La 'nueva' torre del puerto de Málaga: el debate de más altura

La entrada de David Chipperfield, 'Nobel' de la arquitectura, reabre una controversia que, pese a la nueva dimensión que puede adquirir el rascacielos, sigue anclado en los mismos mantras

La oposición pide tumbar la torre del puerto de Málaga tras el cambio de diseño, pero el Ayuntamiento se enroca

Vista del dique de Levante en el puerto de Málaga, donde se proyecta el hotel rascacielos.

La torre del puerto siempre ha sido un debate de alturas en la ciudad, desde el momento en que el edificio se eleva 136, 116 o hasta 150 metros como puede crecer ahora. Pero, en las últimas semanas, se ha calentado y elevado aún más con la entrada de David Chipperfield, premio Pritzker de arquitectura 2023 –una suerte de Nobel del oficio–, en la baraja de argumentos toda vez que la promotora del proyecto, el grupo integrado por el fondo asociado a la familia real catarí Al Alfia y la hotelera española Hesperia, está negociando con él su incorporación en el mismo. Una decisión que cambiaría la torre como hasta ahora la conocemos.

Antonio Vargas fue decano del Colegio de Arquitectos de Málaga, es claro: "Si hubieran querido que el edificio midiese 116 metros, el Plan Especial, hecho a medida, hubiera sido de 116 metros, si se hizo de 150 metros es porque desde un primer momento el edificio iba a ser de esa altura". En este sentido, opina que traer a Chipperfield ahora es un movimiento lógico una vez la tramitación se ha solventado, "ahora a ver cómo le dice que no el Colegio de Arquitectos a Chipperfield", a la vez que cuestiona el modelo de ciudad promovido por el Ayuntamiento de Málaga, "casi todo lo que se construya le parece bueno; es momento de repensar el proyecto, en ocho años las cosas han cambiado, hay más hoteles de cinco estrellas en la ciudad y el puerto es rentable. Y, si compramos el mantra de que hacen falta más hoteles de cinco estrellas, hay mucha ciudad para hacerlo donde quieras, no ahí que es un suelo privilegiado y escaso".

Si hubiesen querido que la torre midiese 116 metros, en el Plan Especial estaría acotada a 116 metros"

Además, pone en duda los tiempos que manejan, "¿nadie sabía en ocho meses que había que hacer un estudio geotécnico? Eso lo sabíamos todos. Ahora tienen cuatro meses para ponerse de acuerdo con Chipperfield, hacer el estudio geotécnico y presentar el proyecto nuevo y depurado. No sé cuánto tardarán, pero a mí me cuesta tiempo hacer las cosas. A no ser que presenten un proyecto y luego hagan las modificaciones oportunas, que sería una guarrería, pero en vez de una guarrería española, una guarrería británica".

Un portavoz de los promotores, cuestionado por este periódico, despeja las dudas de si van a llegar en plazo al 7 de marzo, fecha máxima e improrrogable para presentar el proyecto definitivo si pretenden elevarlo al Consejo de Ministros, requisito sin el cual no se puede construir un hotel en suelo portuario. "En cuatro meses se llega, se van a cumplir los plazos", afirma.

El arquitecto que hasta ahora ha firmado el proyecto, a la espera de la incorporación de la gran firma que barajan los promotores, es José Seguí, que piensa que el hotel "puede convertirse en una referencia en un futuro de la ciudad que está siempre en evolución". De esta manera cree que el proyecto "va a consolidar la gran transformación que se está produciendo en este nuevo frente portuario de la ciudad".

Seguí se acoge a la aprobación del Plan Especial cuando se le pregunta por la posibilidad de mover a otra zona la torre. "Hay que cumplir las condiciones urbanísticas de siete años de tramitación del Plan Especial del Puerto, las condiciones y el lugar han quedado concretadas, si hay modificaciones en el proyecto se tendrán que atener a estas condiciones que se han aprobado ya".

