El mapa de la mortalidad en Málaga: así fallecemos según dónde vivimos

Un grupo de investigación valenciano crea el mayor atlas de España de los riesgos de muerte

En la provincia, sale a relucir un repunte de suicidios respecto a la media nacional

Imagen del cementerio de Parcemasa. / Daniel Pérez
Isabel M. Ruiz

10 de febrero 2020 - 06:33

Málaga/Los datos han resquebrajado otra verdad universal: la muerte nos equipara. Lejos de lo que se cree, la forma en la que dejamos el mundo es el último rescoldo de desigualdad de la vida. El Atlas Nacional de Mortalidad, un estudio elaborado por el grupo de investigación Bayensians de la Fundación Fisabio y la Dirección General de Salud Pública de la Generalitat Valenciana, explora cerca de 10 millones de fallecimientos entre 1989 y 2014 para concluir que “por más que muramos todos, no morimos todos por igual, lo hacemos en función del sitio en el que vivimos”.

Así lo expresa el estadista Miguel Ángel Martínez Beneito, responsable del proyecto. “Existen grandes y graves desigualdades geográficas que no deberían existir”, corrobora. El mayor desequilibrio atiende a la franja norte-sur, es decir, la gente muere más, en condiciones de igualdad, en Torrox que en Valle de Santibáñez. Mientras que en la localidad malagueña el riesgo de muerte está 17 puntos por encima de la media nacional, en el municipio de Burgos está 33 puntos por debajo. Esta fractura no es nueva. Aparece en diversos análisis atendiendo a otros factores, como la renta. Pero ¿afecta el nivel socioeconómico a la mortalidad? Para Martínez Beneito, es “el mayor determinante”.

Lo que queda claro con este trabajo es que la salud, y por ende la muerte, está lejos de ser una cuestión individual. El código postal puede arrojar tanta información como el ADN. Si vives en una zona rural, en términos generales, tendrás un riesgo de muerte mucho más bajo que si lo haces en zonas urbanas, excepto a causa de enfermedades como osteoporosis o accidentes de tráfico.

Esta es otra de las conclusiones que arroja el mapa, que ahonda en las diversas causas de muerte –divididas en 102 categorías– de los 8.116 municipios españoles. La unidad de medida del estudio es la Razón de Mortalidad Estandarizada suavizada (RMEs), una estimación de los casos que se esperan en cada municipio si el riesgo en cada grupo de edad fuera el mismo que para el total de España, con un intervalo de credibilidad del 95%. Esto quiere decir que en todo momento se habla de riesgos comparados con el promedio, lo que puede hacer que las cifras sean superiores a la media pero el riesgo absoluto sea bajo.

Teniendo en cuenta todas la causas analizadas, el índice de mortalidad en la provincia está unos seis puntos por encima de la media, aunque observando municipio a municipio hay gruesas diferencias: mientras que en Casarabonela el riesgo de muerte está 30 puntos por encima del promedio, en Benahavís es casi la mitad.

Siguiendo estos criterios, las localidades con “mayores riesgos” son, tras Casarabonela, Benamocarra, Benaoján, Cuevas de San Marcos, Vélez-Málaga, Valle de Abdalajís, Parauta, Cañete La Real, Iznate, Montejaque, Guaro, Arriate, Carratraca, Alhaurín El Grande, Cártama y Colmenar. En la otra cara de la moneda, es decir, por debajo de la media nacional, están Benahavís, Pujerra, Mijas, Canillas de Aceituno, Cómpeta, Genalguacil, Igualeja, Torrox, Sayalonga y Benarrabá.

Riesgo de muerte sobre el promedio nacional, teniendo en cuenta todas las causas estudiadas.

Entre todas las causas de muerte analizadas, hay tres en las que los municipios de Málaga se sitúan claramente por encima del promedio: las enfermedades cerebrovasculares, la insuficiencia cardíaca y el suicidio. Excepto 13 localidades, todas presentan mayor riesgo de muerte por enfermedades cerebrovasculares, con especial incidencia en Casares y Casarabonela, ambas doblando la media.

En el caso de insuficiencia cardíaca, son ocho los municipios que presentan valores por encima del promedio, destacando –a más de 17 puntos– Ojén, Riogordo, Álora, Cañete La Real, Carratraca, Coín y Arriate.

Los encargados del estudio destacan otra peculiaridad en la zona a razón de que se ha convertido en asentamiento de extranjeros del norte de Europa. “En la Costa del Sol, como en la Costa Blanca, la mortalidad se comporta de forma muy distinta. Un ejemplo es el cáncer de pulmón en las mujeres. En el norte de Europa, históricamente han fumado más que las españolas por razones culturales y la llegada de estas personas a estas zonas ha cambiando por completo sus riesgos”, explica el encargado del proyecto.

El riesgo de suicidio, cerca de doblar la media

Riesgo de muerte en suicidio sobre el promedio nacional.

Pero si hay una causa de muerte que hace despuntar a Málaga es el suicidio. La provincia está cerca de doblar la media nacional, en concreto, registra un riesgo de morir por este motivo, haciendo la media de todos los municipios, 87 puntos por encima del promedio.

Solo un municipio está por debajo: Mijas. Allí, la posibilidad de morir de esta forma es un 7% más baja que la media del resto del país mientras que en Villanueva de Algaidas se multiplican por cuatro las posibilidades. Cuevas de San Marcos triplica el promedio; Cuevas Bajas, Villanueva del Rosario, Villanueva de Tapias y Valle de Abdalajís se quedan cerca y Totalán, Teba, Pizarra, Guaro, Humilladero, Frigiliana, Colmenar, Comares, Casabermeja, Cártama, Carratraca, Ardales, Archidona, Antequera, Álora, Almogía, Almáchar, Algatocín, Alfarnatejo y Alcaucín lo duplican.

Esta situación no es nueva: un estudio publicado en 2017 en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental apuntó a las diferencias geográficas respecto a suicidios: entre 2000 y 2012, la tasa de incidencia en España fue de 95 fallecimientos por millón de habitantes, mientras que en Málaga fue de 149,68.

“Desde hace tiempo se encuentra que hay un triángulo de mayor riesgo que empieza en Jaén, en la zona de Alcalá La Real, se mueve hacia Córdoba y baja por La Axarquía. Esto es una realidad, son zonas con mayor tasa de suicidios”, explica Lucía Pérez Costillas, profesora de Psiquiatría en la UMA y doctora en el Hospital Regional.

Según indica, la incidencia del suicidio se ha intentado asociar a muchos factores, desde la cloración del agua a motivantes culturales, pero no se ha llegado a ninguna evidencia. La experta destaca una hipótesis, aún no comprobada, que relaciona los suicidios en la zona con la alta tasa de trastornos bipolares, una enfermedad con un componente genético importante que se asocia a este desenlace.

Pero además de lo biológico, el suicidio tiene un componente cultural. “Hay lugares en los que el matarse se plantea como una situación normalizada, porque se escucha habitualmente”, apunta la docente. Esta conversión a lo popular es bien conocida en municipios como Antequera o Villanueva de Algaidas, donde incluso los paisanos señalan lugares “típicos”.

Pérez asegura que “hablar de suicidio es una forma de prevención” y apunta la importancia de este estudio al respecto: “Es un hallazgo interesante, una señal que nos dice que hemos de hacer algo con este tema en esta zona”. “El suicidio es algo prevenible y la mejor manera de hacerlo es hablar sobre él y pedir ayuda. No podemos resolver de un problema del que no hablamos”, asevera.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último