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Málaga/Según nos adentrábamos en la crisis llegaba el fin de un camino que se sustentaba en lo lúdico y la especulación, para centrarnos en un nuevo metaverso que llega para quedarse acogido por los profesionales de la investigación y la industria.
A lo largo del año pasado, el concepto "metaverso" fue uno de los más populares en todo tipo de conversaciones, desde las más técnicas dentro del ámbito profesional hasta las que se produjeron entre amigos en el bar frente a una cerveza. Si deseabas estar a la última y poder participar en toda interacción social, o como dirían los viejos del lugar, "sentirte popular", debías estar al tanto de todo lo que rodeaba a este nuevo universo.
Todo lo que hay que saber acerca de este término, probablemente ya lo hayan oído o leído en estos años. Comenzaría con la novela “Snowcrash” del escritor Neal Stephenson publicada nada más y nada menos que hace treinta años. En ella se relataba las andanzas de Hiro Protagonist en un mundo distópico donde el ciberespacio y la realidad se mezclan en la vida del protagonista.
Mucho ha llovido desde entonces. La temática en cuestión comenzó a resurgir de manera exponencial a raíz de la pandemia y el posterior confinamiento de todo el mundo debido a la propagación del virus que se conocería como COVID-19. Quien no recuerda aquellos meses en los que se hizo tan necesario un dispositivo con una buena conexión para poder proseguir con la vida, aunque fuera solo a través de una pantalla. También sirvió para que más de una persona se diera cuenta de los peligros que había en el ciberespacio, encontrándose con una legión de ciberdelincuentes esperándole con los brazos abiertos dispuestos a cometer todo tipo de fechorías.
Empresas e instituciones se vieron abocadas a realizar grandes inversiones en digitalización para mantener su dinámica y nivel de producción. Esto les llevó a indagar en las limitadas posibilidades que para aquel entonces ofrecía la red en cuestiones como el teletrabajo o la formación online. En ese momento se inició una frenética carrera tecnológica para poder satisfacer unas necesidades que hasta el momento no se habían dado.
La burbuja del metaverso
Pronto, aprovechando la ola, comenzaron a surgir compañías con la promesa de crear y ofertar mundos virtuales como la solución a los problemas del distanciamiento social, mezclado con una serie de nuevas corrientes de marketing que no hacía sino presagiar el inflado de una nueva burbuja en Internet del tamaño de las “punto com”. Uno de los ámbitos donde más se ha manifestado la burbuja del metaverso es el inmobiliario virtual y su vinculación con otra burbuja: la de las criptomonedas.
Si no era suficiente, para echar más gasolina al fuego, la situación aún se agravó más cuando la empresa conocida hasta ese momento como Facebook cambió su nombre a META, haciendo un claro guiño al concepto con el que hemos comenzado nuestro artículo. Su proyecto de crear un metaverso que mezclaba realidad virtual y ocio no terminó de asentarse en el gran público, por lo que viró su enfoque 180 grados al asociarse con Microsoft y trasladó tecnologías desarrolladas hasta el momento al mundo empresarial junto con la compañía de Bill Gates.
Uno de los ámbitos donde más se ha manifestado la burbuja del metaverso es el inmobiliario virtual. Se trata de la compra y venta de parcelas digitales en plataformas como Decentraland o The Sandbox, que funcionan con criptomonedas y tecnología blockchain. Tras el boom inicial, la popularidad de este tipo de plataforma cayó en picado sin dejar en muy buen lugar a los creadores frente a la multitud de inversores. Pero quizá la guinda para terminar el año fue aquella fiesta en un entorno virtual organizada por la Unión Europea donde solo hubo la presencia de 44 usuarios! Pero si, mucho dinero fulminado.
Según nos adentrábamos en la crisis se podía observar el fin de un camino que se sustentaba en algo tan frágil y dependiente para la economía como es la confianza de que todo sería maravilloso por arte de magia, y como se suele decir, el resto es historia. Los nuevos entornos a diferencia que en el ocio, han sido acogidos para quedarse en sectores como la medicina o la industria como algo indispensable.
Sin embargo y por suerte, fuera de promesas y de los fenómenos especulativos de metaversos inmobiliarios y de ocio, existe una nueva generación tecnológica consolidada que busca crear entornos virtuales que faciliten la innovación, la formación y la productividad a nivel profesional.
Gracias a la tecnología de realidad virtual y aumentada o toda la tecnología que se desarrolló a marchas forzadas en los últimos años ahora se pueden crear entornos virtuales que simulan escenarios reales o imaginarios, donde se pueden realizar actividades de formación, diseño, producción, mantenimiento, diagnóstico o tratamiento antes impensables. Los nuevos entornos ofrecen ventajas como la reducción de costes o la mejora de la eficiencia y han sido acogidos para quedarse en sectores como la medicina o la industria como algo indispensable. Además, es una forma de democratizar el conocimiento y el bienestar, al permitir que cualquier persona pueda acceder a experiencias formativas o terapéuticas desde cualquier lugar del mundo.
Prueba de ello es la importante presencia que tuvo en el Foro Económico Mundial de Davos hace poco más de un mes, donde se hizo hincapié en las oportunidades que el metaverso puede ofrecer desde un punto de vista industrial, así como los desafíos que plantea para la economía, la sociedad y la gobernabilidad.
Y es que las posibilidades en sectores como la sanidad, el diseño, el industrial o la construcción son innumerables, facilitando la innovación, la creatividad y la productividad, al ofrecer herramientas y recursos digitales que amplían las capacidades humanas como son la realidad extendida o la inteligencia artificial.
Deténganse un momento e imaginen a un profesional del ámbito de la medicina practicando desde el primer día con un paciente en un entorno inmersivo seguro, piensen en las horas de entrenamiento y formación que podrá recibir, algo imposible de realizar en el mundo físico. Piensen también en un ingeniero o diseñador de interiores presentando una propuesta arquitectónica en tiempo real donde los usuarios puedan navegar por el modelo 3D, modificarlo según sus preferencias y obtener un feedback instantáneo.
Mediten sobre las posibilidades a nivel industrial de contar una plataforma que permita realizar operaciones remotas de instalaciones o equipos industriales, aprovechando los datos en tiempo real que proporcionan los sensores y las cámaras para supervisar, diagnosticar y resolver problemas a distancia. Pues esto queridos lectores son solo algunos ejemplos de lo que se conoce como “Metaverso Industrial”.
Este tipo de metaversos han llegado para quedarse como una forma de trabajar y colaborar en los sectores profesionales. Se trata de un entorno virtual inmersivo y multidimensional, que permite crear y compartir experiencias interactivas que superan las limitaciones del espacio físico. También plantea desafíos que deberán abordarse con responsabilidad y transparencia como son la ética, la protección de datos, la seguridad cibernética o la regulación legal y que se cruzan con los retos de un nuevo aliado: la Inteligencia Artificial ¿Les suena?.
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