La postura del colegio San Patricio fuerza la marcha de la niña transexual
La familia está estudiando tomar acciones legales contra el centro Su abogado asegura que Gabi "ha sido expulsada"
Gabi dejó ayer su colegio. Justo antes de iniciar las vacaciones de Semana Blanca dijo adiós al centro educativo en el que ha estudiado los últimos años. La niña transexual del colegio San Patricio ha abandonado la institución forzada por la postura de la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa María de la Victoria, que no acató las instrucciones dadas por Educación ante las peticiones de la familia. Entre ellas, que Gabi pudiera llevar la falda del uniforme o usar los baños femeninos, además de ser considerada conforme a su identidad de género en la documentación interna del colegio.
Oliver Roales, el abogado que desde ahora representa a la familia, aseguró ayer a este periódico que "no ha habido más remedio que cambiar de colegio, pero no lo hacemos de buen grado, sino que consideramos que a la niña se la ha expulsado del colegio". Según el representante legal de los padres de Gabi, "la familia está estudiando emprender las acciones legales que tienen en su poder" y subrayó que "tanto en un centro público como en uno concertado, los menores tienen derecho a la educación y a ser tratados dignamente y nos vamos porque no ha sido así".
La pequeña de 7 años empezará una nueva etapa escolar en un centro público el próximo 3 de marzo. Su cambio de expediente en mitad del curso es el resultado de un periplo que empezó el pasado mes de septiembre. Poco después del comienzo del curso, organizaciones de transexuales denunciaron que en tres colegios malagueños no se respetaba la identidad de género y pusieron los casos en conocimiento de la Delegación de Educación, que dio instrucciones precisas al respecto.
El pasado 4 de octubre, la administración regional remitió a las direcciones de los centros afectados instrucciones para adecuar la documentación interna del centro docente considerando el género con el que se siente identificado el alumno o alumna y que el profesorado del centro se dirija al estudiante por el nombre con el que acuerden la familia y los menores. También se les recomendó que en el desarrollo de las actividades el profesorado tenga en consideración el género con el que el menor se siente identificado, "así como reconocer y aceptar la posibilidad de vestir con uniforme en función de la identidad de género".
Desde la Fundación Diocesana señalaron que el colegio siempre había buscado "el bien del menor sin discriminación de ningún tipo" e insistieron en su respeto a la pequeña. No obstante, Gabi sólo podía utilizar el baño de discapacitados y nunca le permitieron vestir la falda del uniforme. Ella y sus hermanos, en solidaridad con la pequeña, siempre llevaron el chandal. La inspección reiteró en varias ocasiones las recomendaciones de Educación y la fiscal de Violencia de Género abrió una investigación para dilucidar si la actuación del colegio era constitutiva de delito contra la menor. En noviembre, los padres, representantes del centro, la fiscal y la delegada de Educación se sentaron para intentar acercar posturas, aunque sin éxito, ya que determinó que seguiría tratando a Gabi como varón. El pasado mes de enero, la Fiscalía decidió archivar la investigación, pero aún sigue abierto el expediente para estudiar una posible retirada del concierto educativo al centro.
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