La "odisea" de los jóvenes emprendedores en Málaga
Sarao Creativo, tab.academia y AGPhotonics son tres empresas de jóvenes menores de 30 años que desafiaron sus miedos e inexperiencia para sacar adelante sus proyectos
Este pueblo de Málaga está en busca de emprendedores para repoblarse
Málaga/“Emprender es una temeridad, casi un acto kamikaze. Si le das muchas vueltas no lo haces”. Miguel Muñoz tiene de 25 años y este 2024 creó junto a su hermano mayor, José, de 27 años, la empresa con la que tantas veces habían soñado: tab.academia, una escuela de música y estudio de grabación. No sin miedo porque “al principio lo tienes todo en tu contra”, los hermanos Muñoz decidieron que la aspiración de "ser tu propio jefe" no quedara solo en una charla de bares. Más tarde descubrirían, aunque algo ya intuían, que el camino para un joven empresario está plagado de incertidumbres y costes adicionales.
Málaga está llena de emprendedores nóveles con ganas de levantar proyectos y seguir aportando sangre al tejido empresarial de la ciudad. Sarao Creativo, tab.academia y AGPhotonics son tres de las empresas creadas y gestionadas por jóvenes menores de 30 años. En sus primeros años de recorrido todas han conseguido sacarlas adelante y vivir de ellas, que en estos tiempos no es poco.
Comienzos
El primer cimiento sobre el que construir, como en la mayoría de las ocasiones, tiene que ver con el dinero. Sarao Creativo, una agencia de comunicación fundada por Araceli Botella y María José Poza, tuvo la suerte de embarcarse en un mercado que no requería de una gran inversión inicial.
“Constituimos una cooperativa que era gratuita y empezamos con un capital social de 1 euro. Al principio no teníamos oficina ni sede física, trabajábamos con nuestros ordenadores portátiles desde casa. Que nuestro negocio sea digital fue una ventaja al principio, porque nos permitió arrancar, empezar a coger clientes y generar dinero sin tener que poner prácticamente nada de nuestro bolsillo”, explican las socias de Sarao.
Caso muy diferente fue el de tab.academia, que se encontró con que la inversión inicial que había presupuestado se disparó nada más empezar la obra de su local. “Entre la insonorización que requirió el espacio, las licencias, el perito, un contratista que nos estafó y todo el equipo que hemos tenido que comprar para el estudio, el coste se elevó muchísimo. Pensábamos que iba a ser una inversión de 10.000 euros para unas semanas después pasar a multiplicarse por cinco”, cuenta Miguel, el más pequeño de los hermanos, que vio como la inexperiencia en el mundo empresarial les arrollaba en su primer paso.
Miedos
Estos vacíos y miedos que surgen son comunes en todos los emprendedores a la hora de enfrentarse a un reto así, ya que “en la escuela y en la universidad no te enseñan a cómo dirigir una empresa, estamos a verlas venir”, explica Araceli.
De igual forma lo concibe Pablo Ginel, uno de los socios fundadores de AGPhotonics, una empresa de desarrollo de hardware para comunicaciones ópticas ubicada en Andalucía. Al igual que el resto, Pablo admite que él y sus socios se fueron haciendo empresarios sobre la marcha, sorteando obstáculos poco a poco. “Nosotros somos ingenieros, pero nos hemos tenido que hacer un master acelerado en ADE para sacar adelante esto”, admite con algo de humor.
AGPhotonics surge en mayo de 2023, cuando Pablo terminó su doctorado sobre integración de antenas en chips de silicio para comunicaciones opticas inalambricas y se alió con dos antiguos miembros de su laboratorio, Darío Sarmiento y Alejandro Maese, para empezar a explotar una idea que “sabíamos que podía funcionar en el mercado”.
En su caso, el arranque fue algo más sencillo, hablando de la parte económica. Un fondo de inversión capital riesgo español enfocado en empresas tecnológicas capto rápidamente el talento detrás del proyecto y decidió apoyarlos. Sin embargo, esos fantasmas de adentrarse en lo desconocido seguían ahí. “Mis socios sí tenían un poco más de temor a lanzarse a esta aventura porque venían de trabajos estables. Al final yo soy el más joven de todos y mi mentalidad fue la de tengo 28 años, este tren solo pasa una vez en la vida, si me arruino ya me recuperaré”, explica Ginel.
