El puente tendido a los solidarios
Mañana se cumplen 100 años de la inauguración del Puente de los Alemanes, donado tras la riada de 1907
Dos tragedias sustentan la historia de un puente que ha quedado para siempre fijado en la memoria de la ciudad. Un acto al que estuvo invitada la flor y nata de Málaga sirvió de inauguración el 16 de diciembre de 1909 del nuevo Puente de Santo Domingo o de los Alemanes, una estructura metálica que restableció la comunicación entre los barrios de La Trinidad y El Perchel y el centro y que mañana cumple cien años. Ayer, una conferencia de la doctora Marion Reder en presencia del alcalde de Málaga y la directora del Archivo Municipal recordó en el Museo del Patrimonio Municipal la generosidad del pueblo alemán. Un detalle que respondía, a su vez, a la hospitalidad malagueña. El hundimiento de la fragata Gneisenau en diciembre de 1900 fue el comienzo de todo.
Un navío con 470 tripulantes, entre oficiales y tropa en formación, permanecía anclado en la bahía a la espera de ir a Marruecos. El 16 de diciembre se desató un fuerte temporal de levante y aunque la comandancia alertó al capitán para que buscaran refugio en el interior del puerto, éste desestimó las recomendaciones y confió en el poderío de su buque. Pero el oleaje quebró la cadena de una de sus anclas e hizo que perdiera la estabilidad. El capitán mandó encender los motores e internarse en alta mar pero era muy tarde. Se rompió la segunda sujeción y el oleaje arrastró al barco hasta la escollera.
Los tripulantes botaron las lanchas de salvamento. Algunos se asieron a los mástiles y se mantuvieron así horas. Fue un buen número de malagueños los que se atrevieron a salir a las peligrosas aguas para salvar a heridos y náufragos. Aún así, 41 hombres murieron, incluido el capitán. Un centenar resultó herido y fueron tratados en el Hospital Noble.
El Cuartel de Levante, las dependencias del Ayuntamiento, la casa del propio cónsul alemán y la de otros particulares sirvieron de refugio para estos marineros. En el Cementerio Inglés, una ceremonia multitudinaria despidió a los fallecidos. La prensa local y también la europea resaltó el valiente comportamiento de los malagueños, algo que le valió a la ciudad el título de Muy Hospitalaria otorgado por la reina regente María Cristina.
El gobierno alemán hizo un importante donativo al Hospital Noble y otros obsequios a la ciudad, pero como realmente demostró su agradecimiento fue con el respaldo a una Málaga golpeada siete años más tarde con una nueva tragedia. El 23 de septiembre de 1907 una riada se llevó más de una veintena de vidas por delante y dos puentes, principales vías de comunicación entre las dos orillas. Más de dos meses tardó la ciudad en recuperar su normalidad. El barro cegaba las puertas de viviendas y negocios y los escombros impedían el tránsito. Las imágenes de la época reflejan un panorama dantesco y el mismo emperador Guillermo II donó 14.000 pesetas para la construcción de un puente metálico de 42 metros que desde entonces llevaría el sobrenombre de "los alemanes".
Palmas, escudos y banderas adornaron la estructura el día de su inauguración. El obispo la bendijo y el pueblo alemán se vinculó así para siempre con la ciudad. En los años 80 se invirtieron unos 30.000 euros en su restauración.
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