Nicolás, el taxista coraje que lucha contra los piratas del aeropuerto de Málaga en sus días libres
“No soluciono el problema, pero por lo menos el sitio en el que esté lo despejo, porque los ilegales se van”, afirma
Taxistas piden más control de las VTC porque la situación es "insostenible" en Málaga
A pocos les gusta echar horas extras, en cambio, a Nicolás C. se le pasan volando. Y eso que no las cobra. Taxista coraje, en sus días de descanso acude hasta al aeropuerto de Málaga, donde eventualmente presta servicio como conductor, para explicar a los viajeros el riesgo que suponen los taxis piratas y cuáles son sus alternativas. "Me identifico con el permiso municipal. Entonces, hablan conmigo. Lo que hago es informar de que lo que hacen es ilegal, nada más”, afirma.
“Mucha gente llega perdida. No hay un punto de información en el exterior. Te preguntan de todo: desde donde se coge el autobús y el tren hasta cuánto se paga”. Y ahí que está él, con su chaleco amarillo, para indicárselo. “Ya no es por el dinero que deja de ganar el taxi. Es por la imagen. La gente viene a Málaga porque es un sitio increíble, con muchas posibilidades, y lo primero que se encuentran es un tipo que los estafa. ¿Qué sensación se llevan? Me da mucha rabia”. Ante ello, desliza, solo cabe echarle arrestos. “O tomamos el toro por los cuernos o nos comen”.
“No soluciono el problema, pero por lo menos el sitio en el que esté lo despejo, porque los ilegales se van”. Contribuye a ello que graba recurrentemente para tener pruebas de todo. También acostumbra a difundirlo en un grupo de Whatsapp que tiene con otros taxistas, para que el resto vaya sabiendo cómo va la cosa. Algo que, naturalmente, genera riesgos. “Bajo ningún concepto quieren que se les grabe”. “Claro que hay tensión, y me importa, pero no les tengo miedo”.
Desde que se lanzó al aeropuerto también como informador, Nicolás cuenta que ha vivido todas las prácticas mafiosas inimaginables por los piratas. Ninguna de ellas consumada, por fortuna. “Me han amenazado, me han dicho que cuando saliera de allí iban a ir buscarme…”. Incluso, siguiendo aquello de si no puedes con el enemigo, únete a él, han llegado a intentar sobornarlo para que se fuera y los dejase hacer negocio. Sin duda una gran tentación en la que, asegura, ha visto caer a algunos conductores VTC. “Los ilegales han alcanzado otro nivel. Son una mafia. Tienen enlaces en todo el aeropuerto”.
Infraestructura que someten a su antojo, no ya con las barreras en la terminal o los coches en los exteriores, sino dentro del propio aparcamiento. “Quizá no ha transcendido, pero me consta que tras algún calentón por habérseles pasado el tiempo del parking en el ticket se han llevado alguna valla por delante”. Una muestra más para Nicolás de falta de garantías, aparte de que no tienen “más papeles que el carnet”, es el trato al cliente, también más allá de las tarifas. “Si alguien se deja una mochila o la cartera en el coche, que se olvide”.
Muchas de las cosas, como es lógico, escapan a su alcance altruista; pero este taxista coraje que se pasa las noches de descanso atendiendo a los demás no está dispuesto a dejar que le pasen por encima. Ni a los viajeros ni a los suyos. “Tampoco tengo ninguna otra ocupación”, dice quitándose importancia.
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