A la playa con la nevera para cuidar el bolsillo

La inflación fuerza a más familias a llevarse comida de casa

Comprar espeto y cafés, los únicos lujos

“Para nosotros un día de playa se resume en carpa, nevera, sol y disfrutar del día”, dicen

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Familias en la playa de la Misericordia
Una familia en la playa de la Misericordia. / Pepe Gómez
Ángela Téllez

10 de julio 2022 - 07:03

Málaga/La inflación también ha llegado a Málaga y, pese a que los chiringuitos han decidido no subir excesivamente sus precios, las carteras de los ciudadanos se han visto resentidas igualmente.

Pero, ¿cómo ha afectado esto a Málaga y sus chiringuitos? ¿Qué trucos siguen los malagueños para controlar el gasto?

Loli, José, María, Yolanda, Mari y Manolo se decantan por ir a la playa con la tan famosa nevera azul que tanto caracteriza las playas malagueñas. Ellos pasan así los días en familia y no hay plato que no falte. Ni bebidas... Refrescos, cerveza, agua, café… “Todo tipo de bebida para pasar el día lo más agradable posible”, cuenta Loli.

Además, no faltan patatas, embutidos, aceitunas y, por supuesto, filetes empanados.

Nosotros siempre hemos sido de nevera, porque siempre vienen los niños. A lo mejor vamos al chiringuito por espetos o café, pero son las que menos”, aclaraba Mari. “No notamos que hayan subido mucho los precios, más o menos cuesta como años anteriores, no está exagerado”.

David y su familia no dudan en mostrar todas las neveras y las bolsas que hay debajo de las tres mesas que se han traído: toda una estampa de playa. “Tenemos la nevera hasta arriba de comida. Tenemos picadillo, cervezas, refresco, mayonesa, tinto, zumos para los niños, yogures, medio queso, salchichón, tortillas… Como tuviera que sacarlo todo nos quedamos aquí todo el día”, afirma.

David abriendo su nevera para Málaga Hoy
David abriendo su nevera para Málaga Hoy / Pepe Gómez

Su familia opta por no ir al chiringuito. Son muchos y la cuenta sería abultada; no se lo pueden permitir. Sobre los precios sostiene: “Se ha notado que hay algunas cosas más caras, pero sabemos que con la situación actual es totalmente normal, aunque no hemos notado mucho cambio”.

David y su familia en la playa de la Misericordia
David y su familia en la playa de la Misericordia / Pepe Gómez

Carmen, Noelia, Manolo y Carmen también van a la playa con la nevera. Llevan fruta, bocadillos, ensalada y cerveza. “Sobre todo cerveza”, se ríe. “Nosotros somos más de nevera; al chiringuito no podemos ir porque es demasiado caro”, explica Manolo. “Hace tres semanas vinimos aquí a un chiringuito, pero no te lo puedes permitir a no ser que sea una vez en el verano y para quitarte el deseo del espeto”, añade.

Carmen y su familia en la playa de la Misericordia
Carmen y su familia en la playa de la Misericordia / Pepe Gómez

Vanesa y su padre Francisco prefieren traer la bebida a la playa y acercarse más tarde a comprar algo para comer. Lo que no les falta son patatas, refrescos y merienda para los niños. “Hay veces que hemos querido ir al chiringuito, pero ahora han subido bastante los precios”, comenta Francisco. “El año pasado me tomaba una caña a 1,70 euros y acabo de pagar 2,50 euros”, agrega.

Vanesa Y Francisco en la playa de la Misericordia
Vanesa Y Francisco en la playa de la Misericordia / Pepe Gómez

Mayte y Jesús aprovechan que viene Carmela, la suegra, y que trae tortilla de patatas casera. “Hoy como venimos con la suegra traemos más comida, pero si no, traemos unos bocatas, patatas y un táper de macarrones con tomate”, asegura Mayte. “Nunca hemos sido de chiringuito. Cuando no teníamos niños veníamos con nuestra sombrilla y ahora que los tenemos, venimos con un toldo para el sol y ya está”, acota.

Mayte y su familia en la playa de la Misericordia
Mayte y su familia en la playa de la Misericordia / Pepe Gómez

Fran y su familia lo tienen claro: para ellos un día de playa no se concibe sin la carpa y la nevera. “Siempre venimos aquí porque en los chiringuitos la cosa está regular. Está para pedirte un espeto una vez y comértelo en la playa; pero no siempre se puede”, comenta Fran.

Fran y su familia en la playa de la Misericordia
Fran y su familia en la playa de la Misericordia / Pepe Gómez

Ana, Manolo, Alberto y Raquel son de llevarse el aperitivo a la playa. No les falta ni el queso ni el jamón. Y a la hora de comer, piden comida a domicilio para que se la lleven a la playa. “Alguna vez hemos ido a los chiringuitos por un espeto, pero poco. Estamos más acostumbrados a esto”, explica Manolo.

Ana y su familia en la playa de la Misericordia
Ana y su familia en la playa de la Misericordia / Pepe Gómez

La nevera y el táper siguen siendo los protagonistas de las comidas en las playas. Los platos llevados desde casa ayudan a controlar los gastos. Y muchos dicen que comprar algunos espetos y café son los únicos lujos de un día junto al mar...

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