"No se puede describir el terror que hemos pasado"

desastre ambiental en la sierra La noche más larga de los afectados

Una de las afectadas califica de "acto criminal" el siniestro · Otra, que pasó la noche en el albergue tras ser obligada a desalojar su vivienda, revela que pasó todo el rato sentada en una silla incapaz de dormir

Vecinos y curiosos arrinconados a un lado para dejar trabajar a los servicios de emergencia.
Nuria Alonso / Mijas

13 de septiembre 2011 - 01:00

"Horroroso. Ha sido un incendio criminal". Así calificaba Carmen Muñoz, una vecina de Mijas, el incendio que ha asolado en los dos últimos días alrededor de 400 hectáreas de terreno de Mijas, Ojén y Marbella. Un siniestro que comenzó en la zona de Entrerríos, más concretamente en el área conocida como Fuente de la Teja, y que según los cálculos provisionales ha afectado al menos a un millar de hectáreas.

En ese lugar se encuentra la casa de Charo y su familia. Pasadas las 20:30 del domingo comenzó el incendio, momento en el que esta vecina se encontraba en casa viendo la televisión. "Vimos que había humo, pero pensamos que alguien podía haber estado quemando rastrojos. Al ver que seguía dimos aviso a los vecinos y llamamos a la Guardia Civil. Los Bomberos llegaron al momento", explica la afectada, que no ha sufrido daños en su propiedad.

Poco después les informaron de que tenían que desalojar su vivienda por prevención, por lo que Charo y su familia pasaron toda la noche en el albergue de Entrerríos, a pocos kilómetros del punto de inicio. "Muchos vecinos fuimos al albergue, había camas pero nadie se acostaba. He pasado toda la noche sentada en una silla por los nervios", asegura la vecina, que pudo regresar a su casa pasadas las 8:00 tras una noche llena de incertidumbre. De hecho, la mujer afirma que justo al volver pudieron ver como aún salía humo de algunos matorrales, por lo que los vecinos no dudaron en refrescar la zona con agua para evitar daños mayores. "Es una suerte que no haya pasado nada más grave", añade.

En esta misma situación se encontraba Rosalía López, una vecina que tiene su vivienda en Los Mercegales de Entrerríos. "Nos dimos cuenta porque estábamos en el patio de mi casa y vimos un humo que no era normal. Con el viento tan horroroso que hacía el incendio llegó a la sierra", indica. En un primer momento la familia decidió quedarse en casa, pero finalmente la Guardia Civil les desalojó para evitar daños mayores. "Mi casa está bien, pero otros no han tenido tanta suerte. No se puede describir el terror tan inmenso por el que hemos pasado", recuerda la afectada, que no dudó en mostrar el agradecimiento a la rapidez con la que actuaron los servicios de emergencia y a Cruz Roja, que repartió comida entre los desalojados.

Gregorio Paredes es un vecino de Los Alcores de Calahonda. A la hora del siniestro se encontraba en casa con sus dos hijos, aunque a las cinco de la madrugada tuvo que abandonarla por seguridad. Gregorio recuerda que al principio las llamas estaban lejos, sin embargo a medida que avanzaba la noche se acercaron a su vivienda. Sus hijos, debido al miedo, no paraban de llorar y uno de ellos llegó a sufrir un ataque de ansiedad. No obstante, este vecino agradeció el trabajo realizado por los efectivos para acabar con las llamas.

El caso de Juan José es un poco distinto. La casa de sus padres se encuentra en Entrerríos, aunque sólo la usan los fines de semana. "Me avisaron a las 21:30 de que había un incendio. Cogí el coche en Málaga y me planté en Mijas de inmediato, pero no me dejaron pasar más allá del puente de acceso. Estaba muy nervioso porque no sabía si la casa había resultado afectada. Al final nos hemos librado", informa con alivio.

Una situación similar vivió Antonio, cuya familia posee un cortijo con algunos cultivos en el lugar. Aunque llegó a eso de las 21:00 al sitio no pudo pasar, por lo que pasó toda la noche en casa de un familiar en Fuengirola hasta que a la mañana siguiente pudo comprobar que no se habían producido daños en la parcela. "Estuvimos sentados en una rotonda hasta las dos de la mañana viendo el incendio. No parábamos de ver coches bajando de la zona y muchos remolques de caballos. Es una experiencia por la que nadie debería pasar", ultima.

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