"Lo peor que le puede pasar a un joven es perder las expectativas"

Juan Jesús Larrubia Martínez. profesor de matemáticas

Experto en didáctica de las matemáticas y director del IES Universidad Laboral reflexiona sobre el reto de enseñar en tiempos en los que el esfuerzo no siempre recibe recompensa social

Juan Jesús Larrubia, director del IES Universidad Laboral, un magnífico complejo del arquitecto Moreno Barberá enclavado en una finca de 200.000 metros.
Juan Jesús Larrubia, director del IES Universidad Laboral, un magnífico complejo del arquitecto Moreno Barberá enclavado en una finca de 200.000 metros. / Reportaje Gráfico: Javier Albiñana
Encarna Maldonado

21 de mayo 2017 - 02:07

Juan Jesús Larrubia (Linares, Jaén, 1963) afirma que ocho alumnos sordos le enseñaron a ser profesor. Antes había dado clases de matemáticas a exitosos bachilleres, muchos de ellos hoy ingenieros y arquitectos, pero el desafío y la pasión de la enseñanza realmente no los paladeó hasta el día que llegó al instituto Universidad Laboral y se puso delante de aquellos ocho estudiantes. "Eran muy inteligentes y tenían un interés bárbaro pero les costaba acceder y a mí también". Aprendió el lenguaje de los signos y apostó por enseñar a aquellos alumnos junto a sus compañeros, sin hacerlos salir de la clase para atender al profesor de educación especial. Ese sistema de inclusión curricular se impuso después no solo en la Uni sino en gran parte de los centros educativos. "Los alumnos sordos han contribuido a que sea mejor profesor de lo que nunca pensé", confiesa. Director del IES Universidad Laboral desde hace nueve años, es experto en didáctica de las matemáticas, un asunto que no es menor a la luz de los resultados que arroja PISA, que cada año coloca a España en el furgón de cola de la OCDE.

-Dice PISA que somos un desastre en matemáticas. ¿Tan malos son los profesores o tan malos son los alumnos?

-Es preocupante. Todos coincidimos en que debe de haber un cambio metodológico. PISA mide el aspecto aplicado de las matemáticas, mientras que nosotros enseñamos unas matemáticas más académicas, que son las que luego se exigen en las pruebas.

-Sin embargo, los profesores universitarios cuestionan mucho el nivel con el que llegan los estudiantes de Bachillerato.

-Hay muchas lecturas. Las carreras técnicas tradicionalmente han tenido un requerimiento muy importante, un fundamento matemático impresionante, pero los buenos alumnos iban a las ingenierías porque, aunque tenían que hacer un gran esfuerzo, cuando salían tenían trabajo y les merecía la pena. Ahora, sin embargo, el objetivo está en otro tipo de carreras.

-Es decir, que los alumnos con un perfil académico más alto no estudian ingeniería porque ya no es garantía de éxito profesional.

-Yo doy clase en segundo de bachillerato de ciencias y tengo una clase con un nivel maravilloso. Sin embargo, la mayor parte de mis alumnos van a estudiar carreras relacionadas con la sanidad y pocos carreras técnicas, porque las ingenierías y la Arquitectura son muy duras y ahora mismo no tienen salida profesional.

-O sea que para entender el fracaso en los primeros años de las carreras técnicas no hay que mirar a los institutos, sino al mercado profesional.

-Nada es excluyente. Hay que verlo desde las dos perspectivas. A lo mejor no orientamos nuestras enseñanzas hacia unos determinados conocimientos que van a ser la base de esas enseñanzas porque las matemáticas del bachillerato de ciencias son las mismas para un persona que va a estudiar Biología que otra que va a hacer Arquitectura o Física. Es verdad que son unas matemáticas de altura y no veo que los contenidos hayan bajado, al contrario. El nivel de dominio del alumnado con buenas notas es igual, equiparable y mejor incluso que antes.

-¿Hay demasiadas asignaturas?

