"Pacientes con el mismo ictus que antes morían, ahora se van caminando a casa"

Rafael Bustamante | Jefe de sección de Neurología del Hospital Regional de Málaga

El especialista advierte de la importancia de ‘correr’ a urgencias ante los síntomas de alerta

Dice que en casos con secuelas graves es un “terremoto” para el paciente y sus familiares

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Rafael Bustamante / M. H.

Málaga/Este domingo es Día Mundial del Ictus. Un especialista que trabaja con los pacientes afectados pone en valor los avances en supervivencia y calidad de vida tras uno de estos episodios. Pero advierte que la clave es actuar rápido.

–¿Cuántos ingresos por ictus se producen en la provincia de Málaga cada año?

–Nosotros [el Regional] tenemos 700 u 800. Antes teníamos números menores, pero ahora también vienen pacientes de la otra área. Nosotros atendemos a la mitad de la población de Málaga. Pero con el tratamiento agudo, con la trombectomía, que sólo se hace en nuestro hospital, al final recibimos pacientes derivados de la zona del Clínico. Porque cuando necesitan ese tratamiento, sólo se puede hacer aquí. Es difícil calcular la cifra de ingresos a nivel provincial.

–¿Trombectomía es sacar un trombo?

–Exactamente. Los pacientes que pertenecen a nuestra área vienen aquí directamente. Y los que son atendidos primariamente ya sea en un hospital comarcal de los que le corresponden al Regional –que son el de la Axarquía y el de Antequera– o en el Clínico o los de su zona –como el Costa del Sol o el de Ronda–, cuando tienen un ictus muy grave y se prevé que puedan tener un trombo, los traen a nuestro hospital porque saben que en los otros no hay trombectomía.

–Explíqueme un poco más eso de la trombectomía.

–Es sacar un trombo con un cateterismo cerebral. Se llega mediante un catéter a donde está el trombo obstruyendo la arteria en cuestión, cuando son vasos grandes. A los pequeñitos no se puede llegar. Así se extrae el trombo. Si se hace rápido y a tiempo, eso mejora muchísimo el pronóstico porque evita que el cerebro se lesione del todo. Cuando en un hospital comarcal o en el Virgen de la Victoria detectan que hay una obstrucción que es susceptible de ser tratada con trombectomía, nos lo trasladan a nosotros.

–¿Qué proporción sobrevive?

–En la actualidad, la supervivencia tras un ictus es alta. Rondará el 80%. Hay una mortalidad de entre el 10 o el 20%. La lucha más que contra la supervivencia, que también, es contra la discapacidad y las secuelas.

–Ahora se sobrevive más y mejor a un ictus...

–Evidentemente. La supervivencia es alta, pero no podemos obviar que hay un 10 o 20% de pacientes que fallecen. Números que tampoco debemos admitir, no pueden ser. Los ictus son una patología muy grave. Antes había en torno a un 40% de pacientes en los que se mermaba de forma significativa su autonomía, algunos hemipléjicos en cama que se transformaban en personas dependientes. Esto con los tratamientos actuales está cambiando. Ahora sobreviven más porque se tratan mejor y además se evitan secuelas incapacitantes en muchos pacientes. Pacientes que llegan con una obstrucción, que cuando los vemos están hemipléjicos o comatosos y que el pronóstico es muy, muy malo, que cuando le extraemos el trombo, al día siguiente están sentados en la cama, comiendo y hablando con sus familiares. Esto es lo que queremos conseguir en todos los pacientes.

–¿Y cómo se consigue?

–Aparte de los dispositivos, del código ictus y los protocolos que tenemos dentro del hospital y fuera, en las urgencias extrahospitalarias, para que todo se haga rápido; también es fundamental que los pacientes lleguen pronto. Ese es un caballo de batalla, que ningún paciente se quede en casa a ver si mejora, porque eso lo único que hace es agravar la situación y que cuando llegue al hospital pueda ser inútil el tratamiento. Pero eso afortunadamente se ve menos porque la población ha pasado de una actitud de ‘esto no tiene remedio’ a una actitud en la que dice ‘hay que salir corriendo al hospital’.

–¿Cuáles son los síntomas?

–Los principales y más frecuentes son una alteración súbita en el habla, la pérdida de visión súbita sobre todo cuando es por un ojo o por un lado; pérdida de fuerza, de sensibilidad u hormigueo en media parte del cuerpo; un cuadro de inestabilidad aguda y no ser capaz de mantenerse en pie... A veces hay dolor de cabeza porque el paciente tiene un dolor como no ha tenido nunca en su vida. Visión doble también en algunos ictus… Además son síntomas que se presentan de un minuto al siguiente.

–¿Y qué hacer?

–Avisar rápido a un servicio urgente y a la mayor brevedad estar en la puerta del hospital. Porque es de repente. Los familiares lo dicen… ‘si mi madre esta mañana estaba bien’. Pero es que el ictus ocurre cuando un vaso se obstruye por un trombo o se rompe por una hemorragia dentro del cerebro. Y entonces acontece el desastre. Y la característica es que se presenta de un minuto al siguiente. Quiero aclarar que, a veces, hay síntomas de alarma en los días o las semanas anteriores. Síntomas que pueden ser transitorios. Por ejemplo, perder la visión por un ojo, pero que dure dos minutos. El paciente cree que no ha pasado nada y se queda en su casa. O que tenga hormigueo en medio cuerpo, esté media hora y se le quite. Cuando hay síntomas como los que he relatado, pero transitorios, también hay que acudir a urgencias porque puede que algo esté yendo mal y tres días después se repita de forma catastrófica y ya no por media hora o cinco minutos. Estos síntomas, aunque sean transitorios, también son absolutamente importantes.

–¿Ahora hay más posibilidades de tratamiento?

–Con la eclosión de la trombectomía, que aplicamos desde 2016, el número de pacientes a los que atendemos con eficacia se ha incrementado exponencialmente. El número de pacientes que llega a los servicios de urgencia aumenta y va a aumentar más al haber un tratamiento eficaz. Pacientes que hace 15 años, con el mismo ictus, fallecían o quedaban con secuelas horribles, ahora se van caminando a su casa. Por eso creemos que las unidades de ictus van a tener que crecer; tener más dotación de camas y neurólogos. Porque los pacientes van a seguir aumentando ya que se amplía la ventana terapeútica [la posibilidad de tratamiento]. El ictus es la segunda causa de mortalidad global y en mujeres es la primera.

–Para algunos de los que sobreviven, la vida cambia…

–Cambia absolutamente para el paciente y su núcleo familiar. De repente, pasa a ser una persona que no puede valerse por sí misma. Porque hoy en día las familias no están estructuradas como hace cincuenta años. Y un ictus es un terremoto que sacude al propio enfermo… Si afecta al lenguaje, no se puede comunicar… Y puede suponer un destrozo para la familia entera.

–¿La prevención pasa por?

–Vida sana y cuidar los factores de riesgo de cada persona; como hipertensión, diabetes, colesterol, obesidad. Además, hay que abandonar los hábitos tóxicos como tabaco, alcohol o drogas. Y hay que hacer ejercicio físico. Eso no significa que todo el mundo se apunte al gimnasio, sino tener actividad física, pasear… Y actividad mental también porque es importante tener la función cognitiva optimizada.

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