Un paciente de Atención Primaria en Málaga: “Si las esperas para tu médico son de 15 días, algo no funciona bien”
Usuarios creen que la respuesta de los centros de salud debe ser más rápida; por el bien de los pacientes y para que no colapsen las urgencias
Las demoras en Atención Primaria de Málaga colapsan las urgencias con cuadros banales
Cecilio López sale del centro de salud de Huelin por fin con el papel y el tarrito para hacerse un análisis de orina. Cuenta que hace algo más de un par de semanas comenzó con problemas de orina. Intentó coger cita con su médico. La consiguió para unos 15 días después. A la jornada siguiente seguía con dolor, así que se plantó en Urgencias del Hospital Clínico. Le pusieron un tratamiento con el que ha mejorado, aunque no está curado del todo. Este viernes llegó a su facultativo de cabecera que le ha pedido análisis. Será el lunes. Luego tendrá que esperar el resultado del cultivo.
“Las demoras deberían acortarse. Si las esperas para tu médico son de 15 días, algo no funciona bien”, opina. Argumenta que la tardanza tiene varias consecuencias, además de las molestias o el dolor que pueden soportar los usuarios mientras tanto. En primer lugar, que las urgencias de la asistencia primaria y de la especializada se saturan con casos más banales. En segundo término, que los pacientes pueden tender a automedicarse. Y por último, que puede haber personas que pidan la cita cuando están mal y luego, como tarda tanto, mejoran, se van en urgencias o a la privada, pero no la anulan.
No descarga sus quejas contra los facultativos –“que hacen su trabajo”–, sino contra el sistema. Opina que tantos retrasos son caldo de cultivo de “mal ambiente y hasta de posibles agresiones”. Pone como ejemplo de que si se coge una gripe, tiene que tener la opción de llegar a su médico de cabecera con celeridad, “no a las dos semanas”.
Laura sale del centro de salud poco después que él. Da una opinión similar. Cree que la sanidad pública ha empeorado respecto a unos años atrás. “Tanto para ver al médico de cabecera como a un especialista”, puntualiza. Aclara que no tiene quejas de “mi doctora”, pero sí lamenta las excesivas demoras, “de 15 días o más”. Recuerda que no sólo cuenta la tardanza en llegar al facultativo de cabecera, sino también los días posteriores hasta que se tengan los resultados de los análisis que correspondan. No se queja de los profesionales que “hacen lo que pueden”, pero sí del sistema que “debería ser más ágil y contar con más profesionales”.
Otra mujer abandona el ambulatorio con prisas. No quiere dar su nombre. No obstante, precisa que las demoras rondan las dos semanas. Relata que hace unos días estuvo mal. Pidió cita. Pero tardaba tanto que al final acabó acudiendo a la asistencia no demorable de su ambulatorio.
Manuel es usuario del centro de salud Alameda-Perchel. En junio pasado sufrió un ataque de ciática. “Tenía que caminar apoyado en el carrito de la compra”, recuerda. Se fue a un fisioterapeuta y también pidió cita a su médico de cabecera. Afirma que no tardó mucho, “sólo dos o tres días”. Le recetó unas pastillas. Pocos después, volvió porque no mejoraba. Le hicieron una radiografía. Además, el facultativo le pidió una resonancia magnética. “Del dolor no podía ni dormir”, asegura.
Cómo esta prueba no llegaba, optó por ir a un facultativo de pago. El mismo día le hizo todas las pruebas, incluida la resonancia, y le puso un tratamiento inyectable. La broma le costó 200 euros. “De aquello han pasado unos cinco meses. Yo ya estoy perfectamente, pero sigo esperando la resonancia por la sanidad pública”, cuenta. Por eso cree que tanta demora en el sistema público “es un fracaso”. En su opinión, hay un deterioro en la sanidad que es evidente. No se queja de su médico de cabecera. Tampoco de la demora en su centro de salud, que en su caso no pasa de unos pocos días. Pero sí lamenta la tardanza de las pruebas y de los especialistas.
Como la mayoría de los usuarios consultados, sostiene que la sanidad pública tiene en este aspecto mucho que mejorar...
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