La princesa que esquivó las fiestas de Marbella y ayudó a los enfermos de sida
Maria Luisa de Prusia, la prima de la Reina Sofía, se casó con Rudi Schönburg, un conde con una pasión por la hostelería
Víctor Rodríguez, el chiringuitero de los famosos en los años dorados de Marbella

Marbella/Las drogas entraban y salían de la población y discurría constantemente por los callejones un alud de jóvenes apestosamente sucios o irremediablemente degenerados. Vivían en barracas o dormían en la playa y estaban dispuestos a cualquier clase de perversión. Los americanos constituían un número importante de la población descarriada –chicas de buenos colegios y muchachos cuyos padres creían que estaban en alguna Universidad europea–, pero la mayoría eran franceses, alemanes y escandinavos”. Así describe al Torremolinos de finales de los años sesenta James Michener (premio Pulitzer de ficción) en The Drifters, –Hijos de Torremolinos en la versión en español–libro que conocía muy bien la joven María Luisa, cuando su prometido le propuso asentarse en Marbella.
–En mi vida nunca pensé venir a España y vivir aquí. Había oído hablar de Marbella. En nuestra familia se pensaba que la gente en Marbella tenía una vida fácil, digamos que no muy seria. Un lugar de drogas y sexo. Mi padre esperaba que me casara con un conde que tuviera un bosque, donde él pudiera practicar la caza.
Alitalia volaba a Mogadiscio (Somalia) una vez a la semana, era costumbre ir al aeropuerto para ver quién llegaba y quién salía. Ahí también llegaban los correos. Para la colonia extranjera la ciudad tenía un aspecto turístico, con embajadores que se aburrían y siempre tenían alguna fiesta. María Luisa era una enfermera dedicada al cuidado de los niños y que había trabajado en diferentes hospitales, cuando se instaló en Mogadiscio para ayudar a la mujer del hermano mayor de Rudi, que esperaba su cuarto hijo. Rudi, que se encontraba en un safari por Kenia, acompañando a unos clientes del Marbella Club, se desplazó a Somalia para visitar a su hermano.
–Yo ocupaba el cuarto de huéspedes de la casa. Ante la llegada de Rudi me vi obligada a irme para dejarle mi habitación. Estaba muy molesta con él porque para mí suponía abandonar Somalia, donde esperaba estar más tiempo. Nos cruzamos con Rudi en el aeropuerto, nos saludamos y subí al avión llorando.
A partir de ese breve encuentro Rudi comenzó a interesarse por María Luisa. Aunque ya se conocían, porque eran familia. La bisabuela de María Luisa era la hermana de la abuela de Rudi. Para María Luisa hasta entonces él era el tío Rudi.
–Si tú me quieres en Londres un poquito, me vas a adorar en Marbella.
–¡Qué creído!
Así lo cuenta José María Sánchez Robles en su libro El conde Rudi, un hombre afortunado, donde relata la vida de la pareja, fruto de una serie de entrevistas y conversaciones.
–Alfonso de Hohenlohe nos organizó en el Marbella Club una gran fiesta de compromiso que duró una semana. Fue fantástico. Mis padres no sabían que viajaba a Marbella. Para mí todo era nuevo, un idioma que no conocía, las comidas, los horarios, fui acostumbrándome, aprendiendo poco a poco. Finalmente, se casó con Rudi Schönburg, un conde que no poseía tierras ni bosques. Pero sí una desmedida pasión por la hostelería, que le llevó a convertirse en el factótum del Marbella Club. Siguiendo el estilo arquitectónico del hotel, Rudi construyó una casa andaluza en un plácido pinar de Nagüeles, vecina a la urbanización La Virginia.
–Estoy muy agradecida a Marbella, dice María Luisa de Prusia donde reside desde hace más de medio siglo.
Cuando me instalé en Marbella me encontré con marquesas y duquesas, lo viví todo como un teatro del que no participé, como tampoco de las fiestas que se hacían. No me identificaba con ello. Me limité a observar y ayudar a mi marido en sus obligaciones, estar a su lado. Me gusta mucho la casa, estaba ocupada con ella y con los niños.
