Incremento de las multas a los padres por el uso indebido del móvil por los alumnos en institutos de Málaga

La Agencia Española de Protección de Datos recuerda que ya se han impuesto multas por "tratamientos ilícitos de datos" de entre 5.000 y 10.000 euros

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Tres jóvenes usando el móvil. / M. H.

Grabar una pelea entre compañeros y subirla a redes sociales o petar el grupo de WhatsApp con fotos de amigos sin consentimiento son acciones que pueden salir muy caras a los alumnos de Secundaria, acarreando multas a los padres y hasta al propio centro en el caso de que cursen sus estudios en un instituto privado. También, como le ocurrió a un menor de la provincia, subir contenido pornográfico a un perfil de Instagram falso a nombre de un compañero de clase, una maldad por la que sus progenitores pagaron 6.000 euros de multa, y que no es más que una de tantas que se vienen dando en Málaga desde 2020, según ha podido saber este periódico a través de expertos.

Este tipo de sanción, de carácter administrativo, sale de nuevo a la palestra en un decálogo publicado por la Agencia Española de Protección de Datos (Aepd), organismo que ha llegado a imponer ya multas "por tratamientos ilícitos de datos realizados por menores de edad mayores de 14 años" que han oscilado entre los 5.000 y los 10.000 euros en toda España. En los centros educativos de Málaga dependientes de la Consejería de Educación, o sea, públicos, el uso del móvil está expresamente prohibido desde el pasado marzo hasta segundo de la ESO y solo se puede utilizar de forma excepcional a partir de tercero y siempre que su utilización conste en el proyecto educativo. No obstante, lo que el documento de la Aepd explicita que se sanciona es cuando el alumno hace un uso indebido de los datos, es decir, difundiendo vídeos, fotografías o documentos privados ilegalmente, por ejemplo.

Al respecto, Iván González, experto en protección de datos y CEO de la empresa malagueña Privacidad Global, explica que los centros públicos no pueden ser sancionados por este motivo, pero sí los privados, y recuerda que, además de poderse realizar una denuncia a través de un formulario ante la Agencia del ramo, existen vías alternativas como el canal prioritario de retirada de contenidos en redes, en el que se pueden notificar aquellos que violen la privacidad de las personas para que desaparezcan de internet lo antes posible.

Sea como sea, desde que se diera luz verde a la prohibición de los móviles en las aulas en Andalucía para uso lúdico, sí que se ha producido un descenso de su uso y, por ende, de los conflictos en los centros de Málaga, según apunta la coordinadora de la Asociación de Directores de Málaga (Adian), Esther Luque, quien también está al frente de la dirección del IES Litoral de Carretera de Cádiz. Aunque algunos institutos, como es el caso de este, aplicaban ya restricciones en el plan del centro.

"Algo ha mejorado, lo valoramos muy positivamente", explica. Sobre todo, porque la norma ha ayudado a respaldar la acción. "Antes muchos padres eran reacios a que sus hijos no llevasen el móvil, pero ahora ya no ocurre", agrega. "Es cierto que sigue habiendo quien lo usa, pero de manera muy limitada. Ningún alumno quiere que se le confisque y que tenga que venir su familia a recogerlo".

Por su parte, el director del IES Pintor José Hernández de Villanueva del Rosario, Rafael Porras, asegura que en su centro también ha disminuido el uso recreativo, lo que no quita que "se sigan produciendo problemas con frecuencia". En su caso, explica, el centro cuenta con cajoneras bajo llave en las que se puede dejar el dispositivo y ser recuperado bajo supervisión docente cuando sea necesario. "El camino es educar en el buen uso del móvil", afirma.

"Nosotros trabajamos con ese objetivo en mente: la educación debe continuarse en casa. Hace poco organizamos una charla para familias en la que vino un experto en protección de datos, dimos una guía del buen uso del móvil realizada por pediatras y psicólogos, tratamos de suministrarles toda la información y conocimientos posibles. Si el tema solo se aborda en horas lectivas es un parche", añade.

En esta misma línea se expresa la portavoz de Educación Digital Responsable en Málaga, María Vidal, una iniciativa que se marca como objetivo reflexionar sobre el empleo de la tecnología en adolescentes y a través de la que siguen recibiendo comunicaciones de padres y madres. "Muchos nos escriben al correo, al final, parece que todo es más laxo de lo que debería: sí que se usan mucho en el recreo, que es donde lo tienen más fácil para no ser detectados".

Aunque donde su empleo resulta más preocupante, incide, es en las aulas. "Los últimos datos de Unicef, de 2022, indican que los niños tienen de media su primer smartphone a los 11 años, lo que conlleva estar sujeto a notificaciones constantes fragmentando la atención. Esto en un adulto no es bueno, pero en una persona con el cerebro en formación, que acaba a los 24 o 25 años, es mucho peor", asegura. Ante esto, propone, por un lado, que la normativa se aplique de manera "más fehaciente" y, por otro, que sean los padres quienes "tomen conciencia" de que los menores no pueden realizar un uso abusivo de los terminales.

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