Un porrazo
Tras dar marcha atrás de emergencia el velero, el resultado de este incidente quedaba patente en la valla que, sin haberse roto en su base se había inclinado 45 grados por la caricia de uno de los barbiquejos del buque danés
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Málaga/De vez en cuando, las maniobras de los barcos en puerto se ven salpicadas con algunos incidentes; unos sucesos que, afortunadamente y en la mayoría de los casos no suelen tener demasiada importancia. Al hilo de esto que les reseño, hoy les contaré un percance ocurrido hace algunas semanas en aguas malagueñas; un golpe que tuvo como protagonista al velero de bandera danesa Danmark llegado para cumplimentar una larga escala técnica.
Pero antes de narrar este pequeño incidente, permítanme que les explique lo que en un barco de vela son los barbiquejos; uno de los múltiples elementos que componen la compleja estructura de un velero. Sujetos a proa en el casco, los barbiquejos que no son otra cosa que unos cabos o cadenas tienen como misión fijar el bauprés, que es el mástil inclinado que poseen todos estos buques a proa. Manteniendo una máxima tensión, estos elementos que pueden ser únicos o múltiples fueron los protagonistas del incidente que ahora les contaré.
Con la previsión de realizar una prolongada estancia, el buque escuela Danmark entraba por la bocana malagueña a primeras horas de la mañana del 24 de enero del presente año. Con una intensa biografía que se remonta a 1932, este velero de 77 metros y tres mástiles dedicado a la instrucción de los futuros marinos mercantes daneses comenzó su maniobra para quedar amarrado en el muelle número dos. Con la necesidad de ubicarse junto al también buque escuela de la marina de guerra de Perú allí atracado, muy lentamente, el Danmark se fue acercando al muelle para ocupar el espacio que se le había asignado frente al espigón que delimita la marina de mega yates. Alcanzada su posición, la cadena inferior que forma parte de los tres barbiquejos que lleva este barco se posó sobre la valla situada en este muelle y, muy lentamente debido a la inercia del buque la fue inclinando. Tras dar marcha atrás de emergencia el velero, el resultado de este incidente quedaba patente en la valla que, sin haberse roto en su base se había inclinado 45 grados por la caricia de uno de los barbiquejos del buque danés. Un porrazo en toda regla que sin causar daños al barco sólo afectó a una valla que en muy pocas horas ya estaba reparada.
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