Arrastran a una prostituta 500 metros con el coche tras negarse a propuestas sexuales en Málaga

Nuevo incidente violento en el polígono Guadalhorce, en Málaga capital, denunciado por una prostituta. La víctima, esta vez, es una mujer trans de 32 años que asegura haber sufrido una "brutal agresión grupal" a manos de cuatro encapuchados de origen magrebí. Según su testimonio, el copiloto de un AUDI de color negro la "agarró de un brazo" cuando ella iba a bajarse y, tras acelerar bruscamente, la "arrastró más de 500 metros" por la calzada, lo que le provocó "quemaduras y erosiones en la piel". Tuvo que ser atendida en un centro sanitario tras haber sufrido, apunta el parte de lesiones, erosiones por abrasión en una mano, en ambas rodillas y en una de las nalgas.

Era la 1 de la madrugada del viernes pasado. La trabajadora sexual relata en la denuncia, que ha presentado ante el Juzgado de Instrucción número 5 de Málaga, que todo ocurrió después de que se negara "rotundamente" a unas proposiciones sexuales que un grupo de individuos le había hecho mientras ella ofrecía sus servicios. Ante su negativa, uno de los supuestos agresores se abalanzó sobre ella realizándole, sin su consentimiento, "tocamientos en sus senos violentamente", Hubo entonces un "fuerte forcejeo" tras el que la mujer consiguió zafarse. En ese momento, la persona que viajaba en el asiento del copiloto la sujetó mientras el conductor pisaba el acelerador a toda velocidad y acabó "arrastrada".

Agresiones supuestamente motivadas por su "condición e identidad de género"

Pese a los "gritos de auxilio y desesperación", reza el escrito de denuncia, "los autores no cesaron", e incluso se "mofaron" de lo que habían hecho: "Las mujeres transexuales deberían ser decapitadas. Es pecado que en pleno mes de Ramadán estén ejerciendo la prostitución en las calles", profirieron, según la versión de la víctima, que cree los hechos podrían estar motivados por su "condición e identidad de género".

Era la primera agresión física; las verbales se repetían. Según su testimonio, viene "sufriendo amenazas de muertes, intimidaciones y agresiones" por parte de un grupo magrebí que actúan de forma extremadamente violenta". Y no sólo contra ella, sino que también ha puesto el foco el resto de mujeres trans que suelen frecuentar el polígono.

La mujer, tras la agresión, acudió al juzgado en compañía del Equipo de Atención a la Mujer (EAM) para denunciar la agresión ante la sospecha de que los autores hayan podido incurrir en un delito de odio. La víctima ya había contactado antes con este colectivo "en reiteradas ocasiones y a diferentes horas", habiendo sido necesaria la atención psisocial ante la situación de "riesgo" a la que se veía sometida. En el escrito, la trabajadora sexual detalla también que cuenta con grabaciones "de anteriores hechos similares en los que se visiona a hombres amedrentando y acosando a mujeres transexuales".

El EAM, en declaraciones a este periódico, ha anunciado que tiene previsto acudir al Defensor del Pueblo Andaluz para que tenga conocimiento de la "inseguridad" que constatan de noche en el polígono Guadalhorce. "No nos vamos a callar. Cualquier día se van a cobrar la vida de una de las mujeres", se lamenta.

Unos encapuchados persiguen y encañonan a otra prostituta

Es la segunda denuncia presentada en el último mes por una mujer trans que ejerce la prostitución en el polígono Guadalhorce. El caso anterior se remonta al mes de enero. No eran las primeras "amenazas de muerte, intimidaciones y agresiones" que, según su testimonio, viene soportando, motivadas, cree, por su identidad de género. Pero entonces se habían agravado: esta vez acabó siendo -relata- golpeada y perseguida mientras la encañonaban. Una prostituta trans, que suele "ejercer libremente" de noche en el polígono Guadalhorce de Málaga, ha denunciado ante un juzgado el ataque de un grupo de encapuchados que actúan en la zona "de forma extremadamente violenta contra las mujeres transexuales", vertiendo "expresiones claras y objetivas contra la comunidad LGTBIQ". El caso ha sido puesto en conocimiento de la Fiscalía de Odio.

Solo Sicara, nombre ficiticio, se atrevió hasta entonces a romper su silencio. Hay más víctimas, pero, apostillaba, todas se niegan a denunciar "por temor". Tiene 34 años y, según explicaba en declaraciones a este periódico, desde hacía tres, esconde su rostro bajo una mascarilla tras haberse sometido a una reconstrucción facial como consecuencia de la agresión que sufrió, presuntamente, a manos de un cliente que le fracturó de un puñetazo la mandíbula, según quedó recogido entonces en el parte sanitario.