Cuatro de cada cinco personas de Málaga que se suicidan son mayores de 40 años

Expertos aclaran que el riesgo más alto de estas conductas se da entre adultos y ancianos

Advierten que la preocupación por los jóvenes no debe “invisibilizar” al colectivo más vulnerable

Expertos de Málaga alertan que el suicidio es un “problema social grave” que necesita “medidas ya”

Málaga fue la provincia andaluza con más suicidios en el año 2020

Cartel del Teléfono de la Esperanza para la prevención del suicidio.
Cartel del Teléfono de la Esperanza para la prevención del suicidio. / M. H.

Málaga/Los suicidios son muertes evitables. De ahí el empeño de los especialistas por lanzar el mensaje a las personas que tengan estas ideas para que pidan ayuda a su médico o a su entorno. Porque hay recursos para atenderles, insisten. Durante muchos años, se silenció para evitar un hipotético efecto contagio. Pero eso invisibilizó la tragedia. Porque es eso, para muchas familias: una tragedia. Para dimensionar este “problema social grave” –según los expertos– basta recordar que en 2021 los suicidios en la provincia de Málaga –un total de 187– cuadruplicaron a las muertes por accidentes de tráfico –que sumaron 49–.

Aunque ahora las redes sociales y los medios de comunicación ponen el foco sobre esta realidad entre adolescentes y jóvenes, Miguel Guerrero, psicólogo de la Unidad de Salud Mental del Clínico y responsable del programa Cicerón de Prevención del Suicidio, advierte que “el riesgo de suicidio aumenta con la edad”.

Y añade: “Los jóvenes, siendo población de riesgo, no suponen la mayoría de las muertes, afortunadamente”. Su afirmación se sustenta en datos. En 2021, el 3,03% de las personas que se suicidaron en Málaga tenían de 10 a 24 años, el 14,14% entre 25 y 39, el 50,51% de 40 a 64 y el 32,32% era mayor de 64. Es decir, que el 83% de los suicidas tenían más de 40 años. O sea, cuatro de cada cinco suicidas eran adultos y ancianos. Todas las muertes de un ser querido duelen. Pero los especialistas en conductas suicidas ponen el énfasis en que estas pérdidas pueden evitarse.

Guerrero precisa que de los 4.003 suicidios registrados en 2021 en toda España, las de menores de 29 años supusieron menos del 8%. “No es poco, es traumático. Pero la visibilidad [del problema] se está poniendo en los jóvenes, que no suponen la mayoría de las muertes. Parece que se legitima más que fallezca una persona mayor, cuando todas esas muertes son igualmente trágicas”, señala.

Para el psicólogo, invisibilizar una realidad entre los mayores –que precisamente es el tramo de edad más afectado por las conductas suicidas– supone que se le dedica “escasa atención social, sanitaria y política”. Recuerda que durante la pandemia, en los años 2020 y 2021, donde más aumentaron los suicidios fue entre las personas mayores.

No obstante, Guerrero también dimensiona la problemática entre la juventud al precisar que en España, el suicidio es la razón por la que fallecen más jóvenes de 15 a 29 años; por encima de accidentes de tráfico y tumores. En ese tramo de edad, el suicidio es la primera causa de muerte total, es decir teniendo en cuenta las naturales y las no naturales. “Pero no hay que confundir a la opinión pública y que la gente piense que los jóvenes son los de mayor riesgo de muerte; sí lo son de otras conductas suicidas, como ideas suicidas o autolesiones. Los que tienen más riesgo de muerte son los adultos”, aclara. Y acota: “No se puede poner el foco en una población de riesgo, los jóvenes; olvidando a los de más riesgo, que son los mayores. No hay que caer en el edadismo y prestarle menos atención a las personas mayores porque ya han vivido su vida”.

Además, apunta que mientras por cada dos ancianos que lo intentan, uno fallece (porque utilizan métodos más letales y tienen más determinación), entre los jóvenes, de cada 200 que hace el intento, muere uno. También apunta un matiz importante. Tres de cada personas que se suicidan son varones. Por eso el primer grupo de riesgo es el de un hombre de entre 40 y 55 años. “Sin embargo, esta realidad no es una prioridad ni política ni mediática”, destaca. La mayor proporción de los varones se debe a que el rol de la masculinidad lleva a los hombres a no pedir ayuda y a soportar en silencio su sufrimiento. Y también a que utilizan métodos más letales que las mujeres.

Guerrero defiende que así como hay observatorios a nivel nacional sobre violencia de género o accidentes de tráfico, debe crearse uno sobre el suicidio para conocer la verdadera situación de este “problema de salud pública” y tomar decisiones en tiempo real que impidan tantas muertes evitables y tanto sufrimiento a los familiares supervivientes.

Sanitarios instan a “pedir ayuda” porque hay salida

Hay recursos dentro del sistema sanitario y social para atender a las personas con ideas suicidas. Es el mensaje en el que insisten los especialistas que recuerdan que son “muertes evitables”. Pero Miguel Guerrero, experto en conducta suicida, advierte que para ello hay que actuar con un plan nacional y estrategias de prevención.

Además, aconseja a los sanitarios que estén alertas y sean proactivos en la detección de estas conductas; sobre todo en los perfiles de riesgo, como mayores solos, personas con enfermedades o que acumulan pérdidas, sea de un ser querido, un trabajo o la salud.

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