Cientos de peces muertos aparecen en la desembocadura del río Guadalhorce

La desembocadura del río Guadalhorce de Málaga ha amanecido este sábado llena de cientos de peces muertos. Al parecer, la causa es la falta de oxígeno al cerrarse el paso del agua del mar por el reciente temporal.

El hallazgo se ha producido esta mañana, en la zona de la playa de Sacaba, después de que algunos vecinos diesen el aviso. Fuentes del Servicio de Emergencias 112 Andalucía han informado de que tuvieron conocimiento sobre las 11:20 horas del hallazgo de una gran cantidad de peces muertos en dicha zona, y que la Guardia Civil les solicitó la presencia de Agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, así como de Policía Local.

A su vez, la Guardia Civil ha desplazado una patrulla del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) desde la localidad malagueña de Estepona, que ha procedido a abrir una zanja para la entrada de agua regenerada y ha recogido muestras de la zona, segun han precisado las fuentes.

Fuentes del Ayuntamiento de Málaga consultadas por este periódico descartan que la muerte de los peces sea consecuencia de ningún vertido que haya podido afectar al río, y aseguran que todo apuntan a que se ha podido producir por "arrastres de aguas arriba".

La falta de agua por la sequía y los temporales en ocasiones convierten a la desembocadura del río Guadalhorce en una trampa mortal para los peces, que se quedan atrapados en acumulaciones de agua sin salida al mar, y acaban muriendo por la falta de oxigenación. Esta la principal hipótesis de lo que ha pasado esta vez, según ha informado la Guardia Civil al 112, pero no es la primera vez que se presencia una escena así en el Guadalhorce.

En 2017, la Consejería de Medio Ambiente abrió una investigación por la aparición de cientos de aves y peces muertos en diferentes puntos de este río. Cientos de barbos, lisas y anguilas que moran en estas aguas surgieron flotando sin vida en la zona de El Tarajal, entre el aeropuerto y la hiperronda de Alhaurín de la Torre.

En aquella ocasión saltaron todas las alarmas ante el temor de que el hallazgo se debiera a un vertido, sin embargo la conclusión a la que se llegó también fue que la causa de los fallecimientos se debió a que los peces se asfixian ante la acumulación en las aguas de grandes cantidades de material orgánico que consume el oxígeno del escaso caudal que queda en esta zona del río debido a las altas temperaturas y la falta de lluvias.