El prisma
Opinión | Territorio Comanche
En toda esta dinámica autocomplaciente, en la gestión del éxito turístico, ¿dónde queda el malagueño residente? El vecino, ¿dónde queda el vecino?
Gentrificación verde
Málaga/YA hemos comentado en repetidas ocasiones como los procesos territoriales son complejos y la interpretación de estos dependerá desde la posición donde uno se quiera situar, así como la necesidad de abordar estos temas desde una perspectiva holística. Evidentemente, unos temas son más sensibles que otros, y como ejemplo bien vale lo sucedido en la última semana, en la que todo han sido buenas noticias relacionadas con la recuperación post covid dentro del sector turístico, mostrando una vez mas que se trata de una actividad extraordinariamente resiliente. Baste con recordar como estábamos hace un par de años.
La información. Nuestros puntos fuertes de acceso, y los más fáciles de controlar estadísticamente, son estación marítima vía cruceros, la estación de AVE y el aeropuerto. Según la Autoridad Portuaria, para el presente año hay confirmadas 297 escalas de cruceros hasta diciembre, lo que de entrada supera la cifra de 2019, considerado un año histórico para el sector turístico en la capital, y en el que llegaron 288 buques de estas características. En 2022 alcanzamos 342.045 pasajeros de cruceros frente a los casi 500.000 cruceristas en los que nos habíamos estabilizado. En los años pandémicos la cifra de viajeros fue de 118.330 (2021) y de 40.172 en 2020. Málaga está conectada con muchos puertos españoles, pero especialmente con puertos extranjeros como Marsella o Port Vendres (Francia), Southampton (Reino Unido), Lisboa o Madeira (Portugal), Cagliari o Savona (Italia), Heraclión (Grecia)... Esta recuperación y nueva dinámica turística empezará a ser manifiesta e intensa a partir de mayo cuando llegarán a coincidir hasta cuatro o cinco barcos atracando el mismo día en el puerto de Málaga. Como ejemplo, el 2 de mayo coincidirán el Explorer of the Seas, con un aforo máximo de 3.840 personas, junto al Celebrity Infinity (2.450), Silver Dawn (623), Evrima ( 298) y el World Traveller (200 personas). Es decir, que cabe la posibilidad de que ese día y procedentes de la terminal marítima, coincidamos con hasta 7.500 criaturitas gozando de toda la oferta que nuestro centro histórico les brinda. Hoy no toca plantear el tema de la huella de carbono que dejan esos cruceros que también es digna de mención, y de qué es lo que debería hacer el consistorio y la autoridad portuaria para paliar sus efectos.
Por su parte, el aeropuerto de Málaga-Costa del Sol ha cerrado el mes de enero de 2023 con 1.120.167 pasajeros, superando así en un 10,5% los datos del mismo mes de 2019, y en un 60,9% con respecto a enero de 2022. El grueso de los pasajeros contabilizados en 2022 se desplazó en rutas comerciales, hasta sumar 1.115.308. El Reino Unido (216.828 pasajeros), Holanda (79.653), Alemania (66.747) e Italia (55.026) fueron, los países con mayor demanda el pasado mes de enero, algo también normal para estas fechas de invierno malagueño. La conexión de ambas informaciones nos puede llevar a sospechar que rebasaremos ampliamente la cifra de 13 millones de turistas a finales del presente año.
La propaganda. Esto coincide con la información publicada por la revista Forbes, publirreportaje o no, que elige a Málaga como la mejor ciudad del mundo como alternativa a las grandes capitales, lo que se ha determinado en función de las 478.600 búsquedas realizadas en Google. Y esta tampoco es mala noticia, porque si bien Málaga suele asociarse al consabido turismo de sol y playa, debido a unas envidiables condiciones climáticas para el turismo, la diversidad de la oferta cultural, con “la mayor concentración de museos por kilómetro cuadrado de Europa” también juega un importante papel. Incide en otros aspectos como la seguridad, la variedad cultural y la denomina una ciudad “familiar”, ya que son muchas las personas que deciden jubilarse en la Costa del Sol. Y además consideran que “es una ciudad tolerante y que acoge a muchos expatriados homosexuales de todo el mundo”. Bien, pa la casa aunque sean piedras, como decía el dicho.
Las consecuencias. Está claro que se trata de buenas informaciones relacionadas directamente con el principal sector de nuestra economía, como es el vinculado con la actividad turística, con todo lo que eso supone en la creación de empleo y en nuestro PIB, y su contribución en el autonómico, y nacional, y, por tanto, en el peso económico de Málaga. Pero esto, lejos de inducir a la autocomplacencia, debe trasladarse en la necesidad de activar los mecanismos pertinentes para que la euforia general no se convierta en dramas particulares. Con todas estas criaturitas circulando por el centro histórico, ¿tenemos infraestructuras y servicios suficientes para que el éxito no se produzca a costa de otros fracasos?
Frecuentemente, incluso en las encuestas triunfalistas elaboradas desde el equipo de gobierno, se remarcan prioritarios problemas como el ruido, la limpieza, la movilidad, las zonas verdes…y una parte importante de ellos no se generan en el centro histórico, sino en los barrios. También se ha consolidado la idea mediante la que los servicios públicos, limpieza, mantenimiento, prestan mucha más atención al centro que a los barrios. Esto unido a que cada vez hay menos vecinos residentes en el centro, lo convierte en un mero escenario en el que se representa una obra diaria, pero que conforme se cierra la última persiana del garito de guardia, se queda vacío. Ojo que esto también puede tener sus consecuencias electorales.
En definitiva, en toda esta dinámica autocomplaciente, en la gestión del éxito turístico ¿dónde queda el malagueño residente? El vecino, ¿dónde queda el vecino? Con toda la serie de obras previstas, al menos en las infografías, y que sin la menor duda supondrían un deterioro de su calidad de vida, ¿se va a tener en cuenta su opinión, o solo va a interesar pedirle el voto? Y es que en temas territoriales y con la opinión pública, todo depende del ángulo con el que se miren las cosas, y por eso el mejor negocio en política es siempre controlar el prisma, y que todos miren lo que uno quiere, para que no vean lo demás.
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