El método Montessori se implanta en un aula experimental en La Noria
En este espacio de difusión e innovación pedagógica harán prácticas alumnos de la UMA
Un espacio ordenado en el que un maestro es realmente un guía, alguien que favorece la autonomía del niño y fomenta que alumnos de diferentes edades se muevan libremente para desarrollar sus propias inquietudes a través de la experimentación propia, del ensayo y el error. Las escuelas activas sobre la metodología de María Montessori se están implantando, tímidamente aún, en España. La asociación Montessori Málaga está poniendo en marcha en el antiguo Centro Básico de Acogida, actualmente La Noria, un aula experimental, un espacio de difusión e innovación pedagógica en el que, además de dar a conocer este tipo de enseñanza a las familias, podrán hacer prácticas alumnos de Ciencias de la Educación gracias a un proyecto impulsado con la Universidad de Málaga.
A mediados de marzo abrirá las puertas este espacio que contará con una guía para un grupo de entre 9 y 12 niños de 3 a 6 años. Los niños de 2 a 3 años también participarán de dicho ambiente y trabajarán bajo la dirección de la guía con materiales Montessori pero con la participación de los propios padres. Por la tarde, se realizarán actividades abiertas, "enfocadas a seguir la línea de la pedagogía respetuosa, unas solamente para conocer la pedagogía, otras enfocadas a padres y docentes para seguir esta línea de crianza, otras con música o con arte", explica Ángeles Pedrero, presidenta de la fundación Montessori Málaga.
Para Pedrero el propósito principal que la pedagoga italiana intentó trasladar ya a principios del siglo XX es "el desarrollo pleno de las capacidades de los niños, de lo que el pequeño puede llegar a ser, tratándolo como un ser completo e integral, no sólo cognitivo sino también emocional y físico". Se parte de que el niño tiene la capacidad y la necesidad de experimentar, de aprender y el adulto tiene que conocer sus necesidades para darles respuesta, pero no desde una postura invasiva, sino desde el respeto a su dignidad y autonomía, dando normas pero dejando libertad.
En La Noria, el espacio que la Diputación ha abierto una incubadora de proyectos sociales para la infancia y la juventud, ya están pintando y adecuando lo que va a ser este aula experimental en la que ahondarán en actividades de la vida práctica, desde atarse los zapatos a lavar sus platos del desayuno o cuidar plantas, pero también en la preescritura, los conocimientos sociales, científicos y matemáticos. Los niños jugarán y experimentarán con el agua, con la cocina, trabajarán en un huerto y tendrán diversas actividades al aire libre.
Una guía será la responsable de "dar seguridad al niño y proveerle de un ambiente rico para cubrir sus necesidades", según comenta la presidenta de la asociación. Dentro del aula, todo está dispuesto según un orden y un sentido. Se establecen rutinas y límites, pero una vez que la guía presenta el espacio, los materiales y cómo se usan, son los niños los que trabajan libremente con ellos. Los alumnos de 3 a 6 años trabajarán juntos en este aula experimental. Esta mezcla de edades hace que "desaparezca la exigencia personal de hasta dónde se tiene que saber, se favorece la colaboración en lugar de la competitividad, algo que ya se ha demostrado en las escuelas rurales", dice Pedrero.
María Montessori concebía que el aprendizaje de los pequeños se hace con el movimiento, "así queda grabado, porque es una experiencia", considera Ángeles Pedrero. Por eso, en esas aulas no hay sillas y mesas al uso en las que se obligue a los alumnos a estar sentados toda una mañana. Se trabaja sobre el pupitre, pero también en el suelo, en el centro de la clase o en un rincón del aula, donde el niño desee. Hay tiempo para encontrar un espacio individual pero también para desarrollar actividades grupales, como momentos de charla, de canciones o cuentacuentos.
Los materiales, dicen desde la asociación Montessori Málaga son autocorrectivos, es decir, que no necesitan de la aprobación o desaprobación del adulto. Ellos mimos rectifican, "por lo que no hay una visión negativa del fracaso", sino que se les hace conscientes desde Infantil a que el aprendizaje requiere ensayar y equivocarse para poder avanzar.
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