Luces y sombras del puerto de Málaga
La inauguración de la marina de megayates, el congreso internacional de cruceros y la marcha del astillero de Mario López dibujan lo más destacado del año
Los cruceros 'atracan' en la calle Larios de Málaga
Málaga/Año tras año, y esto viene sucediendo desde hace décadas, el puerto de Málaga mantiene una serie de temas, todos ellos infraestructurales que, trascendiendo del ámbito puramente portuario se convierten en asuntos ciudadanos de gran calado cargados de controversia. Con el recuerdo, para los que ya peinen canas, de la demolición de la antigua estación marítima, la desaparición del silo ya más cercana en el tiempo o la polémica sobre la verja portuaria exterior que curiosamente en 2022 ha sido pintada y rematada en dorado, el sempiterno posicionamiento de la Autoridad Portuaria malacitana en el ojo del huracán mediático y ciudadano no podía faltar en el año que acaba de finalizar.
Y si bien todos estos asuntos a debate que, curiosamente siempre están muy alejados de temas relacionados con barcos, tráficos o mercancías, constituyen una constante, el ejercicio que ha terminado hace unas horas se ha cerrado con tres grandes brechas pendientes: el hotel torre de levante, determinados asuntos urbanísticos dentro del recinto portuario y el tema ferroviario; un terceto que podría muy bien aliñarse con algunos otros asuntos de menos enjundia.
Pero, sin entrar en disquisiciones sobre estos punto álgidos y centrándonos en lo que realmente es un puerto, el diccionario de la Real Academia Española lo define como “Lugar en la costa o en las orillas de un río que por sus características, naturales o artificiales, sirve para que las embarcaciones realicen operaciones de carga y descarga, embarque y desembarco, etc. ”, 2022 ha finalizado dentro del territorio portuario malagueño con tres destacados hechos que muy bien podrían dibujar las luces y las sombras del año recién concluido.
Y aunque los parámetros fundamentales sobre los que habría que focalizar la atención para valorar lo mejor y lo peor del pasado año deberían centrarse casi en exclusividad por los números referidos a los barcos que han atracado en los muelles, los pasajeros o turistas llegados y las mercancías que se han movilizado, lo más significativo de 2022 en el recinto portuario malacitano otra vez se ha centrado en aspectos que no aparecen directamente en las listas de buques, pasajeros o mercancías.
Y si bien en el año que despedimos hace varios días se ha trabajado en el puerto malagueño en muchos y en muy diferentes proyectos, en los 365 días de 2022 se ha hablado entre otras cosas de retos tecnológicos y de innovación del puerto de Málaga y su comunidad portuaria, del proyecto de puerto verde, de energías alternativas e hidrógeno verde, de sostenibilidad del transporte marítimo, de destino turístico inteligente, de intermodalidad, de conectividad ferroviaria, de logística o de dinamización de la economía, las tres realidades que quedarán como los principales titulares de 2022 dentro del puerto malacitano serán la inauguración de la marina de mega yates, la celebración del congreso internacional de cruceros Seatrade Cruise Med y la marcha de los astilleros de Mario López.
Atendiendo a estos tres hechos y sin olvidar el éxito crucerista, el crecimiento de determinadas exportaciones y los números en positivo con los que se ha cerrado el pasado ejercicio, la historia de 2022 en el puerto de Málaga se resumirá como la del año en la que se apostó por los grandes yates, el año en el que la industria crucerista internacional reconoció a Málaga como un puerto de primer orden y el año en el que las aguas malagueñas perdieron un significativo puntal de actividad portuaria.
Estrenada en mayo por dos yates de 20 y 35 metros, la marina de mega yates malagueña se inauguraba oficialmente en el mes de julio. Con 33 amarres para barcos de recreo privado no inferiores a 20 metros de eslora, estas instalaciones que arrancaban con una significativa polémica ciudadana sobre la altura y visibilidad de las vallas ubicadas en los muelles uno y dos, han cerrado 2022 con unas expectativas de atraques algo inferiores a las deseadas. La necesidad de darse a conocer dentro de la industria de este tipo de barcos y el poco tiempo transcurrido desde su inauguración, podrían ser los motivos, más alguna reforma infraestructural que pueda hacerse, por los que estos muelles aún no han tenido las altas cifras de ocupación esperadas.
Cancelada su celebración programada para septiembre de 2020 debido a la crisis sanitaria intencional, dos años más tarde, la feria internacional Seatrade Cruise Med aterrizaba en Málaga durante los días 14 y 15 de septiembre. Celebrado este encuentro en el Palacio de Ferias y Congresos, 2.000 profesionales del sector crucerista de 78 países trataron diversos asuntos relacionados con la industria de los barcos de turistas y los destinos que visitan; unas reuniones que tuvieron una exitosa prolongación ciudadana con la celebración entre los días 13 y 19 del Málaga Cruise Days escenificado en el Palmeral de las Sorpresas y Calle Larios.
Reseñados estos dos eventos como los más fulgurantes de 2022, el año recién finalizado, también será recordado como el año en el que los astilleros Mario López dijeron adiós al puerto de Málaga. Calificado este hecho por gran parte de la comunidad portuaria como un suceso catastrófico, la marcha del grupo Cernaval Mario López deja a las aguas malacitanas sin un trozo de su historia; una actividad que, con una trayectoria de 40 años significa un muy duro revés para el tejido industrial portuario malagueño.
A la espera de que en unos días o semanas la Autoridad Portuaria presente oficialmente los resultados de 2022, el año que acaba de finalizar y que ha sido testigo de las llegadas de los más grandes y modernos buques de crucero, de importantes operativas de carga y descarga de graneles, del mantenimiento de los tráficos de contenedores y coches o de las exitosas cifras de récord de las exportaciones de nitrato amónico y transformadores, pasará a la historia por ser un buen año portuario. Un año, el 2022 que, con independencia de la pérdida de la industria de las reparaciones navales ratifica la firme apuesta que el Puerto de Málaga ha hecho por unos tráficos turísticos; los relacionados con los yates y los buques de crucero.
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