La meta, normalizar la discapacidad

Unas 60.000 personas sufren en Málaga algún tipo de discapacidad, el 75% de ellas de índole física · La tercera marcha solidaria quiso ayer poner la atención en los derechos vinculantes y universales del colectivo

El concejal Raúl López junto a los dos centenares de participantes en la marcha, ayer, en la calle Larios.
El concejal Raúl López junto a los dos centenares de participantes en la marcha, ayer, en la calle Larios.
Cristina Fernández / Málaga

04 de diciembre 2008 - 01:00

No debería ser necesario que se fijase una fecha en el calendario, pero es evidente que tener un día mundial ayuda a poner delante de los ojos de la sociedad realidades que muchas veces no se quieren ver. La semana pasada se celebró el día de los sin techo y el lunes el del sida. Ayer fue el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, un colectivo que supone el 10% de la población y que en Málaga lo forman unas 60.000 personas. Con una marcha que partió desde la Plaza de la Constitución hasta la Plaza de la Marina, unos doscientos participantes quisieron hacerse visibles y reivindicar un trato igualitario en un entorno que aún no está del todo concienciado.

A pesar de que Málaga sea la ciudad que más semáforos acústicos está instalando -se acaban de colocar 72 nuevos en la Carretera de Cádiz-, aunque se ha subido el cupo de viviendas reservadas del 3 al 5% y ya tiene aprobadas, entre éstas, unas 129 medidas con un presupuesto de 25 millones de euros para erradicar cualquier tipo de barrera, los coches siguen aparcando en los estacionamientos para discapacitados y anulando las rampas para las sillas de rueda. Los establecimientos hosteleros, los comercios, los centros de ocio no cuentan con pictogramas o con señales en braille y la accesibilidad en muchos edificios aún es limitada. "No tenemos una oportunidad igualitaria en el campo del empleo y todavía nos tenemos que sentar en la primera fila del cine", explicó Raúl López, concejal del área de Accesibilidad Universal del Ayuntamiento de Málaga, que presidió ayer la tercera marcha que invita a todo el tejido asociativo, formado por algo más de 25 entidades. Para el concejal, una de las prioridades en las que hay que incidir es en la discapacidad intelectual y en equiparar socialmente a la mujer y el hombre discapacitado.

"El diseño universal tiene que imperar y que todo no quede en hacer tres cuartos de baño", comentó López. "Hace 20 años luchaban por quitar un escalón, pero hoy reclamamos más accesibilidad y que Málaga sea una ciudad en la que todos estemos más cómodos", añadió el concejal.

El 75% de los discapacitados de Málaga son físicos y el 25% restante intelectuales o sensoriales. Suponen un importante número de la población total y, por ello, las medidas de las distintas administraciones están enfocadas en poder "alcanzar la normalidad", como dijeron durante el acto. Todos los autobuses de la EMT están equipado con rampas y 30 taxis (eso sí, de una flota de más de 1.000) han adaptado su vehículo. Pero no todo son las barreras arquitectónicas, igual de importante según los responsables del área municipal es romper las de la comunicación. Las Oficinas de Atención al Ciudadano de Carretera de Cádiz y Cruz de Humilladero tienen ya señalización por medio de pictogramas, toda la guía de servicios municipal en braille y cámara web. A finales de 2008 se pretende que estén las 10 igualmente equipadas.

También se está haciendo en Amapace un curso pionero de turismo accesible. "Si cualquier turista se gasta de media al día 40 euros, un discapacitado necesita 82 euros, pero la accesibilidad no es una opción, un lujo, es un derecho", argumentó Raúl López.

Inmaculada Torquemada, deficiente auditiva y voluntaria, leyó al final de la marcha el manifiesto en un año especial por ser el de entrada en vigor de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. "Somos titulares de derechos vinculantes, exigibles y universales y tenemos que ser tenidos en cuenta en la toma de decisiones", subrayó Torquemada traducida por un intérprete de lenguaje de signos frente a las personas que pese al frío quisieron marchar de la mano por la normalización de unas vidas con necesidades especiales.

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