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Un arriero con dos mulas, los raíles del tranvía todavía no electrificado y una parada de coches de caballos que eran los taxis de la época forman la imagen que ofrecía por el año 1906 la emblemática Plaza de la Merced y lo único que se mantiene prácticamente igual en la actualidad es la existencia de una parada de taxis en el mismo sitio. Hasta el propio recinto ha sido transformado hace apenas unos meses mejorando su imagen, pero conservando el encanto de antaño. La plaza era en origen un gran espacio abierto extramuros delante de la puerta de Granada, limitado por el camino real que partía hacia aquella ciudad a un lado, el cementerio musulmán, el arrabal de Funtanalla y la muralla. Era la principal entrada a la ciudad y una zona de gran movimiento comercial. Tal era la importancia de esta zona que, junto a la puerta de Granada, se celebró en el año 1487 la ceremonia de entrega de las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos.
La plaza, también conocida como del Arrabal o del Mercado, era un gran espacio libre que se abría delante de la puerta de Granada, la principal de la ciudad. Los reyes aprobaron la celebración de un mercado semanal franco y feriado desde 1489, y su delimitación se produjo entonces. Según el historiador Víctor Heredia, en época cristiana la plaza era un lugar "muy animado y concurrido" y se fue conformando urbanísticamente con el convento de la Merced, el de La Paz, el Hospital de Santa Ana y la muralla, a la que se adosarían edificios desde el siglo XVIII. Fue en 1822 cuando el general Riego, héroe del liberalismo, se hospedó en la casa número 15, por lo que más tarde la plaza adoptó su nombre durante mucho tiempo. En esta época la plaza fue escenario de revueltas políticas, como el asesinato del gobernador conde de Donadío en 1836, y además era punto de concentración de fuerzas durante los procesos revolucionarios típicos del siglo XIX.
La urbanización de la plaza se produjo a mediados de ese siglo, después de la inauguración del obelisco en memoria del general Torrijos y sus compañeros, que habían sido fusilados en las playas de San Andrés en 1831. Aunque fue en 1858 cuando adquirió su aspecto prácticamente definitivo. Según el historiador Víctor Heredia, ese espacio central, terrizo, más relajado e íntimo, estaba poblado de asientos, árboles, farolas y quioscos, y sirvió de escenario a los juegos infantiles de Picasso, que nació en una esquina de esta plaza el 25 de octubre de 1881. La plaza fue reformada en el año 1988, cuando se cambió el arbolado y el pavimento. Hace apenas unos meses concluyó la última remodelación en la que se ha ampliado la zona peatonal a dos laterales y se ha sustituido la calzada de adoquines por otro tipo de suelo. Pero aún se mantiene la presencia fantasmal de los cines Victoria y Astoria. El primero, el más antiguo, fue demolido en 1968 y fue reconstruido y reinaugurado en 1979. Algunos años antes, en 1966, en el solar contiguo, se había levantado el cine Astoria, también de la empresa Moreno, una de las salas más grandes de la ciudad. Cerradas hace años, en sus edificios se suceden proyectos urbanísticos privados y públicos que temen, sobre todo, que su demolición implique una demanda general de no construir nada en su espacio como ampliación de la plaza.
La memoria de Riego y Torrijos y la configuración de la plaza en los años centrales del siglo XIX definen el carácter liberal y romántico de esta zona, concebida como un espacio de paseo y de descanso, además de cómo sitio de paso.
l UNA PLAZA CON CARÁCTER RELIGIOSO. Durante el siglo XIX los conventos de La Paz y La Merced cambiaron de uso. En 1836 las autoridades locales se incautaron del edificio del convento de la Paz, que lindaba con el Hospital de Santa Ana (existente sobre el solar de los cines Astoria y Victoria) y abrieron una vía de comunicación entre la calle de la Victoria y la plaza de la Merced. El solar del convento fue vendido a particulares, que fueron construyendo algunos inmuebles de nueva planta. Mientras tanto, las monjas se trasladaron provisionalmente al convento de Santa Clara hasta que dispusieron de uno nuevo en la Calzada de la Trinidad. Al final sobre el solar el comerciante y promotor Antonio Campos edificó dos manzanas de edificios de renta, proyectados por Rafael Moreno y terminados por Jerónimo Cuervo entre 1869 y 1870. Y fue precisamente en éste donde nació el genial pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso y donde actualmente tiene su sede la Fundación Casa Natal. El convento de La Merced sirvió de cuartel y luego fue derribado y parcelado en 1889. Su solar ha tenido varios usos como parque recreativo y espacio abierto hasta que en la década de 1960 se construyó un mercado de abastos. La iglesia de la Merced se conservó como parroquia hasta su incendio en 1931.
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