135 metros de dudas

Biólogos, ecologistas, hosteleros y expertos turísticos critican el impacto visual y medioambiental del hotel, además de ser un icono poco acertado

Redacción Málaga

22 de septiembre 2016 - 01:00

Un impacto visual y medioambiental demasiado grande, un icono poco identificado con una ciudad mediterránea como Málaga, abrir la veda a construir en el mar y situar en primera línea de costa un diseño impersonal que no aporta nada nuevo. Catedráticos de la Universidad de Málaga, ecologistas y miembros del sector hostelero y turístico manifiestan sus dudas ante el proyecto de la construcción del hotel de 135 metros en el dique de Levante.

"El principal problema ambiental que veo es el impacto paisajístico que supondrá con respecto al actual horizonte marino, además de la contaminación lumínica", considera Baltasar Cabezudo, catedrático de Biología Vegetal de la Universidad de Málaga. "Pero también el impacto ambiental asociado que conllevará la generación de más residuos orgánicos, vertidos y más trasiego de tráfico en una zona de esparcimiento de la ciudad ahora muy tranquila", agrega. Para Cabezudo "todas las ciudades buscan un emblema, pero a mi me gusta más La Farola que un hotel como ese".

Rafael Yus, coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción) opina que "no es el mejor sitio para ubicar un edificio así por el impacto visual que supondrá y porque no se ha previsto una cuestión fundamental que es el impacto que va a tener el cambio climático en la primera línea de costa en un escenario de unos 50 años". Yus critica que "en una época en la que parecía que el sentido político apostaba por no saturar el litoral y optar por su esponjamiento, este proyecto no tiene sentido". Y va más allá. "Es un problema de megalomanía del alcalde de Málaga que, como los faraones de Egipto, quiere dejar su propia obra faraónica y que el hotel sea su pirámide", añade.

También el claro impacto visual es el argumento contrario de Enrique García, catedrático de Biología Animal de la UMA. "Un edificio como ese no se cómo quedará, pero a priori lo veo un parche. A mi personalmente no me gustan los grandes edificios". Por su parte, el delegado territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Adolfo Moreno, asegura no tener aún "información suficiente para valorarlo y no se cómo va a influir medioambientalmente por el impacto visual".

Dentro del sector turístico, el vicedecano de Investigación y Posgrado en la Facultad de Turismo, Enrique Navarro estima que un edificio de esas características "va a ser una referencia brutal, en el sentido de bruto" y duda de si esa nueva identidad de la ciudad es compartida por los malagueños. Aún así considera que "el tema del impacto paisajístico no es tan problemático como lo que puede venir detrás" y señala que supone "abrir la veda a construir en el mar y quién dice que en lugar de uno sean siete en unos años y de ahí a crear una isla artificial enfrente como en Dubai".

La profesora de Análisis Geográfico Regional de la Facultad de Turismo, Ana Luque, añade que "el desarrollo turístico lo que busca es personalidad, experiencia, identidad propia y no una copia de otros destinos, deberíamos de hacer una reflexión sobre el desarrollo que queremos y obras de esta envergaduras necesitan de dicha reflexión". Para Luque "las consecuencias van a ser grandes" y "no sabemos hasta qué punto ha sido consensuado".

A Antonio Pedraza, vicedecano de los economistas y presidente de la Fundación Manuel Alcántara, le parece "una barbaridad y una agresión a la ciudad", pero apunta que si es necesario por temas económicos "se tendría que haber planeado un edificio que llame la atención e identifique a la ciudad, una especie de mástil con velas". Jesús Sánchez, presidente de la patronal hostelera Mahos, hubiera preferido un concurso de ideas y opta por "obligar" a los inversores a que el edificio respete el entorno.

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