Los pequeños mamíferos de Málaga
En la provincia hay 14 especies diferentes
La dieta insectívora de varias de ellas permite combatir las plagas y contribuyen a la dispersión de semillas
Málaga/Al contrario de lo que ocurre con perros y gatos, hay otros mamíferos que no son tan bienvenidos en las casas. Las ratas, topillos, chinchillas o murciélagos se convierten en presencias indeseadas en los hogares a los que en el mejor de los casos, se les expulsa con escobas o aspavientos. Sin embargo, son muy útiles para el ser humano porque contribuyen a la eliminación de plagas, a la dispersión de semillas, a las infiltraciones de agua o a la transferencia de minerales. Son los micromamíferos, y en Málaga existen catorce especies diferentes.
El doctor especialista internacional de micromamíferos Arlo Hinckley los ha estudiado y es conocedor de “los servicios con los que contribuyen los pequeños mamífero”. “Los más comunes son los insectívoros de los que hay 548 especies por el mundo, cinco en Málaga; y roedores hay 2.605, nueve diferentes en la provincia”, detalla el investigador.
“Pese a la mala fama atribuida a unas pocas especies de roedores que pueden ocasionar daños en cultivos o ser vectores de enfermedades, los micromamíferos proveen importantes servicios ecosistémicos y son muy beneficiosos para el ser humano.
La dieta insectívora de especies como las musarañas, topos y erizos o parcialmente insectívora como ratones de campo y lirones los convierte en un importante controlador biológico de plagas”, explica Hincley, que es socio del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA – Ecologistas en Acción).
Muchas especies de pequeños mamíferos también contribuyen a la dispersión de semillas. “Al almacenarlas para su posterior consumo, frecuentemente, estas semillas son olvidadas, favoreciendo su germinación y el desarrollo de nuevas plantas. Son clave para mantener la diversidad de especies vegetales, a menudo controlando o excluyendo las especies dominantes, pero también como alimento de multitud de depredadores”, indicó el investigador.
Sus madrigueras son también utilizadas por un gran número de especies de anfibios, reptiles y artrópodos. “Las actividades de excavación de pequeños mamíferos permiten la aireación del suelo e infiltración de agua, ayudan a la transferencia de minerales (nitrógeno, calcio, magnesio) a las capas superiores del suelo y materia orgánica al subsuelo haciéndolos más fértiles, lo cual promueve el crecimiento de las plantas”, agrega el investigador.
En Málaga, hay relativamente abundantes y distribuidas por la mayor parte de la provincia como el erizo común y la musaraña gris y posiblemente, el musgaño enano, el mamífero más pequeño del mundo.
Según indica Hinckley las musarañas tienden a vivir en lugares con buena cobertura vegetal como muros de piedras donde desarrollan la mayor parte de su actividad. En el caso del erizo además de esto gusta de la humedad, siendo abundante en zonas de vega o entre los cañaverales de los ríos secos. También frecuentando jardines de zonas periurbanas e incluso alguna playa de la Axarquía. En la provincia malagueña, aunque más difícil de encontrar, están el topo ibérico y el musgaño de Cabrera.
Hinckley advierte de que las colonias felinas “muchas veces fomentadas por los vecinos” son una amenaza para estos micromamíferos. “El problema de los gatos es incluso más pernicioso en zonas con una gran urbanización difusa como la Axarquía, donde los gatos que viven en cortijos perjudican gravemente a poblaciones salvajes de micromamíferos y otros pequeños vertebrados, y a sus depredadores al competir por sus presas”, advierte el experto quien también recomienda “sustituir las plantas exóticas de su jardín por especies nativas”.
“En algunos barrios de Chicago se ha visto que este cambio ha supuesto la sustitución de especies introducidas como la rata negra por roedores nativos que entrañan menos riesgos sanitarios”, expone al tiempo que aconseja reducir el uso de pesticidas y rodenticidas en las huertas.
“Mantenga refugios para micromamíferos como pueden ser la vegetación nativa o muretes de piedra en las lindes de cultivos, troncos o montones de leña en jardines y árboles viejos con oquedades”, añade el doctor especialista internacional de micromamíferos quien hace una última recomendación. “Si sale a pasear al campo con su perro llévelo atado, incluso el perro más inofensivo puede ocasionar importantes molestias como el abandono y muerte de camadas en época reproductiva”, concluye este miembro de la asociación ecologista Gena.
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