El obispo de Málaga preside una misa en la Catedral por el 25 aniversario de su ordenación episcopal
Jesús Catalá quiso recordar los momentos más especiales de su vida y agradecer todas las muestras de afecto recibidas
Málaga/Las flores brotaban desde la base del altar mayor hasta las bóvedas de la Santa Iglesia Catedral de Málaga. El primer templo de la ciudad se vistió de gala para la celebración de una solemne eucaristía con motivo del 25 aniversario de la ordenación episcopal del Obispo de la Diócesis, Monseñor Jesús Catalá. Una ceremonia religiosa que contó con la presencia de las instituciones religiosas y las autoridades, entre ellos, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.
Tras un breve repaso por todas las acciones que ha realizado Catalá en todos estos años, la música clamó para que el obispo, tras recorrer el interior del templo, llegase al altar mayor y comenzase la misa de acción de gracias. Una ceremonia marcada por el movimiento de abanicos entre los asistentes para combatir las altas temperaturas de la jornada que también se hicieron presentes en el interior de la Catedral.
Jesús Catalá nació en Vilamarxant, en Valencia, el 22 de diciembre de 1949. El obispo hizo coincidir la celebración de su aniversario episcopal con el día que se cumplen 45 años de su ordenación sacerdotal, el 3 de julio de 1976. En su homilía quiso recordar todos los momentos especiales de su vida. “Me viene a la memoria el recuerdo de mi ordenación sacerdotal en mi ciudad natal, en aquella homilía me animaron a ser como Jesús, y jugaban con mi nombre. Unas veces se referían al Señor y otras veces a mí. El mensaje era que mi vida debía parecerse a la de Jesús, como sacerdote y pastor”, contó el obispo.
Entre sus acciones destacan, en los años de trabajo en el Vaticano, el acompañamiento al papa San Juan Pablo II en tres viajes apostólicos a África: Costa de Marfil (1990), Angola (1992) y Uganda (1993). El 11 de mayo fue consagrado como obispo en la Catedral de Valencia. “En los saludos y felicitaciones posteriores se acercó un obispo para darme un consejo, era que procurase estorbar lo menos posible al Espíritu Santo. He tenido en cuenta ese consejo, y por eso no he usado el báculo para imponer normas y criterios como alguna vez algún sacerdote hubiera deseado”, expresó Jesús Catalá.
El 13 de diciembre de 2008 tomó posesión en la diócesis de Málaga, ciudad en la que espera que el Santo Padre acepte su jubilación, según expresó el mismo obispo. “La vocación sacerdotal es el misterio de un maravilloso intercambio entre Dios y el hombre. Éste presta a Cristo su humanidad para que Él pueda servirse como instrumento de salvación, y doy gracias por ello. Pido al Señor que sea Él quien actúe a través de mi humilde persona. El amor transforma al amado”, sentenció Catalá también en su homilía.
“A todos los que participáis en esta celebración os pido queridos sacerdotes y fieles que os unáis a mi acción de gracias”, quiso recalcar el obispo en una ceremonia religiosa en la que dejó entrever su emoción y gratitud. “También debo agradecer a mi familia por hacerme crecer en la fe, y pido que perdonéis mis deficiencias, no puedo estar en muchos sitios a la vez, y por ello tengo que renunciar a estar en algunos lugares para acudir a otros”, contó sonriente Catalá. La ceremonia concluyó con la lectura de una carta dedicada del Papa Francisco al obispo Jesús Catalá.
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