-En Bachillerato siguen siendo las mismas, pero en primero y segundo de ESO sí son muchas. Alrededor de un alumno de 12 años se mueven nueve ó 10 profesores y pasa de tener 25 horas lectivas a la semana en Primaria, con los recreos incluidos, a 30 más los recreos. Es un choque importante. Además, en primero y segundo de ESO se da el tránsito de la aritmética al álgebra. Significa pasar de algo concreto y orientado a resultados a la abstracción. Desde la parte de la didáctica, tampoco lo tenemos muy bien resuelto. Es un paso fundamental en el que el alumnado o empieza a ver la utilidad de las matemáticas o empieza a odiarlas. Yo soy un enamorado de la modelización matemática y creo que sería una buena solución darle al alumno herramientas, problemas abiertos de la vida real para que intenten generar un modelo, hacer suposiciones e hipótesis.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, si un niño va al Tívoli y quiere montarse en una montaña rusa pero hay 70 metros de cola y se pregunta cuánto tiene que esperar debe de hacer algún tipo de suposición. Puede suponer que hay dos personas por metro, que en cada viaje suben 10 personas y que tardan 10 minutos en dar la vuelta y bajar. Con esas suposiciones resuelve un problema real en el mundo matemático. Ése es el modelo de PISA. Una vez que resuelve eso es capaz de crear una fórmula o una aplicación para móviles. Este es un cambio metodológico que debería ser importante en la ESO.

-Pero no parece que se estén preparando precisamente así a los alumnos.

-La Lomce sí contiene un bloque en el que aparece la modelización matemática, pero si echamos un vistazo a los libros de texto no hay propuestas de actividades.

-Pero los libros de texto no son obligatorios, la Ley sí...

-Efectivamente. Es verdad que el libro de texto se utiliza muchísimo. Supone más del 90% de la base del desarrollo curricular en los centros. Es una buena herramienta, pero no deberíamos depender tanto de ellos. Por otra parte hemos tomado la opción política de sufragar un programa de gratuidad de libros de texto. Una vez hecha la inversión, ¿no los usamos? Además deberíamos poner más recursos en los centros para poder hacer cosas distintas.

-¿Tenemos buenos profesores?

-Creo que sí, pero tenemos que seguir haciendo formación permanente y la Administración a la que servimos debe facilitarla para que no quede en el voluntarismo o como una cuestión trasversal más porque cuenta para los sexenios. Sería razonable que la actualización científica y pedagógica del profesorado, bien organizada y planificada, se hiciera en las horas lectivas. Parece que 20 horas lectivas en Secundaria ó 22 y media en Primaria es jauja pero un profesor de Secundaria en esas 20 horas puede tener cinco grupos de 30 ó 35 alumnos, eso son 150 alumnos para los que tiene que preparar clases y hacer seguimiento. Pasar de 18 horas lectivas a 20 se ha notado muchísimo.

-¿En qué sentido?

-Cansancio, agotamiento, estrés, malestar... Los adolescentes con los que trabajamos hacen que las condiciones sean más difíciles que en otros tiempos, si a eso le unes que esas 20 horas son complicadas, pues hay mucho malestar entre otras cosas porque tenemos muchos alumnos diversos. La atención a la diversidad en secundaria está todavía sin resolver . Necesita recursos y planificación. No nos hubiera importado subir dos horas lectivas más a la semana si las plantillas no se hubieran recortado y esos profesores se hubieran quedado para atender a la diversidad... En un centro como este pasar de 18 a 20 horas ha significado tener 16 profesores menos.

-¿Cómo son los adolescentes?

-Tenemos una juventud buena y educada que se preocupa, pero es verdad que las expectativas que tenía mi generación en el estudio, el ascensor social que significaba para tener un futuro mejor ahora no está tan claro. Veo que hay falta de expectativas y eso es lo peor que le puede pasar a un joven. Además, tenemos una generación de jóvenes graduados y doctorados que ahora mismo, los que tienen trabajo, no ganan ni mil euros. Eso lastra bastante. Y luego, pues lo de siempre tenemos que ir a una la familia y el profesorado.

-La profesora Teoría de la Educación de la Universidad de Málaga Isabel Grana Gil dice que la escuela se ha quedado muy sola.

-Sí, tenemos muchas injerencias y poca valoración social. Veo que desde que yo estudié ha habido un vuelco. En los 70 la sociedad tenía tantas normas y era tan cerrada que los institutos eran remansos de libertad donde se podían hacer cosas y expresarse. Pues bueno, hemos vuelto a la contra, ahora muchas veces los jóvenes cumplen más normas en los institutos que en sus propias casas.

-¿Cómo ha llegado el IES Universidad Laboral a 2.000 alumnos?

