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Un hombre de 35 años ha sido detenido por la Policía Local de Marbella acusado de un presunto delito de falsedad documental. Entregó una carta de identidad belga falsa a los agentes, quienes además descubrieron que tenía en vigor una orden de búsqueda y detención para extradición en Francia. Estaba siendo reclamado por delitos contra la propiedad, orden público y seguridad del Estado, tráfico ilícito y delito de drogas.
La actuación policial se produjo a finales del pasado mes de marzo, cuando una patrulla de la Policía Local que vigilaba el tráfico y prestaba labores de seguridad en calle Ramón Gómez de la Serna identificó a un individuo que mostraba una actitud sospechosa, según indicaron a este periódico fuentes próximas.
El mes pasado también fue arrestado en Marbella un fugitivo buscado por las autoridades de Polonia. Estaba acusado de organizar y dirigir un grupo delictivo en Polonia que, presuntamente, se dedicaba a cometer delitos fiscales y penales y se consideraba uno de los delincuentes de cuello blanco más importantes de este país.
Al detenido, con una actitud de vigilancia extrema para observar todo su entorno como medida de seguridad, se le imputaron delitos contra el orden público, falsedad documental, blanqueo de capitales, delito fiscal y pertenencia a organización criminal.
La mañana de su detención no pudo apurar el desayuno que solía tomar en una cafetería a escasos metros del lujoso Puerto Banús. Ni la gorra, la barba crecida ni las gafas oscuras en las que escondía su mirada impidieron a los investigadores descubrirle. “Sabíamos que era él”, apostilló entonces el jefe de la sección de Fugitivos de la Policía Nacional de Madrid. Habían capturado, con el apoyo del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) Costa del Sol, a Robert Czik –uno de los tres prófugos más buscados en Polonia por cometer delitos fiscales y penales–.Lo consiguieron tras un año de sinsabores siguiendo cada uno de sus pasos a través de “gestiones del patrimonio”. “Siempre íbamos por detrás porque cambiaba de ubicación cada pocos días”, reconoce el responsable de la unidad en declaraciones a este periódico. Su rápida movilidad por la Unión Europea dificultaba su detención. “Hay espacios de tiempo en blanco que ni siquiera detectamos”, señaló el investigador. Y para garantizarse aún más el éxito de la huida, el polaco se hacía pasar por un compatriota suyo con una identidad falsa. “Llevaba un documento que manipuló insertando su foto”, reveló el policía.
Sin propiedades a su nombre, moviéndose en vehículos de alquiler. Sin dejar pistas. El fugitivo mantenía una actitud de vigilancia extrema con la que observaba todo su entorno como medida principal de seguridad. “Siempre miraba a todas partes; estaba muy pendiente. Era muy fino”, subraya el mando policial. Durante el tiempo que estuvo prófugo de la justicia, no se le conoció pareja ni amante. Viajaba solo y convivía con una hija de unos 10 ó 12 años que recibía formación online. “No iba al colegio. Atendía online las clases”, explicó el agente.
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