Mercancías ‘a órdenes’

LA MAR DE HISTORIAS

Esta frase hace referencia al tiempo que un barco debe permanecer parado a la espera de un nuevo destino tras haber efectuado una descarga u otra operación

Vuelvo a poner ante sus ojos esta expresión para comentarles otro uso que en el pasado se le daba a este dicho

1.007 Marítimas

Diferentes cargas en uno de los muelles del puerto de Málaga.
Diferentes cargas en uno de los muelles del puerto de Málaga. / JC

En 2008, en esta misma columna les contaba lo que significaba la expresión 'a órdenes'. Recordando que esta frase hace referencia al tiempo que un barco debe permanecer parado a la espera de un nuevo destino tras haber efectuado una descarga u otra operación, hoy, vuelvo a poner ante sus ojos esta expresión para comentarles otro uso que en el pasado se le daba a este dicho. 

Aunque lo habitual es que un buque transporte cualquier tipo de mercancía con un destinatario fijo; es decir, alguien compra un producto y lo recibe en un determinado puerto, hace tiempo, y para esto podríamos remontarnos muchas décadas atrás, parte del negocio de la carga se jugaba en base a operaciones especulativas. Al cargo de estas acciones, casi siempre, por no decir siempre, estaban agentes que de una forma personal gestionaban la recepción de mercancías para venderlas posteriormente. Con el conocimiento de lo que, pongamos por ejemplo Málaga, se podía vender sin demasiadas complicaciones a empresas o particulares, estos agentes encargaban mercancías que en el argot marítimo se decía que llegaban ‘a órdenes’. Y así, existiendo un contacto entre los que ofrecían carga y los que las compraban, no era nada raro que los mercantes embarcaran muchos productos que navegaban bajo estas condiciones.

Atendiendo a este modelo de negocio, les podré un ejemplo que ilustra a la perfección lo que les acabo de contar. En un diario malacitano de febrero de 1904, en la reseña del tráfico portuario del día anterior aparecían las múltiples mercancías que los barcos llegados habían traído para su descarga en el puerto de Málaga. Y aunque muchas de estas cargas llevaban un destinatario fijo con nombres y apellidos concretos, otras llegaban ‘a órdenes’ para ser ofrecidas al mejor postor. Y así, el vapor Cabo Tortosa, navegando en una línea regular que recorría todo el litoral español, entre otras muchas mercancías traía a su bordo desde Marsella: 100 bultos de envases, 4 de ferrería, 3 de botellas vacías y 100 de alpiste además de 500 sacos de cemento procedentes de Barcelona. Unas muy variadas mercancías que, importadas o en régimen de cabotaje nacional llegaban a los muelles malacitanos ‘a órdenes’. 

stats