María José y Araceli, por su parte, incurrieron al montar Sarao Creativo en el miedo más lógico, “que nos caiga un marrón o una multa por no saber llevar bien la parte administrativa”. En este sentido, todos los protagonistas de esta historia coincidían en lo mismo: es esencial delegar en un gestor la parte legal de la empresa.
“Aunque sea un coste adicional importante, es vital tener esa figura en tu empresa. Si no hubiera sido por nuestra gestora, no habríamos sabido lo de un microcrédito con el que pudimos arrancar la escuela”, explican los hermanos al frente de tab.academia.
Las cuotas de autónomos y los impuestos, la gran bestia negra
La captación de clientes siendo una empresa joven y recién abierta es una dificultad añadida a estas pymes. En el caso de negocios locales como tab.academia y Sarao Creativo lo que siempre funciona mejor al inicio es el boca a boca. Ir creciendo con tu circulo cercano e ir más.
Sin embargo, la bestia negra que se encuentran estos empresarios los primeros años no es la falta de clientes, es la asfixiante cuota de autónomo. “Cuando te retiran la tarifa reducida por ser joven estás vendido, es una barbaridad hacer frente a la facturas del día a día y pagar esa cantidad por emprender”, cuenta María José, una de las mitades de Sarao.
De igual forma, el cofundador de AGPhotonics también se muestra crítico con el sistema, alegando que desconocía la cantidad de impuestos tan elevada que paga una empresa en este país solo por la seguridad social de un trabajador.
Además, AGPhotonics encuentra la dificultad añadida de que, al tener la sede física en Málaga, muchos de los empleados de fuera que quieren fichar se echan atrás por los altos precios de la vivienda en la ciudad. “Esto nos impide ser competitivos con respecto a otras empresas del sector, ya que por mucho que pagues salarios elevados, el coste de vivir en Málaga le resta a esa nómina”, explica el ingeniero de telecomunicaciones.
El debate sobre si España es un país para emprendedores siempre está sobre la mesa. Hay para todos. Miguel opina que no es una idea que se fomente en la escuela ni en las universidades y que “al final todo el mundo busca la comodidad de ser funcionario y tener un trabajo fijo de por vida”. Araceli sí es de las que piensa que este país, y Málaga en concreto, es un lugar que apoya a los jóvenes empresarios.
Sarao Creativo contó con una subvención “bastante grande” el primer año que les permitió tener un sueldo mínimo, y, además, su oficina se encuentra en una concesión de espacio de Promálaga que les permite tener un alquiler reducido los seis primeros años de arranque. “Hay muchas ayudas, cursos y asesoramiento para las pymes jóvenes, es la verdad. Lo que no podemos pretender es estar chupando del sistema toda la vida”, afirma muy segura la experta en comunicación.
Metas de los jóvenes emprendedores
Una empresa que acaba de empezar es una maratón a largo plazo a la que todavía le quedan muchos tramos. Como cualquier proyecto de vida, es ilusionante ver como crece contigo y se va haciendo mayor. Sus fundadores y fundadoras tienen claro lo que quieren y esperan ver en ellas cuando todo se haga más grande.
Tab.academia ambiciona a transformar su, por ahora, modesta escuela, en un estudio de grabación referencia en el sur de España. Convertir el pequeño local que tienen ubicado junto a la Colonia Santa Inés en un eje central de la industria musical malagueña que funcione incluso como sello discográfico, productora audiovisual y promotora.
Sarao Creativo piensa de forma más pragmática, porque así salen las cosas mejor, y desean, tras haber conseguido la estabilidad económica en este 2024, empezar a ampliar más su plantilla en 2025. A largo plazo tienen claro su objetivo, “tener menos clientes pero de mayor tamaño, eso nos permitiría una implicación más personal y la estabilidad definitiva”, puntualizan las dos socias malagueñas.
Por su lado, AGPhotonics, que ya cuenta con nueve trabajadores, pretende conseguir el producto mínimo viable, “una prueba de concepto que garantiza que la tecnología que estamos desarrollando funciona y hace lo que tiene que hacer”. Esto les permitiría presentar su producto en ferias tecnológicas de Estados Unidos y Europa y buscar potenciales clientes. Pablo lo tiene claro: “Me encantaría que una empresa mayor nos comprara".
Tener una empresa es algo que vas más allá de, trabajo. Todos coinciden. “Supongo que es lo más parecido a tener un hijo, te sientes súper orgulloso cuando le va bien y fatal cuando le va mal”, cierra uno de los padres de AGPhotonics.
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