Ángel Asenjo no sólo es uno de los arquitectos con más nombre en la Málaga actual, sino que también es uno de los miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, institución que se ha mostrado en contra de la torre en múltiples ocasiones y que ha interpuesto un contencioso-administrativo contra el Plan Especial que permite la construcción de 150 metros en el dique de Levante. Asenjo se muestra totalmente en contra de la localización, "en el morro de Levante debería ir un proyecto público cultural como un auditorio o un palacio del cine. Yo creo que el lugar para un proyecto como ese es el Muelle 4, el Muelle Heredia, que es la prolongación natural de la ciudad".

"Debería ir en el Muelle Heredia, que es la prolongación natural de la ciudad"

El arquitecto –al que el Ayuntamiento encargó un proyecto para estudiar ese espacio en el que planteaba distintos edificios con usos terciarios–, cree que tras "Atarazanas, la Alameda y el Ensanche de Heredia, por ahí debe crecer" y asegura que su opinión no varía por mucho que la firma sea de prestigio, "yo trabajé con Chipperfield en Repsol [estaban en uno de los anteproyectos de las empresas que optaban a los terrenos], pero en el Muelle 4 es donde caben todos los Pritzker que quieras, allí caben todos los usos del mundo".

Para Susana García Bujalance, arquitecta urbanista y profesora de urbanismo de la Escuela de Arquitectura de Málaga, el debate no debería centrarse en la diferencia de 20 o 30 metros de altura, sino en el sentido del edificio y su uso en el puerto. Según García Bujalance, hace tiempo que se ha superado el debate sobre la necesidad de incorporar los puertos a las ciudades, dotándolos de usos propiamente urbanos como los espacios públicos, los de ocio o los culturales. En su opinión, el uso hotelero es perfectamente compatible con la decisión del Plan Especial de ubicar usos hosteleros y comerciales, con los que nadie parece estar en desacuerdo, ya que es lo que ha permitido a la población poder disfrutar de un espacio que antes era exclusivamente portuario.

Tampoco ve problemas en la ubicación de un uso hotelero vinculado a la central de cruceros, aunque apunta que también podría haberse propuesto en el acceso al puerto, para una mayor vinculación con la ciudad. En este caso, la altura sí sería determinante, pues la relación de un hotel vinculado a la ciudad histórica no podría ser igual que la de un hotel ubicado junto a la terminal de cruceros, que dialoga con el barrio de la Malagueta o con la escala de los barcos que allí atracan. En este punto señala que el paisaje es algo subjetivo que debe valorarse atendiendo a cómo lo percibe toda la sociedad, no solamente quienes realizan estudios de visibilidad. Señala que “Pepe [por José Seguí, autor del proyecto hasta ahora conocido] es un maestro en el manejo de las escalas”. La urbanista no termina de entender por qué desde determinados ámbitos sociales se habla de la privatización del puerto a través de este proyecto, cuando el puerto siempre ha tenido usos privados. “La diferencia es que hasta la apertura del puerto a la ciudad, estos usos privados eran exclusivamente portuarios, y ahora se les suman los de carácter urbano, como las tiendas o los restaurantes. Cualquier uso privado que se ubica en el puerto tiene que pagar un canon a la autoridad portuaria, porque el suelo siempre será de titularidad pública, ya que este es el modo en el que los puertos se financian", afirma.

La ciudad y la torre del puerto no han sabido evolucionar juntos, ya no es tan necesaria

La arquitecta cree que se mezclan muchos temas cuando se habla de la torre del puerto, y que con este cóctel se pierde de vista lo que para ella es realmente problemático. García Bujalance pone el acento en tres cuestiones. Una tiene que ver con la desincronización entre la evolución urbana y el proyecto del puerto. “Creo que la ciudad y la torre del puerto no han sabido evolucionar juntos. Cuando este se inicia, el hotel tenía la capacidad de contribuir a poner a Málaga en el mapa del turismo urbano, mientras que en este momento esa contribución ya no es tan necesaria.” También le preocupan los usos vinculados al hotel: “Me da igual que el hotel sea de dos plantas y de titularidad pública, si esto significa que puede convertirse en un atractor de actividades comprometidas a través de la apertura de un casino. Eso sí que me preocupa como ciudadana, y mucho. No caigamos en la ingenuidad de pensar que el dinero que atraen las ciudades más dinámicas es solo dinero blanco”. También pone el acento sobre la movilidad. No le inquieta el número de plantas, sino la movilidad asociada a una actividad de gran intensidad en el uso y el consumo de recursos materiales y humanos.

