Una mujer de Marbella a la que también incineraron por error a sus abuelos: "Otro Día de los Difuntos sin saber dónde están"
María José, una de las nietas, asegura que todavía no ha recuperado la urna con las supuestas cenizas de los ancianos, cuyos restos reposaban en un nicho
Desde la funeraria se limitan a afirmar que "legalmente estamos haciendo lo que debemos"
Incineran por error los restos de dos ancianos al confundirse un operario con otro nicho en Marbella
La confusión de dos cadáveres que estos días ha acabado con la incineración por error de un hombre que iba a ser enterrado en Málaga lleva dos días removiéndola emocionalmente. Porque el caso, reconoce, guarda semejanzas con el de su familia, que hace un año denunció la cremación de los restos de sus abuelos al equivocarse un operario con otro nicho en Marbella. "Sigo la noticia desde hace dos días porque nos toca la fibra y, en estas fechas, todavía más. Solo pienso en que mi abuela no quería ser incinerada; lo tenía muy claro", apostilla en declaraciones a este periódico María José J. Arenas, una de las nietas.
También ella lamenta no haber podido cumplir la voluntad de sus familiares, que ya reposaban en un nicho desde hacía 33 años (17 en el caso de la anciana). Fue a comienzos de marzo de 2023 cuando se destapó el desaguisado. Una de las hijas de José y Ascensión, el matrimonio difunto, acudió al tanatorio San Pedro Alcántara para limpiar su nicho. Con estupor descubrió que allí no estaban sus padres. Habían exhumado los cuerpos sin notificárselo, pese a estar en vigor un contrato de alquiler de lápida hasta el año 2030 que habían ido pagando anualmente. El cementerio de Marbella, supuestamente, había incinerado por error sus cuerpos al bailar el número de la unidad de enterramiento con la de otros finados. "Los pobres estaban juntos y ahora no sabemos dónde...Ya no podremos visitarlos ni llevarles flores", denunciaba entonces María José.
Los familiares recurrieron a un abogado, que se comprometió a estudiar las acciones legales a emprender en el asunto, pero la investigación, denuncia, no ha aportado desde entonces ningún avance. Un año y siete meses después de lo sucedido, desde el cementerio marbellí, cuestionado por este periódico sobre las novedades del caso, se han limitado a afirmar que "legalmente" están "haciendo lo que debemos", y que se ha prestado "apoyo" a la familia afectada, que sin embargo asegura no haber recibido más información al respecto. Tampoco se han pronunciado sobre las "medidas oportunas" que el tanatorio aseguró que se adoptarían contra la persona que erró.
Hasta tres versiones contradictorias
Pero entonces no hubo, según el testimonio de María José, transparencia. La empresa de servicios funerarios les aportó "hasta tres versiones distintas", de las que recelaban. En un primer momento les argumentaron que los restos de sus abuelos (él enterrado en 1989 y, ella, en 2006) habían sido depositados, por error, en una fosa común después de que los operarios "pasaran recogiendo restos de nichos abandonados por sus familiares".
Al día siguiente, recalcaba la afectada, los familiares fueron informados de que, en realidad, los fallecidos se encontraban en el cementerio de Marbella, y llegaron a advertirles de que "en tres días, si no los recogían, los tirarían". Tras conocer esta nueva versión, pidieron una cita con un responsable del tanatorio, que al día siguiente les facilitó una explicación distinta de lo ocurrido. "Una señora pidió la exhumación de tres nichos. El operario se equivocó de lápida y, en lugar de sacar la 1437 sacó la 1337", les indicaron. Ningún familiar de esa mujer había estado presente, supuestamente por decisión propia, en la exhumación de sus allegados.
Fuentes del tanatorio confirmaron entonces a Málaga Hoy esta última versión. Argumentaron que el matrimonio había sido cremado, y resaltaron que se había producido "un error numérico del último eslabón, un operario". Al tiempo, justificaron que se trataba ya "de restos cadavéricos y no de fallecidos". Según su testimonio, a los allegados de los difuntos se les puso en contacto con los dueños de la otra lápida para que les indicaran dónde esparcieron las cenizas. Pero la nieta duda que "le dieran las cenizas a otra persona".
Todavía no han podido recuperar la urna con los restos de sus abuelos. Asegura que "el nicho sigue vacío" y que la otra familia le relató "que cogió las cenizas y lo enterró todo debajo de un árbol en Benalmádena en un jardín público". María José lamenta que, de nuevo, llegue el Día de los Fieles Difuntos, que se conmemora el 2 de noviembre, "sin saber dónde están" los ancianos.
Vive, además, con la incertidumbre de pensar que puede ocurrir algo similar con su madre, que también está enterrada. "He pagado 50 años para que no la muevan de ahí porque ella no quería ser incinerada. Si de golpe y porrazo la sacaran... ¿qué tranquilidad tengo de que esté descansando en paz?", afirma. Para este año, ya ha encargado un centro de flores para ella -como era su deseo- y lamenta que con sus abuelos, sin embargo, no pueda hacerlo.
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