"Un medicamento no se puede usar por consejo de un vecino o un amigo"
El representante de los boticarios asegura que tras varios decretos para la contención del gasto farmacéutico, el sector está asfixiado y que en la provincia se han perdido en los últimos años unos 360 puestos de trabajo
-Da clases a los vecinos del entorno de su farmacia sobre temas sanitarios. ¿Por qué?
-Porque entiendo que el papel de salud pública del farmacéutico es clave. Y es algo que yo reivindico siempre a la Administración. El papel como agente de salud del farmacéutico está desaprovechado.
-¿Cómo ve la educación sanitaria de la gente?
-Ha subido mucho, pero queda bastante por hacer. Me gustaría que la educación para la salud fuera asignatura obligatoria desde el colegio hasta la universidad. Nada más hay que pensar en los accidentes de tráfico o laborales. ¿Que ocurriría con esos accidentados si quien les auxilia en primera instancia tuviera conocimientos básicos en resucitación cardiopulmonar, parar una hemorragia o mover a un paciente? Reivindicamos que la educación para la salud sea obligatoria, con eso conseguiríamos una mejora de la salud de los ciudadanos y una reducción en los gastos en salud. Los farmacéuticos vamos a colegios, institutos, asociaciones de vecinos y vemos esas carencias.
-Ha habido mil sanciones por botellón. ¿Qué le parece?
-El alcohol es un hábito que no es saludable. Con moderación está permitido. Los jóvenes -ni los pasados, ni los presentes- tienen conciencia de los perjudiciales efectos para la salud del uso indiscriminado del alcohol. Además, lo mezclan bien con tabaco o con drogas. Eso es una mezcla explosiva. Y eso se suma en los últimos años a la utilización de las drogas de diseño que son verdaderos devoradores de cerebros.
-Usted que sabe de moléculas ¿qué le diría a los que se drogan?
-Que están atentando contra su propia salud e hipotecando su futuro; el suyo y el de los que le rodean. La utilización de este tipo de drogas provoca modificaciones a nivel cerebral irreversibles.
-¿Hay adictos a los fármacos?
-Hay pacientes hipocondríacos. Son pocos, en la farmacia los conocemos, los tenemos bajo control y muchísimas veces le recomendamos un placebo.
-¿Pero hay adictos a fármacos?
-Hay medicamentos que provocan adicción. Entre ellos, los que afectan al sistema nervioso central. Los que se utilizan como relajantes, medicamentos para dormir, contra la ansiedad, para la depresión.
-¿Esta sociedad debería medicalizarse menos?
-Por supuesto. La sociedad tiene que entender que el medicamento es un bien esencial que solo se debe utilizar cuando lo prescriba un médico o, si son sin receta, los que recomiende un farmacéutico. Al margen de eso no se debería utilizar ningún medicamento.
-¿Con un uso racional del medicamento se podría reducir el gasto?
-En la reducción del gasto influyen un montón de factores. Dentro de la utilización del medicamento es posible la mejora. Los colegios de farmacéuticos estamos proponiendo a la Administración sistemas personalizados de dosificación para mejorar la adherencia [seguimiento] de los tratamientos. Hacemos campañas para el uso racional del medicamento. No se puede utilizar un medicamento por la recomendación de un vecino o un amigo. Eso hay que erradicarlo. Ahí hay una bolsa de ineficiencia y nosotros proponemos a la Administración que cuente con el sector para corregirla. Pero para el ahorro, el capítulo medicamento está ya agotado, porque supone solamente el 18% del gasto sanitario público. Hay un 82% de gasto sobre el que nosotros decimos que también hay que incidir. Por ejemplo, el uso de medicamentos en los hospitales, en la atención primaria. Ahí se están tomando medidas, pero infinitamente menores que con respecto a las farmacias. También se puede ahorrar en pruebas diagnósticas, analíticas. Hay pruebas diagnósticas que se deben protocolizar, sistematizar y volcar en una única historia clínica digital, que aunque se ha avanzado, todavía hay que mejorar.
-¿Hay un exceso en el consumo de fármacos?
-Los medicamentos que prescribe el médico son los que el paciente necesita. Y los que son sin receta suponen el 4% de los que dispensa una farmacia. Por lo tanto, no hay un abuso en la utilización. Pero ¿qué hace un médico de un centro de salud si tiene tres minutos para ver a un paciente? Confío en el buen saber de un médico, ¡pero tiene tres minutos! Quizás el consumo de medicamentos se reduciría si los médicos tuvieran los diez minutos por paciente que vienen reclamando desde hace tiempo. Pero hay que decir que estamos en la media europea de consumo de fármacos
-¿Un inadecuado uso de los fármacos puede llevarnos al hospital?
-Por supuesto. Hay estudios que indican que un tercio de los ingresos en urgencias de los hospitales están relacionados con el medicamento; porque no se lo han tomado, por haber abusado, por mezclar medicación. Ahí hay unas bolsas de ineficiencia en la que los farmacéuticos estamos trabajando. Le estamos proponiendo a la Administración los sistemas personalizados de dosificación, el seguimiento farmacoterapéutico, la mejora de la adherencia, la educación sanitaria... Por eso reivindicamos que la receta electrónica no sea unidireccional del médico hacia el farmacéutico, sino interactiva también del farmacéutico hacia el médico. Sería muy útil porque detectamos duplicidades entre medicación del seguro y privada, si hay falta de adherencia, los efectos secundarios, interacciones entre fármacos, interacciones con los alimentos... Nosotros no tenemos capacidad de comunicar con el médico. Podemos decírselo al paciente y que éste le diga al médico lo que ha entendido. Eso no es un vehículo... Pedimos un documento interconsulta con el médico.
