Felipe Romera: “La dificultad de encontrar el camino te conduce al progreso”

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El director general del PTA insiste en la necesidad de dominar dos idiomas: el inglés y la programación

La fibra óptica o los edificios de oficina, dos hitos en la gestión de Málaga TechPark

El empleo de la Málaga tecnológica se dobla en la última década

Felipe Romera, junto al Puerto de Málaga.
Felipe Romera, junto al Puerto de Málaga. / C.G.

Sol, playa y tecnología. ¿Qué puede salir mal? “Cuando te digo que muchas cosas me han salido mal es verdad”, exclama Felipe Romera. El director general del PTA recuerda su primera campaña para atraer empresas a Málaga. Una estrategia a la americana. “Vi que en los anuncios de Silicon Valley venían con gente en un chiringuito y tablas de surf”, recuerda. El anuncio que publicó en Financial Times no tuvo el efecto deseado. Faltaba un eslabón. “Ahora vienen por el clima, pero sobre todo por el ecosistema de innovación que hay”, argumenta el galardonado con el V Premio Reconocimiento Andaluz que otorga el Grupo Joly y Telefónica.

-¿La historia de Málaga TechPark es una historia de fracasos?

-El mayor lo tuve al empezar por creer en la obviedad de que un anuncio con sol y playa iba a atraer empresas. Lo importante es que los proyectos pequeños en los que fracasas hasta tu objetivo final no te maten. He aprendido a vislumbrar por dónde van las cosas. A veces piensas que estás en una frontera sin camino, pero la dificultad de encontrarlo es el valor que te conduce al progreso. Con la fibra óptica también la liamos, metimos cerca de 60 kilómetros y luego las empresas sólo usaban el teléfono que por aquel entonces no usaba fibra. ¿Qué pasó? Cuando llegó internet crecimos muchísimo, pero fue gracias a un fracaso rotundo.

-No hay mal que por bien no venga…

-También tuvimos que cambiar nuestro modelo de parque. La habíamos liado otra vez… La idea era hacer parcelas para que las empresas las compraran y rápidamente nos dimos cuenta de que eso no funcionaba. No eran capaces de hacerse un edificio o la inversión estaba configurada no de la forma más óptima. Ahí decidimos hacer edificios de oficina y triunfamos.

-¿Qué ve si echa la vista atrás?

-Veo una historia muy difícil, pero bonita. Un camino que nunca pensé que lo iba a tener tanto a nivel personal como hablando de Málaga. Había un propósito y lo estamos consiguiendo. Insisto, el fracaso es parte del éxito. Todos esos proyectos que se caen por el camino son los que te hacen crecer.

-¿Destaca algún otro?

-Hemos perdido muchas inversiones, pero la pérdida que más me dolió fue la de Motorola. Ahí aprendí a gestionar las ventanas de oportunidad. Estuvimos esperando unos cinco meses de negociación y finalmente rechazaron el proyecto. Hay que saber gestionar los tiempos y vislumbrar las oportunidades.

-¿Falta talento en Málaga?

-El sistema necesita más trabajadores, pero los métodos educativos que tiene España están orientados a una formación muy lejana a las necesidades de empleo que se están generando relacionadas con las tecnologías digitales. Las nuevas áreas como la inteligencia artificial necesitan otros perfiles, que la educación tradicional ni los ve. Ahí tenemos un problema. Para tener trabajo en las nuevas tecnologías hay que tener conocimiento en dos idiomas: el inglés y la programación. Es un problema básico de la futura economía malagueña.

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