"Todas las bandas que podemos imaginar tienen presencia en la Costa del Sol"
Narcotráfico el sur de Europa
El llamado estado del narcobienestar se refugia en Málaga con epicentro en Marbella
Las organizaciones criminales profesionalizan su estructura e industrializan la logística
El narco se recrudece en el sur de España: "Tenemos que aprender a convivir con ello"
El narcotráfico en el sur de España está en sus cotas máximas de actividad. "En la última década, las dos grandes zonas de producción de hachís y cocaína han multiplicado su capacidad de producción", afirma Manuel Llamas, teniente general de la Guardia Civil. Habla, respectivamente, de Marruecos y Colombia, donde los catalejos del narcotráfico apuntan al mismo destino: el campo de Gibraltar y la Costa del Sol.
"Para entender el problema del narcotráfico en el sur solo hay que mirar el mapa desde arriba", refleja Andros Lozano, periodista especializado en narcotráfico. Una zona fronteriza con tres continentes y culturas–"hispana, europea y africana", cita Llamas– con un condicionante diferenciador: el estado del narcobienestar que ofrece la Costa del Sol.
El río Guadalquivir sigue siendo el canal estrella para el contrabando –solo en abril se han incautado 13.246 kilos de cocaína en operaciones sobre su caudal–, pero Málaga es un refugio para los altos mandos e intermedios. "Todas las bandas que podemos imaginar del planeta tienen algún tipo de presencia en la Costa del Sol con Marbella como epicentro", dice Lozano.
De mandatarios o de cualquier otro perfil auxiliar del narco: sicarios, personas encargadas de blanquear dinero o bandas que se dedican al robo de vehículos. La agilidad para moverse, la sociedad internacional y la proximidad con el campo de Gibraltar, Marruecos o el Puerto de Algeciras facilitan el control de sus negocios.
Una actividad que ha diversificado sus métodos y procedimientos. "Se están articulando auténticas estructuras que sirven a otras organizaciones para facilitar la logística de la operación de contrabando", recuerda Alfredo Blanes. Los tres analizan el auge del narcotráfico en una ponencia en la Universidad de Málaga.
Una nave en la Axarquía daba apoyo logístico
Precisamente, la Guardia Civil desarticuló en Málaga uno de los engranajes de esa diversificación. Se trataba de una nave industrial en la Axarquía que servía de apoyo logístico para el narcotráfico del campo de Gibraltar. "La presión policial hace que las bandas puedan operar en su zona de confort tradicional y se produce esta dispersión geográfica", explica Blanes.
Algunas de estas naves, según las mismas fuentes, sirven de almacenamiento para dos de los bienes más preciados de los traficantes: las narcolanchas y el combustible. Las primeras ya son un género prohibido –"es ilegal tenerlas"–, por lo que se han convertido en un instrumento "muy preciado y solo están en el mar lo justo y necesario para dar el golpe".
Estaciones de gasolina flotantes
Lo que también exige nuevas formas delictivas como es el caso del petaqueo: las narcholancas esperan a alta mar y pequeñas embarcaciones, sí permitidas, hacen relevos para suministrarlas de alimento y combustible. Una táctica muy practicada en la marisma del Guadalquivir, donde solo en abril (últimos datos disponibles) la Guardia Civil incautó 17.134 litros de gasolina.
"Son auténticas estructuras", alerta Blanes. Organizaciones que están cambiando hasta su modelo de negocio: ya permiten la externacionalización de sus servicios. "Una organización pone las lanchas, otra el almacenamiento, otra los tripulantes y otra roba los coches", cita Lozano como ejemplo de esta logística que a pesar de su estructura suma 17.036 detenciones desde 2018.
Es la fecha en la que inició el Plan Carteia en 2018, una operación coordinada con varios cuerpos policiales que hasta la fecha se ha saldado con, además de las citadas detenciones, la incautación 63.339 kilos de cocaína, 1.392.815 kilos de hachís y hasta 1.144.349 litros de gasolina. "Hemos identificado auténticas estaciones [de suministro de gasolina] flotantes en el mediterráneo en torno a Adra y Huelva", señala Llamas.
"Tenemos que aprender a convivir con ello"
La misma fuente se muestra escéptica sobre la erradicación del narcotráfico en el sur de España –"tenemos que aprender a convivir con ello", repite–. "Es una realidad, las dos grandes zonas de producción han multiplicado su capacidad de cosecha y las organizaciones tienen mucho más presupuesto que cualquier ministerio del interior de toda Europa", argumenta.
Aunque la sociedad también tiene mucho que decir. "El negocio transfronterizo forma parte del entorno sociocultural [de este enclave en el sur de España] y el rechazo social no es todo lo fuerte que debería ser y eso es un caldo de cultivo de las operaciones", concluye Blanes a lo que Lozano añade: "¿La sociedad no sabe que los que muchos de los que compran en Puerto Banús son narcotraficantes?". Echar la vista a un lado no es la solución.
Complejidad judicial
La dispersión de la presencia de narcotraficantes desde la zona del Estrecho de Gibraltar al resto de Andalucía ya general problemas en los juzgados andaluces. Las operaciones salpican a más de una provincia de la región con la dificultad de coordinación que ello conlleva con la norma vigente "Solo en Andalucía tenemos 85 partidas judiciales, ¿a quién le corresponde la investigación?", reflexiona el fiscal antidroga de Málaga, Alfredo Blanes, en relación a un arreglo legislativo que llevan reclamando años. La complejidad de las macrocausas encuentra otro obstáculo en la Ley de Enjuiciamiento Criminal. La vigente en España es de 1882. "Es otra demanda que tenemos, los criminales de ahora no tienen nada que ver con la especialización a la que nos enfrentamos ahora", evidencia Blanes.
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