-¿Y los mayores, que toman muchos fármacos y se confunden?
-Los pacientes crónicos polimedicados son el principal caballo de batalla sobre el que tenemos que actuar. Pueden suponer un tercio de las recetas de pensionistas. Incidimos sobre ellos, pero nos falta esa comunicación con el médico y los sistemas personalizados de dosificación, que consisten en preparar la medicación en cajitas organizadas por desayuno, almuerzo, merienda y cena.
-¿Pero eso supondría un coste?
-Pero redundaría en un ahorro en el consumo de medicamentos. Esto no está aprobado. Son propuestas del sector para una mejor eficiencia en el uso del medicamento. Somos los primeros que queremos que la factura farmacéutica se mantenga dentro de los límites normales. De hecho, hemos apoyado la prescripción por principio activo, la receta electrónica. Pero a medidas del Gobierno [de Zapatero] unilaterales e inconstitucionales, nos negamos.
-¿No exageran en la repercusión económica de esos decretos?
-En absoluto. Al revés, somos excesivamente prudentes. Desde el año 2000, con el Gobierno que esté, no hay recortes que no hayan afectado a las farmacias. El Decreto 5/2000 es una medida por la que las farmacias devuelven, de forma progresiva y escalonada, parte de sus beneficios. Luego vino la prescripción por principio activo que supuso una bajada del precio de los medicamentos. En Andalucía, el costo medio por receta está un 15% menos que en el resto de España. Hemos apoyado siempre el ahorro, pero con tantas medidas restrictivas, las farmacias no dan para más. Y luego en 2010, vinieron otros dos decretos. Uno bajó un 25% el precio de los genéricos y otro bajó otro 10% los pañales de incontinencia.
-¿No es enfrentamiento político?
-No, no. El que está en el Gobierno toma medidas de recorte en las que incluye por norma al sector farmacéutico. Nosotros lo que decimos es que estamos en todas las papeletas. No hay ni una vez en que no hayan tocado al sector. En 2011, otro decreto bajó un 15% los medicamentos de marca. Se suma un 15%, sobre un 20%, sobre un 10%... El sector no puede más.
-¿Cuál es la situación en Málaga?
-Ahora en concurso de acreedores hay cuatro farmacias; con graves dificultades financieras, más de 20, y en situación financiera complicada, un centenar, y el 80% han tenido que pedir pólizas de préstamo o refinanciar su situación. La inversión en las farmacias es cero desde hace ya dos años y, desde enero de 2011, se han perdido casi 360 puestos de trabajo.
-En Andalucía no hay impagos de la Administración...
-Noviembre y diciembre de 2011 lo salvamos con un préstamo [solicitado por el Colegio y que devolverá el SAS]. La Administración sanitaria nos avisó y pudimos pedir un préstamo. Pero señores, no podemos estar pidiendo préstamo a los bancos... La Administración andaluza está cumpliendo con los pagos, aunque nos paga cada vez menos porque hemos bajado un 11% la facturación en 2011 a consecuencia de las medidas [de control del gasto] y está previsto que en 2012 baje otro 15%. Pero el SAS está pagando y hay que reconocerlo.
-Malaya, Troya, Arcos, Acinipo... ¿Demasiado casos de corrupción?
-Se está dando una imagen de los servidores públicos que no atiende a la realidad. Entiendo que esos casos son excepcionales. Yo sigo confiando en nuestros regidores públicos. Y deseo que cuenten con los profesionales y la ciudadanía a la hora de tomar decisiones en la situación tan grave en la que nos encontramos.
-¿Qué le falta a Málaga?
-Ha avanzado muchísimo... El Museo Picasso, el Thyssen, el CAC, el AVE, la nueva autopista de peaje, la circunvalación ampliada, el Muelle 1... Pero tiene que seguir mejorando. El tercer hospital es necesario, preferiblemente hacia el este. Las camas son insuficientes y en época de crisis hay que ir a lo posible, a centros hospitalarios de tamaño medio. En atención primaria hay que dar los 10 minutos por paciente y ampliar la red de centros de salud. Completar la red de atención primaria es una inversión asumible. Además, hay que ampliar la plantilla de atención primaria. Con respecto a la ciudad en general, me gustaría que tuviera el reconocimiento como gran ciudad.
-Es submarinista, ¿cómo ve los retrasos en el saneamiento?
-Málaga vive del turismo. Tenemos hoteles de primer nivel, pero nos falta mejorar la calidad de las aguas. Eso debería ir mucho más rápido. También hay que seguir avanzado en la obra del Metro. En eso no se debe recortar. Y echo en falta carril-bici en la zona oriental y que se dé solución a tramos peligrosos o de atascos para el ciclismo que hay a la altura de los Baños del Carmen y el Club El Candado.
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