Muchas veces me encontré supliendo lo que faltaba en el hotel. Se llevaban de la casa servilletas limpias que no habían llegado a tiempo de la lavandería para la cena de los clientes, y otras veces cuadros para decorar un salón. Para mi marido el hotel es su vida. Fue una vida muy dura, me decía voy en diez minutos que llegó alguien importante y pasaban horas. Rudi ha sido durante 36 años hermano mayor de Santa Marta y de todas las cofradías. Era una suerte conocer a la gente del hotel, que funcionaba como una familia, tanto a los empleados como a sus hijos. Me encanta el hotel, pero no que tuviera atrapado a mi marido. No quería que mi hijo fuese hotelero.
En el Marbella Club de hoy ya no existen las fiestas pobladas por la aristocracia.
–Ha cambiado, ahora prima el dinero y son otros los clientes. Nuestros amigos, estas familias, no tienen presupuesto para estos precios, ahora se alojan en casas particulares donde son invitados. La madre de Sofía de Habsburgo se queda en la casa de una amiga, a los aristócratas no se los ve. Antes esto era pequeño, se compartía un grupo que salía y se conocía, aquí se hacían las fiestas y fuera no había nada. El hotel Marbella Club supuso el despertar de Marbella al mundo. Nos hace mucha ilusión ver hoy en los carteles el nombre de Marbella junto a ciudades como París o Nueva York, lo vimos en Mónaco, es increíble. La Marbella de antes me puede parecer mejor, pero para mis hijos, que no la conocieron, esto les encanta.
Por aquí pasaron personajes con los que he coincidido como la princesa Soraya, una señora muy bella, los reyes de Suecia, el príncipe de Prusia, Edward Heast, Alfonso e Ira de Fürstenberg, Julio Iglesias, Linda Christian, James Stewart, Audrey Hepburn o Deborah Kerr, magnifica artista y persona.
La princesa Bismarck era una persona increíble, con mucha educación, una extraordinaria anfitriona, que mezclaba a los invitados para que la conversación resultara interesante. También la baronesa Von Pantz, que tenía siempre la casa llena de gente. Había personajes originales que ya no los hay, como los Chorys, aunque no participé mucho con ellos, a pesar de que con alguno coincidía en la fecha de cumpleaños, solo era un hola y adiós.
Recuerda una ocasión en que un cliente inglés del hotel se sintió mal y tuvo que ser atendido por el médico del pueblo, el doctor Del Pino, que consideró su estado grave.
–Para tranquilizarlo, Rudi le dijo está todo bien y en ese momento el hombre abrió la boca y se murió. El problema era cómo sacar el cadáver del hotel sin causar malas impresiones al resto de los clientes. La ambulancia aparcó en la parte trasera del hotel y para llegar había que atravesar el patio interior. Rudi con la ayuda de un empleado, Manolo Puerta, lo trasladaban entre los dos como si lo estuvieran ayudando a andar, entre las sombras de los cipreses. En ese momento la princesa belga Lilian Baels pasaba por allí con sus perritos, que se acercaron a olisquearlos. Puerta ahuyentó a los animales, la princesa recogió en brazos a sus perritos y continuó su camino.
Reconoce que había supuestos nobles con títulos falsos.
–Nadie sabía quién era quién. A veces daba miedo no saber quién era el que estaba a tu lado. Cuando veía a alguno que no conocía haciendo fotos me quitaba de en medio.
María Luisa nació en 1945 en Constanza (Alemania), país que tras su derrota en la Primera Guerra Mundial en 1918 desembocó en una revolución que acabó con la abdicación del emperador Guillermo II y supuso el fin de las monarquías alemana y prusiana. El último emperador fue el bisabuelo de María Luisa y de la reina Sofía.
