Los 'puntos negros' de Málaga resisten a duras penas los efectos de la sequía

Diferentes municipios viven entre restricciones de agua de diferente tipo y nivel

La comarca de Antequera presenta los mayores problemas en la actualidad

Situación de la sequía en Málaga: aumentan los litros de agua por día y habitante

Los camiones cisterna forma del paisaje en el Valle de Abdalajís
Los camiones cisterna forma del paisaje en el Valle de Abdalajís / Javier Flores

El verano alcanza su epicentro y las temperaturas comienzan a sentirse con fuerza en diferentes puntos de la provincia de Málaga. Un calor que vuelve a traer al recuerdo la falta de precipitaciones que han provocado que en los últimos meses las restricciones de agua se conviertan en algo habitual en determinadas localidades que están sufriendo especialmente la falta de recursos hídricos.

Los puntos negros de la provincia están aguantando a duras penas el servicio entre diferentes tipos de limitaciones, aunque la situación más delicada se sigue planteando en el Valle de Abdalajís y Humilladero.

En el primero de los casos siguen con cortes de agua a determinadas horas y los vecinos recurrieron a contar con depósitos para poder tener agua cuando regresan a casa pero el servicio está suspendido. También los bares han tenido que recurrir a estos sistemas para poder permanecer abiertos.

Mientras tanto en el segundo de los casos el agua sigue estando declarada no apta para consumo humano, hecho por el que se tiene que recurrir a camiones cisterna y agua embotellada para poder beberla o cocinar.

El Ayuntamiento pidió recientemente a los vecinos hacer un uso responsable del agua de la red que usa para el aseo personal y lavados debido a que la bajada del nivel del pozo de abastecimiento estaba provocando cortes en algunas zonas de la localidad.

Una comunicación del Consistorio que provocó la reacción de algunos vecinos pidiendo mayor control sobre el uso del agua para el llenado de piscinas, lavado de coches o baldeo, actividades que en estos momentos no se encuentran permitidas.

Por su parte, los ayuntamientos a los que presta servicio la empresa Agua de los Verdiales: Almogía, Casabermeja, Villanueva de la Concepción y la zona sur del Torcal perteneciente a Antequera, han acordado recientemente el cierre de las fuentes públicas, las tomas públicas de agua para el riego de plantas vecinales o el cierre de las duchas en las instalaciones públicas. También se prohibió el baldeo de calles o el riego de parques y zonas verdes.

Además, se han emitido una serie de recomendaciones para tratar de reducir el consumo de agua como no dejar los grifos abiertos con agua corriendo, el llenado de piscinas, la instalación de economizadores o poner la lavadora a su máxima capacidad de carga, entre otras.

Algunas de estas normas también se aplican desde el inicio del verano en otros localidades como Fuente de Piedra, Mollina o Alameda, en las que tampoco está permitido en lavado de coches, baldeo de calles o el llenado de piscinas con agua potable de la red.

Precisamente, en Fuente de Piedra siguen manteniendo el servicio tras la entrada en funcionamiento de su planta potabilizadora, un hecho que su alcalde, Siro Pachón, considera casi un milagro dada las condiciones. “De momento mantenemos el servicio igual, que ya es un logro”, afirmó el alcalde del municipio.

 Eso sí, tras un primer año en el que el Consistorio tuvo que advertir sobre restricciones si seguían aumentando el consumo, en este año para que el uso responsable hace que la producción diaria sea suficiente para atender las necesidades de la población.

Otra de las localidades que en el pasado también tuvo muchos problemas de abastecimiento fue Campillos, aunque tras la renovación de su red principal de abastecimiento los problemas se han reducido a días puntuales en los que aumenta el consumo y los depósitos se pueden resentir.

Unas restricciones con las que tienen que convivir los vecinos y que en ocasiones provocan quejas al exigir que se adopten las medidas necesarias para solucionar este problema de abastecimiento.

Todo ello mientras sigue empantanado en los despachos el prometido trasvase desde el pantano de Iznájar que se presentó como la gran solución para acabar con estos problemas.

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