También es profesor en la Escuela de Arquitectura de Málaga Juan Gavilanes, que tiene una visión completamente a favor de la construcción de la torre, más aún ahora que Chipperfield puede subirse al proyecto, "no veo ningún inconveniente en construir ahí siempre sea una buena torre", asegura. "No veo las objeciones en general, sobre todo las del tema paisajístico, siempre he defendido es un buen lugar", afirma el arquitecto. "Tampoco somos Venecia, ni Florencia", prosigue sobre la cuestión de afección al paisaje, a la vez que reconoce que el rascacielos "traerá gente de alta capacidad adquisitiva que traerá beneficios económicos a Málaga".

No veo afecciones en el tema paisajístico, tampoco somos Florencia ni Venecia

Aunque el diseño de Seguí le parecía "interesante", sobre todo por las reminiscencias a las chimeneas del oeste malagueño y ese pasado fabril y pujante, reconoce que Chipperfield es "uno de los mejores del mundo, ¿queremos lo mejor? Claro que queremos lo mejor, seguro que será un reto para él, pero tiene una obra que ya le gustaría a cualquier arquitecto". A la vez que asegura que no rebajaría metros, "me preocupa más que parezca chaparra que la altura".

Matías Mérida es catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Málaga y forma parte de la Plataforma Defendamos Nuestro Horizonte, que tiene interpuesto el segundo contencioso-administrativo aún en pie contra el planeamiento que permite la torre del puerto. "El proyecto no ha cambiado son 150 metros y una volumetría de 45.000, eso seguirá afectando a la imagen de la ciudad, al espacio público, a la movilidad e incrementando los riesgos ambientales lo firme quien lo firme, nunca hemos tenido nada en contra de Seguí", afirma, a la vez que subraya que traer una figura de prestigio es "un movimiento de cara a la clase política y la opinión pública, pero no cambia nada, el edificio es el mismo".

No tenemos nada en contra de Seguí, no queremos una volumetría de 45.000 metros ahí

"La sociedad civil ya ha dejado claro que está en contra, la torre se puede hacer en otro sitio", señala Guillermo Busutil, Premio Nacional de Periodismo Cultural, que señala al oeste de la ciudad, otra de sus zonas de expansión como más idónea para este proyecto. "No creo que los cataríes hayan señalado el puerto y de ahí no se muevan, hay que recordar que vienen de la mano de Seguí, que denunciaba hace 30 años la colmatación de la costa, ¿qué ha cambiado ahora?", se pregunta.

Busutil, además, recuerda un filme de 1963, Las manos sobre la ciudad de Francesco Rossi y afirma que el "Ayuntamiento, con esta operación, está vendiendo la ciudad sin el beneplácito de los ciudadanos, cabría preguntarse si el promotor ya ha soltado arras ante tanta insistencia" por parte de la administración local. Además, añade que el modelo de ciudad debería virar, o más bien "volver" al de "la ciudad mediana del Mediterráneo, que es nuestra esencia y se está perdiendo".

Sobre Chipperfield, asegura que es "lo mismo que cuando trajeron a Frank Gehry [autor del Guggenheim de Bilbao], ¿si el adefesio tiene firma nos conformamos? Me parece una colonización económica con la coartada del ilusionismo de la marca de un nombre. La vanguardia de una ciudad no es un rascacielos, es su cultura", defiende.

Parece que en el Ayuntamiento –al menos en el equipo de Gobierno– este debate no existe y la carpeta está cerrada, una vez el Planeamiento firmado no hay vuelta atrás. En la pasada Comisión de Urbanismo de esta misma semana, la edil del ramo, Carmen Casero, aseguró que la postura del Gobierno municipal está "a favor de los equipamientos de nivel, de poner a la ciudad en vanguardia. Y se dirigió a PSOE y Con Málaga, que pretendían tumbarla con una moción, para decirles que "no nos busquen para oponernos a un proyecto que es bueno para los malagueños y la ciudad".

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