–Mi abuelo Alberto era hermano de Vitoria Luisa, la abuela de la reina Sofía, por eso somos primas. La orden de la reina Luisa de Prusia, en honor de la segunda hija del emperador Guillermo I de Alemania que luchó contra Napoleón, se la concedió su tío Luis Ferdinando a María Luisa como princesa de Prusia cuando esta se casó.
–Me robaron la medalla de la orden de nuestra casa un día que fuimos a Ronda, se llevaron todo. Ella fue un ejemplo y Federico II de Prusia, que luchó contra los austriacos fue un gran hombre entregado al pueblo. Es muy triste que desaparezca tu país de nacimiento. Otros estados de Alemania como Hamburgo o Baviera siguen existiendo mientras que a Prusia, después de la Segunda Guerra Mundial, la quitan de en medio por miedo a su ejército.
En la Guerra Franco-Prusiana de 1870, el primer ministro prusiano Otto von Bismarck unificó los estados alemanes. La unificación de las tierras prusianas y alemanas continuó y Prusia fue oficialmente abolida en 1947.
–Nunca imaginé ser reina, no creo que quien nace princesa quiera serlo. Quienes quieren serlo no saben lo que significa eso. Los reyes deben ser un ejemplo para la sociedad. Creo que a España Juan Carlos le ha hecho bien, durante 40 años fue un gran rey. Todos los Borbones han escapado. Es triste estar lejos de tu país y terminar así. Ahora tenemos al mejor rey que será un gran ejemplo para Leonor. Creo que la monarquía tiene mucha vida por delante las hay en Países Bajos, Noruega, Bélgica, Suecia o Dinamarca y en muchas las reinas son ellas.
Sofía ha sido una reina única, importantísima. A sus 86 años sigue entregada a las personas, cooperando con los bancos de alimentos. Es un gran ejemplo. Un ser fenomenal, que ha sufrido mucho. Luchó para que España la aceptara como su reina. Supo hacer que a una extranjera se la quisiera. Ha sido presidenta de honor de la Asociación Antisida Concordia, que he presidido. Ella estuvo con nosotros, menos de lo que hubiera querido por vergüenza de mover todo el dispositivo de seguridad que ello acarrea.
En Concordia vivimos momentos desagradables, nos tiraban piedras. Los vecinos no querían tener cerca de sus casas un centro de ayuda a los enfermos de sida. Había desconocimiento y mucho miedo. Hasta que se pudo hacer una reunión con los vecinos para explicarles lo que significaba nuestra labor y quitarles el miedo de que por tenerlos cerca se fueran a contagiar.
Hicimos una casa para los enfermos y contactamos con las hermanas de la madre Teresa de Calcuta, pero ellas no se pudieron hacer cargo porque entendían que la barriada de El Palo en Málaga estaba más necesitada. Con una medicación más efectiva los enfermos ya no se morían. Incluso aprendí a hacer una revista, buscar patrocinadores y saber por qué una página impar de publicidad valía más que una par, llegamos a recaudar hasta 20.000 euros. Las galas se hacían en el Marbella Club, en la finca La Concepción, y la última en 2021 en Olivia Valère. Concordia estuvo activa durante 27 años, hasta que el Covid nos frenó, sin eventos no había dinero. Tuvimos que despedir a los tres empleados, se pagó todo y se cerró. Además, yo ya tenía una edad.
Una de sus tías, que acostumbraba a leer las manos, a los 14 años le vaticinó que tendría una vida plagada de suerte. Añora las casas con tejas árabes en lugar que los cubos minimalistas acristalados.
El 18 de septiembre la princesa de Prusia cumplirá 80 años y lo celebrará el día 20 con un almuerzo de campo en la finca Ana María vecina al Marbella Club, que fue de Gunilla Von Bismarck y que ahora pertenece al hotel.
–Ahí fue la fiesta a la que asistí de Cari Lapique, donde para recrear la feria de Sevilla había una gran caseta y otras más pequeñas a los lados. Mi fiesta será con trajes de flores, pantalones de colores, guayaberas y sombreros de paja. Y no sé más, es mi hija quien la organiza.
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