Atarazanas, una semana antes de Nochebuena: más compras fiadas a la última hora
Los tenderos aseguran que el pico de demanda se está retrasando respecto a años anteriores con la subida de precios como una de las causas
¿Cuánto gastarán en comida los malagueños esta Navidad? Estos son los precios de los productos más típicos de estas fechas
Tres paisanas entradas en años, con sus preceptivas permanentes adornándoles las cabelleras, defendían su turno este martes por la mañana en un puesto de Atarazanas como si de la Santísima Trinidad cercada por navíos ingleses se tratara. No hubo aquí, por contra, que lamentar ninguna derrota española gracias a sus hábiles maniobras con unos carritos semivacíos que se maniobraban sencillos. Aunque el motivo principal de la victoria, pese al buen desempeño defendiendo su lugar en la cola, era más sencillo: ayer no fue una gran jornada de compras, como no lo han sido las anteriores, ni se prevé que sean las inmediatas aun con la Nochebuena a la vuelta de la esquina. Tampoco, y el matiz es importante, se espera que lo que queda esté marcado por la austeridad, pero la tendencia, según dicen los que más saben del tema, es la demora, por lo que algunas adquisiciones se quedaran por el camino.
De ese mismo modo lo transmitían los tenderos de esta infraestructura, quienes en su mayoría criticaban cómo la campaña de Navidad, año tras año, se ha visto marcada por diferentes estrecheces, del covid a la cabalgada de la inflación, bajando el nivel de ventas y alejando consigo las reuniones de pompa, mesas repletas y financiación familiar a fondo perdido. Y no ya solamente a causa de los precios en los puestos, al cabo más comedidos de lo que se pudiera pensar por estas fechas, sino por el incremento del coste final de una ingente cantidad de productos en todas las superficies comerciales que, en conjunto, han hecho mella en los presupuestos familiares.
“Está todo demasiado tranquilo. Debería haber mucho más ambiente para las fechas que son”, comentaba un trabajador de la sección de carnes que prefiere mantenerse en el anonimato, que aseguraba estar a la espera de la llegada de los clientes habituales. En el momento de la conversación su percepción se cumplía a rajatabla, con todos los pasillos en perfecto estado de revista, pero menos concurridos de lo habitual, así como con los vendedores ocupando el día en menesteres distintos a despachar. “El problema es que nosotros no salvamos las Navidades en dos días”, lamentaba.
Las certezas sí que llegaban por la parte de los productos. "La Nochebuena es una cita en la que nada puede fallar: ni nosotros con el cliente, ni él en la mesa. Si quiere preparar un faisán quizá no sea la mejor ocasión si no lo ha hecho antes". Es por esto que figuran en todas las apuestas platos estrellas como el cordero, el solomillo de ternera o los rellenos, convertidos en imprescindibles en las cenas de miles de familias malagueñas. También, como no puede ser de otra manera, la carrillada, que esta vez sube algo su precio por falta de stock en origen. "En el resto apenas hay variaciones; de hecho, he sacado los mismos carteles que el año pasado", remachaba.
Los usuarios, en términos generales, coincidían con los análisis de los vendedores de Atarazanas. Tanto en términos de precios como de demanda. Aunque tampoco es que lo sucedido pueda calificarse, ni mucho menos, de sangría. Ciertos puestos tenían colas que doblaban las esquinas y las pasaditas a la tarjeta de crédito se daban con frecuencia. "Es verdad que vamos a tener que ajustarnos un poco porque las cosas están más caras", comentaba Ana Bueno, que justo se internaba en el recinto para hacer unas compras. "Por el momento no me he preocupado de adquirir apenas nada fresco salvo algo de carne", añadía Patricia García, desplazada hasta la zona con el ánimo de dejar sin efecto esas palabras.
En términos numéricos, el último estudio de la Unión de Consumidores de Málaga (UCE), publicado este mismo martes, cifra el gasto destinado a comidas para estas fiestas, sobre todo Nochebuena, Navidad y fin de año, entre 51 y 200 euros, lo que supone un descenso frente a los anteriores, escenificando lo que se ve en el mercado.
Una parte no menor de esta cantidad suele ir destinada a los pescados y los mariscos, donde los tenderos sí explican que el público está siendo previsor, toda vez que estos productos son más sensibles a la demanda y suben de precio con el paso de los días, aspecto que pueden evitar congelándolo tras adquirirlo con un poco de margen. "Nosotros sí que estamos notando más público. Ya la gente se está llevando para no dejarlo para última hora, también porque puede no haber de todo", afirmaba Juan Manuel Quintana, de El Ruina, que indicaba que en su caso todavía no han elevado la cantidad que paga el consumidor. Si acaso, más adelante.
"De momento los precios los estamos manteniendo. Si suben serán los últimos días", explicaban unos cuantos puestos más allá, donde reseñaban que los propios tenderos están tratando de burlar las subidas en la lonja adquiriendo otras especies más económicas y que el usuario pueda llenar la bolsa con menos esfuerzo. En este punto, lo más demandado están siendo las quisquillas, los mejillones, las almejas o las conchas finas. "La gente está conforme con los precios a las puertas de la Navidad", comentaban mientras se pregonaban gambas a grito pelado de fondo.
Igualmente, los trabajadores de Atarazanas ven cómo cada vez tienen más compradores internacionales, que tiran de la estadística hacia arriba por su mayor poder adquisitivo. "Y menos mal, vivimos de ello", reflexionaban Pedro Jiménez y Carmen Salazar, del puesto de comida Casa Pedro. Tanto es así que la sección de fruta, no es novedad, se ha reconvertido en buena parte en un atractivo para turistas: con vasitos de fruta y zumos licuados para consumir mientras se ve la ciudad con la cámara al cuello.
No demasiado lejos de allí la idea se hacía imagen con una chica polaca adquiriendo algo de jamón en Charcutería Paola al tiempo que Álvaro Jiménez, uno de sus trabajadores, explicaba que "todas las semanas viene a un euro o cincuenta céntimos más caro", de manera que "sólo se lo pueden permitir los extranjeros". "El cliente español prefiere comprar en el supermercado porque allí está a mitad de precio, aquí es mayor porque es de más calidad", agregaba.
Con todo, el análisis general de los tenderos tiende al optimismo y esperan que, entre locales y extranjeros, conforme avance la semana lo haga también el nivel de compras.
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