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Miles de malagueños vuelven a salir a la calle por la vivienda: "Tengo 27 años, una carrera y vivo con mis padres, como la mayoría de jóvenes"

La manifestación organizada por Málaga para Vivir, que se ha desarrollado sin incidencias, concentra a 10.000 personas, según fuentes policiales, 30.000 para los organizadores

Las fotos de la multitudinaria manifestación por la vivienda en Málaga este 9N

Vista de parte de la manifestación por la vivienda en Málaga entrando a la plaza de la Marina. / Carlos Guerrero

Málaga se volvió a echar a la calle por la falta de vivienda asequible cuatro meses después. La manifestación fomentada por la plataforma Málaga para Vivir movilizó a unas 10.000 personas, según indicaba la Subdelegación del Gobierno de Málaga, aunque las cifras de las organización triplican a las oficiales. En ese manido juego de los números, una marcha que fue incluyendo adeptos según se desarrollaba la mañana. A las 11:30 horas, en la Plaza de Merced como punto de partida, desde bien temprano multitudinaria y con una tensión controlada. "Nos está robando la ciudad", aireaban centenares de malagueños, ante un "abuso" de la vivienda cada vez más descontrolado. Precios del alquiler, el papel del turista y el futuro oscuro de los jóvenes, algunas aristas de una manifestación desarrollada sin incidencias, con algún conato de tensión. Pero todo quedó en las calles, apenas fue necesaria la intervención policial. Con Francisco de la Torre en el centro de la diana, protagonista de la mayoría de cánticos, como ya ocurriera en la manifestación de junio. "De esta nuesta Málaga no nos echarán", o "todo esto, era barrio", dos de las frases más escuchadas de una jornada calurosa en Málaga, amenazada por un terral soportable.

"El derecho constitucional a acceder a una vivienda está en manos de un mercado especulativo que no viene a apoyar los derechos sociales de los malagueños, es imprescindible que se pongan límite a las viviendas turísticas y se reduzca la tensión en los barrios del Centro", indicaban desde CCOO, prólogo a la manifestación. En Málaga hay unos 12.000 pisos turísticos, que salpican a una mayoría de barrios. El Ayuntamiento está tramitando una modificación cerrar el grifo en 43 puntos de la ciudad, que ya están saturados y donde sobran 3.500, según un estudio municipal. Mientras que el rédito son unos 44.000 euros anuales de media, cuando un alquiler residencial alcanza los 10.000 euros al año. Se mezclaron durante la mañana manifestantes y turistas, muchos observando atónitos a la escena. Grigor, un búlgaro con segunda residencia en Málaga, aseguraba "apoyar la manifestación pese a que soy un turista, tengo amigos de mi país que viven en Málaga y me dicen que vivir aquí es muy caro". Cómo él, muchos ciudadanos coincidían en La Merced sin saber qué se cocinaba.

Con unos quince minutos de retraso, la manifestación tomó calle Granada con precisión, para ser un acto que aglutina a tantos ciudadanos. "Con este alquiler, no tenemos para comer", lideraba Málaga para Vivir, junto a decenas de colectivos. Con infinidad de jóvenes, es el caso de Guillermo, de 27 años, y con residencia en Los Prados. "Mi situación, como la de muchos jóvenes, toca a lo personal y privado. Es un problema colectivo. Málaga está inahabilitable, es inasumible la vivienda. Tengo 27 años, con una carrera, un máster, estoy en paro pero doctorándome. Que los títulos no tienen nada que ver con la justificación, pero ni para quién se supone que el relato ofrece, somos los más privilegiados en esta situación, la vivienda está completamente mercadeada, cuando debería ser un derecho blindado. Y es brutal cómo las administaciones no hacen nada. No me puedo costear una vivienda ahora mismo, evidentemente. Vivo con mis padres. Es el proyecto de vida de la mayoría de jóvenes malagueños. Esto es insostenible. Y tengo amigos que están obligados a irse, como el alcalde dijo. Hasta de Andalucía", lamentaba.

En calle Granada, un pequeño grupo ultra fue reducido por la policía al instante. Mientras, los malagueños cruzaban hacia Molina Larios, aproximándose a la Plaza del Obispo. "Dónde está Paquito, Paquito donde está. Paquito está vendiendo lo que queda de ciudad", repetido hasta llegar a la Plaza de la Marina, donde hubo una ligera pausa. Centenares de manifestantes aguardaban en La Merced. "Todavía hay gente allí", gritaba alguna voz cantante. Descanso de unos minutos que se prolongó en La Alameda para comprimir el grupo. "Paco, te aviso, te voy a quitar el piso". Y cánticos con un toque ingenioso. "Cuidado con la Manquita, que vienen y te la quitan", o "Si no sabes qué es el gazpachuelo, que háces con mi techo". Y la variedad de las pancartas, el alcalde o Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, y hasta un disfraz de cerradura de piso turístico.

Aplausos, gritos, un ruido ensordecedor gracias a un buen equipo de altavoces, la manifestación continuó con su paso en La Alameda. Curva hacia Atarazanas, momento que salió el sol, coincidiendo con una subida de intensidad. La aparición de nuevos actores como una cazerolada desde los balcones, que se prolongó durante el trasiego en Carretería. "Menos brunch y más pitufos", en alusión a varios establecimientos. "Dónde está Paquito, Paquito dónde está, Paquito está vendiendo lo que queda de ciudad", se extendía en los rincones de la calle, mientras se aproximaba Cárcer y de nuevo Granada. Saltó alguna chispa entre varios manifestantes por la distancia mínima con las terrazas. Se complicó la fluidez en la Plaza del Carbón, ante una masificación por la hora de comer. Y La Constitución, y el manifiesto de Málaga para Vivir como colofón.

"Volvemos a las calles de Málaga porque es una ciudad donde no se puede habitar. Las condiciones actuales nos cuestan la vida. Se ha construido una ciudad en contra de la equidad. En junio, en esta misma plaza, la ciudad dijo 'basta'. Hoy, 9 de noviembre, no nos basta con esto. Esta ciudad se ha empezado a organizar en los barrios para frenar este modelo de ciudad. Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad. Nos están empujando a los márgenes, nos resistimos a que nos expulsen y nos vayamos sin rechistar. Se está construyendo una ciudad que va hacia otra cosa, en contra del cuidado de su vecindad. Los abusos en este modelo de ciudad no dejan de crecer. Cada vez hay más alquileres impagables, más precariedad, una situación límite y de emergencia. Solo se sale con organización vecinal. Solo nosotros salvamos la ciudad, vamos hacia un rumbo en Málaga, esto no queda", un fragmento de ese manifiesto, en una Plaza de la Constitución que quedó pequeña. La plataforma emplazó a los presentes a más actos, una segunda manifestación con más rugidos que la primera. Pero de momento con pocos efectos.

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