El negocio redondo del farmacéutico de Torremolinos que traficaba con Tramadol: ingresaba 30.000 euros al mes

Sólo con la supuesta venta ilegal, incluso en El Líbano, del potente analgésico facturaba 240.000 euros anuales

El Tramadol, un potente opiáceo, es uno de los medicamentos que se investigan en la operación contra una farmacia de Torremolinos

Cajas de medicamentos intervenidas por la Policía de Torremolinos
Cajas de medicamentos intervenidas por la Policía de Torremolinos / Policía Nacional de Málaga

El farmacéutico de Torremolinos detenido el pasado sábado en su casa por, presuntamente, liderar una trama que traficaba con opioides que llegaban a África, Oriente Medio y Asia se pudo embolsar más de 1 millón de euros. Sólo con la supuesta venta ilegal, a gran escala, de Tramadol, un analgésico que potencia los efectos de drogas como el hachís o la cocaína si se consume mezclado, facturaba en torno a 30.000 euros cada seis semanas, esto es, unos 240.000 anuales. La banda, con tres empleadas del boticario también implicadas, operaba desde hacía cinco años: el suyo era un negocio redondo que nunca entraría en crisis. Dos de las subordinadas, de su máxima confianza, trabajaban con él codo con codo desde hacía dos décadas. La operación, todavía abierta, ha llevado ya a decomisar más de 250.000 pastillas y unos 225.000 euros en metálico, ocultos principalmente en ositos de peluche. Pero los investigadores tratan, aún, de conocer si el boticario distribuía también ilegalmente otros fármacos como Espedifen, para tratar el dolor, y Omeoprazol, dirigido a controlar la acidez estomacal.

La Policía Nacional ha puesto al descubierto la banda después de que los inspectores de sanidad dieran la voz de alarma tras detectar, en una visita hace un año, columnas de cajas de fármacos que llegaban hasta el techo, la mayoría de Tramadol. Con un informe en mano de la Consejería de Salud que reflejaba la compra de unos 37.000 euros envases sin acreditar su distribución, la Fiscalía de Málaga abrió diligencias y entonces se activó la maquinaria judicial.

Los investigadores del Grupo II de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena, al frente del caso, creen que el dueño de la botica se aprovechaba supuestamente de su capacidad para acceder a estas sustancias en laboratorios y almacenes mayoristas. Después, enviaría los analgésicos al norte de África, Oriente Medio y el suroeste asiático, donde son considerados como una amenaza para la salud pública y un grave problema en cuanto a la expansión de la droga, similar a la del fentanilo en Estados Unidos.

Su precio se multiplica hasta por ocho en estos países: de los 6 euros que podía costarle una caja al farmáceutico allí superaba los 50. “Cualquier opio natural sacado de la planta, como es la heroína para nosotros, a ellos les cuesta caro. Pagar esas pastillas a 30 euros les resultaba muy barato”, afirma en una entrevista con este periódico uno de los responsables policiales que que ha desenmarañado la trama.

Una facturación de 5 millones de euros anuales

La farmacia investigada, un referente en Torremolinos, atiende al público desde hace más de 20 años junto al centro de salud de la localidad. Tras permanecer "un par de días cerrada", sigue abierta y factura, cada año, "más de 5 millones de euros", aunque comerciantes de la zona consultados por Málaga Hoy elevan estas cifras a los 10 millones. "Es una farmacia muy potente, una de las dos que más volumen de dinero mueve. Las más pequeñas facturan 1 millón de euros", apunta el subinspector. El dueño había diseñado, presuntamente, un operativo de venta del analgésico a gran escala y movía los hilos desde la Costa del Sol. “Aprovechando que es titular de una licencia de farmacia pedía grandes volúmenes de estos medicamentos en laboratorios y les daba una salida ilegal. Los distribuía incluso a El Líbano, donde son muy demandados. Llevaba una contabilidad paralela”, detalla.

Tras sacarlos de su embalaje original “para que no se rastree la medicación”, preparaba los pedidos y los disponía en cajas “que no tenían rotulación. “Hemos podido confirmar que los enviaba a Oriente Medio y África”, describe. También tenía vínculos con Marruecos, a donde hacía llegar, además, grandes cantidades de otros medicamentos como Clovate, una crema muy demandada por mujeres de ese país para casos de afecciones cutáneas y que, además, permite "aclarar la piel de zonas íntimas".

A mediados de este marzo, la investigación policial arrojaba una primera detención, la de un ciudadano libio -ahora en prisión- que hacía de intermediario. Sobre él pesaba una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) por Suecia, que le buscaba por tráfico de drogas. Era, en palabras del inspector, el "consorte' del farmacéutico. En su vivienda, la Policía intervino 104.000 dosis del opiáceo sintético y dinero en efectivo camuflado en muñecos de peluche.

El arresto del boticario, de 58 años y considerado el presunto líder de la red, llegaría el 26 de marzo. También fueron engrilletados tres empleados suyos. Todos ellos, en libertad, están siendo investigados por presuntos delitos contra la salud pública y blanqueo de capitales. Los registros en el inmueble del farmacéutico permitieron descubrir cerca de 180.000 euros, que estaban "escondidos" y cuyo origen no pudo justificar. Alegó “que no sabía que ese dinero estaba ahí”.

La trama ha impresionado incluso a los agentes. "No es un delito que solamos investigar y, de hecho, es la primera vez que investigamos a un farmacéutico por este tipo de hechos", conclue uno de los dirigentes policiales.

stats