Pedro Navarro, presidente del Colegio de Médicos de Málaga: “El sarampión tiene riesgos y puede ser hasta mortal”
Insiste en que si no se ven más casos es por la alta proporción de población vacunada
El SAS insta a vacunarse del sarampión a los que no lo estén tras el aumento casos en Málaga

Ha habido dos brotes de sarampión en la provincia de Málaga y también casos aislados. En total, 27 afectados desde principios de enero. El presidente del Colegio de Médicos, pediatra y experto en vacunas, Pedro Navarro, habla del tema.
Pregunta.–¿Hay preocupación entre los médicos por el sarampión?
–Preocupación sí, pero no alarma. Los compañeros jóvenes muchos no han visto nunca un sarampión porque nuestra cobertura vacunal contra la enfermedad es superior al 95% con lo cual no hay circulación del virus y estamos protegidos. La población mayor lo ha pasado durante la infancia y los niños están todos vacunados. Pero cuando vienen personas de otras zonas de Europa que no están vacunadas, al haber una convivencia de personas no vacunadas, pueden cogerlo y contagiarlo entre los cercanos que no están vacunados. No se producen muchos casos porque el resto de los niños con los que conviven en la guardería o en los parques están vacunados. Con lo cual son casos aislados.
P.–¿Cuál es su recomendación?
–Las personas que no estén vacunadas se deben vacunar de inmediato. También los adultos que crean que no han pasado el sarampión ni están vacunados. Y por supuesto, intentar que se siga con esa cobertura vacunal tan enorme que tenemos en Málaga y Andalucía.
P.–El calendario vacunal es muy completo y funciona muy bien...
–Muy bien. La cobertura vacunal en Andalucía y Málaga es espectacular. En concreto, la vacuna de la triple vírica [sarampión, paperas y rubéola] que se pone a los 12 meses y a los tres años es mayor del 95%. La vacuna protege al niño con una inmunidad individual, pero protege también a la comunidad con una inmunidad colectiva.
P.–Todas las personas son vulnerable; niños y adultos...
–Todos somos vulnerables. El sarampión, por su gran contagiosidad, en situaciones de hacinamiento como guarderías o colegios, se transmite muy rápido. Son virus que los niños, si no están inmunizados, los suelen coger en la edad infantil. Antiguamente, las personas se inmunizaban por pasar la enfermedad. Ahora como no hay circulación del virus porque las personas están vacunadas, se inmuniza por la vacuna. Suele ser una patología leve, con sintomatología respiratoria, enrojecimiento ocular, mucosidad, algún problema de tos... Pero puede tener complicaciones de hacer neumonías o encefalitis, que es la gravedad del virus del sarampión. Y lo característico de la patología es el exantema, las pintitas estas que aparecen en la cara y se extienden al resto del cuerpo.
P.–¿Pero no se puede banalizar?
–En absoluto. No se debe banalizar. La importancia de las vacunas es que previenen enfermedades como el sarampión, la varicela, la rubéola… que son por lo general leves, pero siempre hay casos que pueden tener efectos graves, como encefatilis, otitis supurada, neumonías... Lo que hay que evitar es el efecto importante de esa enfermedad porque en algunos casos puede no ser leve, sino grave e incluso mortal.
P.–¿Qué le diría a los antivacunas?
–Que vacunando al niño se le protege de enfermedades que le pueden causar secuelas, incluso la muerte. La vacunación es una actitud solidaria. No sólo vacunas a la persona individualmente para crearle defensas y protegerla, sino que con su protección se protege a la comunidad. Los niños recién nacidos -que todavía no se han podido vacunar del sarampión, la rubéola y la paperas, porque la primera dosis es a los doce meses- están protegidos de que no haya circulación del virus porque tú estás vacunado. Así que tu solidaridad es para ti mismo y para la sociedad.
P.–¿Qué le diría a los padres?
–Que tienen que velar por la salud de sus hijos. Lo mismo que los llevan al pediatra cuando tienen un catarro, fiebre o una otitis, que deben hacerle caso a las indicaciones del pediatra sobre el cumplimiento del calendario vacunal porque con ello lo que se hace es prevenir que el niño pueda pasar enfermedades muy graves, incluso mortales. Hepatitis, meningitis… Enfermedades que por las vacunas que actualmente se ponen estamos evitando.
P.–¿Qué le parece lo de adelantar la segunda dosis de la triple vírica, que incluye la del sarampión, de los tres a los dos años como propone la Asociación Española de Pediatría?
–Me parece bien. Las dosis de esta vacunas son dos y se pueden poner con una periodicidad antes del año. Con lo cual podemos perfectamente adelantarla a los dos años y de esta forma las dos dosis, que son las que crean una inmunidad permanente, se pongan lo más rápidamente posible.
P.–¿Para que la pauta completa esté puesta antes?
–Claro. Son dos dosis y así se tiene la seguridad de que se ha creado inmunológicamente suficientes anticuerpos. Así, mientras antes se consiga la pauta ideal, que son las dos dosis, pues mucho mejor.
P.–¿Cuánto lleva ejerciendo?
–Cuarenta años.
P.–Al principio de su carrera vería muchos casos de sarampión y al final no…
–Al principio había muchos casos. Antes del exantema cutáneo [la erupción rojiza característica de la patología], aparecían unas manchitas blancas en la mucosa bucal, las manchas de Koplik, que eran indicativo del sarampión. Cuando un niño empezaba con fiebre, le mirábamos las mucosas por si aparecían esas manchas. A raíz de que empezó la vacunación masiva y todo el mundo se vacunaba, prácticamente ha desaparecido el sarampión en las últimas décadas. Ya en las consultas casi no se ve, a excepción de casos aislados, como ocurrió hace unos años en Granada o lo que está ocurriendo ahora. Se trata de personas que vienen de otras zonas de Europa, que no están vacunadas y viven en una comunidad que sin estar vacunados, entonces se contagian entre ellos.
P.–¿Los antivacunas se benefician de la inmunidad del grupo? Porque con un 97% vacunado, el virus no circula; es la inmunidad colectiva, de rebaño o de grupo. Lo aprendimos en la pandemia.
–Evidentemente. Ellos argumentan ¿para qué me voy a vacunar del sarampión si no hay? Ese es el primer error. No hay sarampión porque la población está vacunada. El segundo error es que creen que pasar la enfermedad es mejor y que no es tan grave. Lo que no saben es que pasar la enfermedad tiene un riesgo porque puede ser con una sintomatología leve, pero puede tener complicaciones graves, hasta mortales, o con secuelas para toda la vida tras una encefalitis. Eso es lo que se evita con las vacunas. Y lo que tienen que tener claro los antivacunas es que estas enfermedades que supuestamente pueden ser leves en algún tanto por ciento pueden ser mortales.
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