El poeta que se enamoró de Ronda

Presentan el libro 'En Ronda. Cartas y poemas' de Rainer María Rilke Anthony Stephens fue el encargado de presentarlo

Anthony Stephens agradece los aplausos del público.
Javier Flores Humilladero

10 de febrero 2013 - 01:00

La sede de la Real Maestranza de Ronda fue el lugar elegido para presentar el libro En Ronda. Cartas y poemas, cuyo autor es Rainer María Rilke, un poeta de fama mundial que se enamoró de la ciudad del Tajo durante su viajes por España, siendo uno de los insignes clientes del entonces recién inaugurado hotel Reina Victoria. Anthony Stephens firma la introducción de esta publicación que edita la propia institución maestrante rondeña, y fue el encargado de presentarlo en un acto que contó con una gran afluencia de público, que hizo que se quedase pequeña la sala que se había habilitado para ello.

Stephens hizo un recorrido por la vida de Rilke, su formación y su amor por Ronda, una ciudad que le embaucó con su Tajo, sus casas, sus balcones de forma y su majestuoso paisaje. Aunque su intención era quedarse un tiempo, finalmente permaneció en la ciudad desde diciembre de 1912 hasta febrero de 1013, aprovechando su anonimato como turista para conocer qué rumbo debía tomar su obra, refugiado en una ciudad lejana y un hotel casi vacío. Aseguró su introductor que no era precisamente el estilo inglés del hotel su más preferido, y que hubiese optado sin dudarlo por ocupar uno de los palacetes rondeños, acostumbrado a las estancias de los mejores castillos y palacios europeos.

La obra analiza a través de un estudio introductorio las cartas y poemas que Rilke escribió desde Ronda, tratando de desvelar la influencia que la ciudad pudo tener en la producción literaria del escritor. "Está claro, éste será el sitio adecuado para vivir en España y a la manera de aquí", dice en una de sus cartas, en la que también se muestra asombro ante el paisaje que descubrió casi por causalidad. Stephens hizo alarde de su conocimiento sobre Rilke, imaginando esos paseos de aquel turista que paseaba por las calles de la ciudad del Tajo de la época. Era la ciudad que eligió para el descanso de sus viajes por diferentes países de Europa, además de aportarle la posibilidad de un reencuentro en su interior que trasladó a su obra.

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