Productores renuncian a la recogida de castañas por la falta de rentabilidad en el Genal
Bajos precios y escasa producción castigan a un pilar de la economía de la comarca
Los castañares del Valle del Genal, que se salvaron en su inmensa mayoría del gran incendio de Sierra Bermeja que quemó solo algunas pequeñas extensiones en Jubrique o Pujerra, se llenan estos días de cuadrillas que trabajan en la recogida de este fruto. Un cultivo que supone un importante aporte económico para muchas de las familias de la zona, aunque desde hace unos años los precios y la producción no son todo lo buenos que los productores desean.
A tal punto está llegando la baja rentabilidad que algunos de ellos han decidido no realizar la recogida este año porque la escasa producción y los bajos precios de venta hacen que no sea rentable al tener que contratar personal para poder realizar el trabajo.
Este año los castaños hicieron una buena carga de erizos, pero muchos luego no han cuajado los frutos y estaban sin castañas. De hecho, en la cooperativa de Pujerra estiman que su producción será alrededor de un 50% inferior a la registrada el pasado ejercicio, lo que supone una importante reducción. Además, los bajos precios que se están pagando también afecta a la rentabilidad. En estos momentos ya se paga poco más de un euro por un kilo castaña fresca.
Una situación que se debe en parte a que en algunas zonas, las castañas presentan un problema de calidad por la aparición de un pequeña mancha en su interior que hace más complicada su venta en fresco, por lo que es la industria de alimentación el principal destino de este año.
A pesar de todos los inconvenientes que se están produciendo, en un viaje por el interior del Valle del Genal se aprecia rápidamente que la campaña de recogida está en pleno desarrollo. En los pueblos productores, a primera hora de la mañana, se puedan ver a las familias preparando sus vehículos para salir hacia el campo ataviadas con ropa de trabajo.
De igual modo, en los márgenes de las carreteras se concentran vehículos estacionados que descubren la presencia de trabajadores en las fincas próximas. Mientras, el murmullo que se puede escuchar desde el interior del bosque también desvela despliegue por el campo.
Un trabajo complicado que requiere la utilización de guantes para tratar de mitigar el efecto de las afiladas púas de los erizos en los que se encuentran las castañas y que tienen que ser abiertos de forma manual para sacar el fruto que se encuentra en su interior.
Además, las importantes pendientes en las que se encuentran situados los castañares también obligan a tener posturas de trabajo nada cómodas que hacen que al final de la jornada se deje sentir el importante esfuerzo físico que tienen que realizar las cuadrillas para recoger este fruto de otoño.
Una recogida manual que hace que sea un proceso lento y complejo, ya que posteriormente también hay que realizar el transporte de los sacos que se van llenando hasta zonas en las que puedan acceder los vehículos para realizar el transporte hasta la cooperativa o los almacenes privados que operan en estos municipios.
Un trabajo “duro”, como reconocen en la explotación de José Antonio del Río, pero que también supone una vía de ingresos para las personas que son contratadas para realizar la recogida, ya que muchas familias necesitan contar con personal externo para poder realizar estas labores.
Mientras, en los bosques de castaños se repite la imagen de personal trabajando en pronunciadas laderas, posturas incómodas y recogida a mano de la castaña. En la cooperativa de Pujerra toca hacer el trabajo de recepción, pesaje y selección del producto. Una tarea fundamental para realizar la selección del producto antes de proceder a su envasado en función del destino que pueda tener. Aquí también se trabaja de forma manual. En dos cintas de selección toca estar concentrado al máximo y ser rápido para retirar todas aquellas castañas que por algún motivo no son aptas.
Una actividad económica que desde hace unos años también se ve afectada por los robos que se producen en las parcelas, por lo que la Guardia Civil suele tener una importante presencia en la zona en estas fechas para la realización de controles de vehículos y detectar si sus ocupantes han podido realizar una recolección ilegal de castañas o el robo de las que se encuentran ya en sacos a la espera de ser transportadas a los almacenes.
Tal es el daño que este tipo de actividad ocasiona, que en los principales municipios productores de la comarca se instaló cartelería en la que también se recuerda a los visitantes que la recogida de castañas del bosque se encuentra totalmente prohibida.
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