Un pasajero con signos de embriaguez obliga a aterrizar en Madrid un vuelo entre Londres y Málaga
Efectivos de la Guardia Civil acompañaron al hombre, que no opuso resistencia, fuera de la aeronave
Desalojan un avión con destino a Málaga por un altercado con dos pasajeros que protestaron porque en el suelo había restos de galletas
El vuelo se retrasaba una media hora por las condiciones climáticas: una niebla demasiado espesa en las inmediaciones del aeropuerto de Londres-Gatwick no permitía al avión abandonar la infraestructura. Lo que no podían imaginar los viajeros es que ese no iba a ser el único contratiempo que iban a tener durante el trayecto a Málaga. Una vez en el aire un pasajero con signos de embriaguez, después de haber protagonizado varios encontronazos con el pasaje, obligaba a hacer una escala en el madrileño aeropuerto Adolfo Suárez y a intervenir a la Guardia Civil.
La escena, según ha podido saber Málaga Hoy, ocurrió este sábado a bordo de una aeronave de la compañía de bajo coste Vueling que salvaba la ruta anteriormente descrita, en teoría, con despegue programado a las 19:40 y aterrizaje a las 23:30. Cosa que nunca ocurrió. Hubieron de esperar en la capital española unos 45 minutos en lo que pudieron volver a reanudar su viaje. La llegada a Málaga se producía finalmente sobre las 03:00 del domingo; es decir, a las 02:00 aplicando el cambio de hora.
El desencadenante de la situación, según aseguran las fuentes consultadas, fue el propio estado de nerviosismo y la actitud del hombre, que ni siquiera pudo ser tranquilizado por la mujer que lo acompañaba. Sus primeras reacciones, a las que los pasajeros no dieron demasiada importancia, comenzaron poco antes del despegue: gritó a un joven que se sentase, al parecer, como forma de achacarle la demora en la salida, en vez de hacerlo a la densa niebla, el verdadero motivo.
Ya en el aire el hombre realizaría otras acciones como dar golpes en el respaldo de un asiento con insistencia o tratar de levantarse en plenas turbulencias. Hasta que en un determinado momento se puso en pie, acudió hasta la zona donde se ubica el personal y pidió que le suministrasen alcohol, provocando con su estado de nervios un enfrentamiento con una azafata, así como sorpresa en el resto de personas que allí se hallaban, siempre según el relato de las fuentes consultadas.
A raíz de eso se tomaría la decisión, en un primer momento, de no dispensar más bebidas espirituosas a ningún pasajero durante lo que restaba de trayecto y, más tarde, parar en Madrid dando aviso a la Guardia Civil y ordenando la expulsión del susodicho. Cuando llegaron los agentes, que se internaron en el avión, el individuo no opuso resistencia y los acompañó, sin que hayan transcendido más detalles de las posibles sanciones que pudieran imponérsele.
La anterior, asimismo, no es la primera vez que se tiene que detener un avión con destino Málaga a causa de la conducta de algún pasajero en los últimos meses. El pasado 28 de agosto una viajera que volaba de Barcelona a Málaga, acompañada por un hombre, protagonizaba un altercado a pocos minutos de que partiera el avión que obligó al desalojo de todos los presentes. El desencadenante, que el suelo donde se ubicaba su asiento supuestamente tenía restos de galletas, acomodándose sin permiso en otra butaca más espaciosa y que suponía un coste adicional, según pudo saber Málaga Hoy.
La aeronave, que también pertenecía a la compañía Vueling, tenía previsto partir sobre las 22:10 desde el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat y aterrizar en Málaga apenas una hora y media después. Si bien, varios retrasos demoraron el embarque. Sobre las 23:05, los viajeros esperaban ya en sus asientos asignados a que el avión despegara cuando una mujer llamó la atención de una azafata para protestar por la suciedad que había en la moqueta de su parcela. Según manifestó, había restos de galletas.
La empleada le habría pedido disculpas y justificado que se debía a la rapidez entre un vuelo y el siguiente, además de darle la opción de poner una reclamación. Parecía que la cosa había quedado ahí y la mujer, acompañada por un hombre, se había quedado conforme con las explicaciones de la tripulación cuando se cambió a un asiento que era más espacioso y requería un añadido económico en el precio del billete.
Otra azafata, tras comprobar que la mujer se había sentado en otra butaca que no le correspondía, le pidió en repetidas ocasiones que volviera a su asiento a pesar de la negativa de la viajera, que insistió en que no acataría la orden si no limpiaban el suelo. En este contexto y con el resto de pasajeros indignados por la actitud de la mujer, el hombre que la acompañaba en el vuelo advirtió a la tripulación de que no se cambiaría de sitio, por lo que el comandante dio aviso a la Guardia Civil y ordenó la expulsión de la pareja de la aeronave al considerar que "no eran aptos para el vuelo", han precisado fuentes del Instituto Armado.
A la llegada de los agentes, ambos individuos continuaron negándose a abandonar el avión. Es por ello que la patrulla ordenó el desalojo completo del avión y acompañó fuera a los supuestos responsables del altercado, a quienes se les prohibió volver a embarcar y viajar en ese vuelo. Desde el Instituto Armado han explicado que no resultaron detenidos; tampoco consta que fueran sancionados a la espera de que la aerolínea o el propio comandante puedan presentar denuncia contra ellos.
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