"Los políticos mundiales sienten un absoluto desprecio por el cambio climático"

El histórico ecologista presenta un libro en el que recoge sus impresiones sobre los graves impactos producidos en el planeta y en el que plantea alternativas para invertir la tendencia antes de que sea tarde

Juan López de Uralde ayer en la puerta de la librería Proteo de Málaga tras la entrevista.
Juan López de Uralde ayer en la puerta de la librería Proteo de Málaga tras la entrevista.
Raquel Garrido / Málaga

03 de diciembre 2010 - 01:00

Aunque su trayectoria en la organización ecologista Greenpeace comenzó en 1987, su nombre y su imagen dio la vuelta al mundo el pasado 17 de diciembre cuando en la Cumbre sobre el Clima de Copenhague fue detenido por exhibir una pancarta con el lema Los políticos hablan, los líderes actúan. Ahora ha tomado la decisión de dejar la dirección del movimiento ecologista para formar un partido político llamado Equo con el que quiere darle al medio ambiente el peso que merece. El libro que acaba de presentar es el primer paso.

-El planeta de los estúpidos, un sugerente título con el que ¿pretende despertar conciencias?

-El título es un poco provocador pero en realidad no estoy hablando de nadie en concreto, sino en general del comportamiento de la especie humana comparada con otras especies que están en equilibrio con su medio. La nuestra, en cambio, empieza a crecer hasta convertirse en una plaga. Y eso es lo que trato de exponer en el libro cómo desde que empieza la Revolución Industrial y empezamos a quemar masivamente petróleo y carbón comenzamos a crecer de manera desproporcionada y rompiendo totalmente el equilibrio con el medio.

-Después de la mítica frase de "los políticos hablan, los líderes actúan" que dio la vuelta al mundo, ¿cómo se ha decidido ahora a pasarse a la política?

-Precisamente por el absoluto desprecio que existe por parte de los líderes políticos mundiales sobre el tema del cambio climático porque ni siquiera van a ir a la Cumbre de Cancún. De alguna manera eso me lleva a la necesidad de dar un paso más y casi lo planteo como una acción, ya que este tema no llega a los políticos llevaremos el tema a la política.

-¿Cómo espera cambiar las cosas con el nuevo partido con el que empieza ahora su nueva andadura?

-Solamente con el hecho de haber iniciado este proceso ya hemos conseguido dar un aldabonazo porque el mensaje que estamos dando de que el medio ambiente no interesa a los políticos está llegando. Y ha llegado incluso hasta el Gobierno porque Zapatero se ha visto obligado a cambiar a la ministra de Medio Ambiente y a tratar, como ellos mismos han dicho, de pintar de verde el ministerio. Aunque creemos que hay que ir mucho más allá porque se trata de cambiar las políticas. Con esto tratamos que los temas ambientales dejen de ser marginales en la discusión política y pasen a ser temas centrales porque creemos que lo merecen.

-¿Sigue siendo el medio ambiente el gran olvidado de los gobiernos o empieza a cambiar algo?

-El medio ambiente y los partidos verdes están tomando una importancia clave. Lo hemos visto recientemente en las elecciones de Brasil donde Marina Silva ha logrado el 20% de los votos, el partido verde alemán está en este momento en las encuestas por encima del partido social-demócrata y Los Verdes en Francia alcanzaron el 16% de los votos en las elecciones europeas. Lo verde está saliendo de la marginalidad y está entrando con fuerza porque realmente tiene que hacerlo al tratarse de problemas que nos afectan a todos.

-Por su paso por Greenpeace ha podido participar en campañas en lugares tan sensibles como el Ártico, ¿qué está ocurriendo allí?

-Lo que está ocurriendo es dramático porque el Ártico está desapareciendo. A diferencia de la Antártida no es un continente sólido, sino una masa de hielo que flota sobre el mar y cada vez es menor. Es el síntoma más evidente de que estamos cambiando el clima y no somos conscientes de lo que eso significa porque eso puede tener graves efectos en las corrientes marinas y, en definitiva, alterar el clima de todo el planeta. Y lo estamos haciendo sabiendo los impactos que puede tener y, sin embargo, en vez de actuar con responsabilidad estamos permitiendo que continúe.

-¿Qué opina de los que aún defienden que esto no está pasando?

-Es que esto ya no es una teoría, sino una realidad contrastada. Hay campos muy distintos de la ciencia que indican que se están produciendo cambios muy importantes en los ecosistemas derivados del cambio climático, por lo tanto negarlo es negar la evidencia. Aunque es mucho más cómodo creer que no está pasando nada.

-¿Y por qué es más cómodo?

-Porque al final lo que está detrás de todo esto es nuestro modelo de sociedad que se basa en el crecimiento continuado y la base física es finita. Cuando cuestionas el modelo actual, aunque desde una posición difícil porque tampoco hay una alternativa en este momento que tenga un modelo sostenible, eso genera mucha incertidumbre en la gente pero al mismo tiempo nuestra generación es la que tiene en su mano el cambiar un poco el rumbo.

-¿La culpa no es entonces sólo responsabilidad de los gobiernos?

-No, todos tenemos responsabilidad en la destrucción de la Tierra porque todos estamos en el modelo y es muy difícil salir.

-¿Estamos a tiempo?

-Sí, pero no queda mucho y algunos de los daños que ya se han hecho son irreversibles.

-¿Siente que la sociedad sigue viendo a los ecologistas como un grupo de radicales ambientales que persiguen un reto utópico?

-Eso está empezando a cambiar y cada vez más el ecologismo es visto como un sector lúcido de la sociedad. Otra cosa es que luego se nos haga caso o no. La prueba es que nuestros adversarios lo utilizan como arma. Por ejemplo, Aznar ha sacado un libro que se llama El ecologismo sensato. Eso implica que el ecologismo tiene un reconocimiento social porque sino no utilizarían ese término.

-¿Cómo cambió su vida tras su experiencia como preso verde?

-No me cambió demasiado. Las cosas que hago siempre las he hecho por convicción y sigo teniendo las mismas convicciones. De hecho, el paso que estoy dando ahora ya estaba en mi cabeza antes de que ocurriera lo de Copenhague. Tal vez al contrario y reafirmó aún más lo que estaba haciendo.

-¿Volvería a hacerlo?

-Si se dieran las circunstancias, sí. Hicimos lo que teníamos que hacer y como ciudadano me hubiera gustado que un grupo de activistas hubieran puesto los fracasos de estas cumbres.

stats