente igualable en otros lugares. Y no sólo por la contumaz sequía, que lleva acaparando titulares desde que se tachara la primera casilla del almanaque (e incluso antes), sino porque este 31 de diciembre parece estar en disposición de dar la puntilla al 2023 como éste se merece, con un día ciertamente caluroso.
Un condicionante que ha hecho que malagueños y foráneos saliesen a las calles con el ánimo de apurar el vaso hasta el final. De esta manera, no han sido pocos los que, con vistas a que iba resultar difícil mojarse, decidieron hacer parada en algún bar para al menos, siguiendo el espíritu de los peces en el río, mojarse por dentro antes de que estos negocios echasen el cierre.
No supusieron estos, en cualquier caso, una abrumadora mayoría. Porque, aunque no gusta escucharlo, la cuesta de enero acecha, y también porque ya habrá tiempo de darse a los destilados a la anochecida, tras la última campanada y las preceptivas uvas de la suerte. O, aquellos que se propasen más, mañana para paliar la resaca.
Aunque, claro está, en todos lados hay quienes, siguiendo aquella vieja frase de pelillos a la mar, prefirieron pasar las últimas horas del año de tiendas, Larios arriba y Larios abajo, dando pasaditas a la tarjeta por aquí y por allá, que un día es un día y ya se sabe.
Huelga decir que, pese a tanto trasiego en la capital y ánimo de celebración contenido, aún había quienes estaban trabajado, con horas de faena por delante e incluso quienes tienen el día y la noche echada con algún turno apocalíptico.
Otros, a la vista abonados a otra forma de vida, tirando de carritos y tras dejar el SUV aparcado en alguna parte, pusieron rumbo a playas y paseos marítimos con el ánimo puesto en disfrutar del sol hasta que éste aguantara sobre sus cabezas.
No en vano, fueron todo lo previsores que se puede ser, acudiendo bien surtidos de ropa de abrigo, que en algunos momentos quizá llegase a sobrar. Pero ser padre o madre es lo que tiene. Y acudiendo una vez más al refranero: mejor que sobre que no que falte.
En cambio, no pudieron decir los mismo, ay, aquellos que se apostaron a las puertas de las farmacias hasta que llegara su turno. Porque (que tire la primera piedra quien tenga un entorno libre de virus) resfriados, gripes y demás patógenos andan estos días rondando al personal más de lo deseado, que es cero.
Pero a estos siempre les quedará el consuelo de que, aunque las gambas no les sepan a nada, vendrán días mejores. También, con un poco de suerte, un 2024 más próspero, apacible y esperemos que algo más lluvioso.
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