-Poquito a poquito. Cuando llegué a la dirección teníamos autorizadas en ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Formación Profesional Básica 47 unidades, ahora son 78 y el curso próximo 82. Crecimos primero por la base de la ESO, pero también por el Bachillerato y los ciclos. Tenemos seis grupos de primero de Bachillerato y cinco de segundo. En total hay casi 2.000 alumnos de enseñanza presencial y ordinaria. Desde esa perspectiva es un centro complicado, pero lo importante es que tiene un gran equipo directivo y el apoyo y la implicación de todas las personas que lo conforman, de modo que se da un servicio maravilloso aunque algunas familias tengan reticencias a la hora de venir.

-¿Por qué?

-Dicen que estamos lejos, que es un centro muy grande... Hay miedos que son difíciles de cambiar y que en parte surgen por la reivindicación del tercer instituto para Teatinos, petición que yo comparto. Nuestro modelo tiene la ventaja de que nosotros mezclamos a los alumnos. En todos los pabellones hay estudiantes de ESO, bachillerato y ciclos. Creemos que es bueno, por ejemplo, que los alumnos de primero de ESO vean cómo se comportan los de Bachillerato o de los ciclos, que son estudiantes que están aquí porque les gusta este centro y tienen buenos resultados. Para nosotros que haya alumnado mayor es una ventaja, es un modelo más eficaz que muchas de las normas que podamos poner.

-¿Tiene el centro capacidad para crecer más?

-No y no sería razonable. Tenemos 2.000 alumnos y 150 profesores de 8:15 a 14:45 en clase cada día. Es necesario un segundo y hasta un tercer instituto en la zona. Donde ya hay discrepancia es en que los dos institutos tengan bachillerato.

-¿Por qué?

-Entiendo que la cercanía del centro es importante en Primaria, pero en Bachillerato la riqueza y la calidad de la enseñanza está en los itinerarios y la optatividad. Ofertar todo el abanico de posibilidades es calidad, pero si hay un montón de institutos y cada uno tiene Bachillerato, no se pueden ofrecer todas las asignaturas optativas , de modo que se acabará teniendo un Bachillerato de letras y otro de ciencias, café con leche para todo el mundo. Para abrir todo el abanico de la optatividad hay que tener más de dos o tres modalidades.

-¿Está sucediendo?

-Ahora mismo no pero puede pasar. Los padres no se dan cuenta de que poner Bachillerato en todos los centros va en contra de la calidad porque reduce la optatividad. Igual que entiendo que no todos los centros pueden tener la misma Formación Profesional, sino que hay que especializarse. Ahora se está reagrupando la Formación Profesional. En este aspecto creo que la Administración educativa lo está haciendo bien.

-¿Cuantas familias profesionales tiene el centro?

-Tenemos cuatro ciclos de grado medio y seis de grado superior que se agrupan en seis familias: administrativo, agrarias, mediación comunicativa, prevención de riesgos, química y cocina. En este apartado creo que la Formación Profesional dual debe potenciarse y abrirse.

-Se habla mucho de la formación dual, pero ¿arranca?

-Nosotros empezamos el curso pasado y tenemos tres proyectos: Cocina, Jardinería y Mediación Comunicativa. Además hemos solicitado otro en Paisajismo que empezará el año que viene si se aprueba.

-¿Hay receptividad por parte de las empresas?

-Hay receptividad a medias. Hay empresas que están muy por la labor. La cuestión es que tiene que haber un cambio de planteamiento por las dos partes, pero yo creo que en general el empresario es receptivo.

-En Alemania los alumnos que siguen la formación dual son debidamente retribuidos.

-Aquí tenemos dos opciones. Hacer la formación en centros de trabajo en dos años, en primer y segundo curso, o hacerlo en tres años. Esta última opción quisiera llevarla al ciclo superior de Administración y Finanzas. Me gustaría contactar con alguna entidad financiera, como por ejemplo Unicaja, para este proyecto. En ese modelo el alumno recibe un pequeño sueldo y está un tiempo completo en la empresa. Creo que por ahí va el futuro de ciertos títulos y ciertas empresas porque también se benefician del soplo de aire fresco que llevan los jóvenes.

-¿Por qué la escuela pública?

-Porque es un servicio básico. Cuando se ponen en entredicho los sistemas educativos se alude a Finlandia se olvida que allí la enseñanza es pública. Yo no voy en contra de la privada y la concertada. Son necesarias, pero la pública se debe potenciar.

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