Si quieres mi sitio te presto mi silla

Discapacidad

Las cosas tienen la importancia que tienen, aunque a veces no se la demos l La falsificación de un documento público es un delito aquí y en Pekín l Parece que las cosas están cambiando

Un coche aparcado en una plaza reservada para minusválidos.

02 de julio 2008 - 01:00

ASÍ rezaba una campaña de sensibilización en el uso de las tarjetas de aparcamiento a personas con movilidad reducida: Si quieres mi sitio, te regalo mi silla.

Y es que desde siempre, las personas que necesitamos estos aparcamientos porque tenemos acreditada nuestra falta, o problemas de movilidad, nos hemos quejado del mal uso que en general se hace de estos.

Que si siempre están ocupados por vehículos sin tarjeta, que si se aparca demasiado cerca uno de otro, sin respetar las isletas que separan los aparcamientos, que si aparcan motos en el interior impidiendo el uso de los mismos, que si se fotocopian las tarjetas, que si hay otras que son falsas, en fin, que parece mas fácil desplazarse en transporte público que intentar llevar nuestro propio coche, y eso si no necesitas una furgoneta con plataforma, porque si no, siempre te aparca un coche detrás que impide que despliegues la rampa.

Pues parece que poco a poco, las cosas van cambiando, y me alegra poder decirlo, aunque aún nos queda bastante por avanzar.

Nos queda eliminar todas las tarjetas falsas que existen, que no aparquen las motos en las isletas, que no se aparque sin tarjeta, y que se utilicen de modo adecuado, ocupándolos sólo cuando se transporta a la persona titular de la tarjeta.

Quiero decir con esto, que cuando el titular de la tarjeta no viaja en el vehículo, no se puede hacer uso de los aparcamientos.

Pues realmente, van cambiando las cosas. Hay ciudadanos de a pie, que recriminan a otros cuando aparcan sin tarjeta, las administraciones van tomando medidas para corregir el fraude, y lo que es más importante, hay ciudadanos de a pie, que recriminan a otros cuando hacen mal uso de la tarjeta.

Y tan es así, que en estos días hemos podido contemplar una sentencia que debería crear jurisprudencia, pero que hasta que haya dos más, demuestra que las cosas están cambiando. Demuestra que el conocimiento del problema es la mejor arma de concienciación, y demuestra a la vez, que ser discapacitado no es excusa ante un comportamiento incívico, pone de manifiesto que la ley ha de cumplirse para todos, y en todos los ámbitos, sino, ¿para qué las queremos?

Y es que un señor, en Barcelona, fue denunciado por aparcar su coche en un aparcamiento reservado a PMR (Personas con Movilidad Reducida).

Pero no basta con la denuncia, sino que la Fiscalía solicitaba un año de prisión, por el conjunto de delitos que representa falsificar un documento público y hacer uso de él.

El juez lo ha condenado a 4 meses de prisión y a una sanción de 1.200 euros, y porque no han podido probar que la falsificación la realizó él mismo.

Como dicen los catalanes, "a más, a más" la persona que realizó esta infracción tiene discapacidad. Su certificado de minusvalía dice que no es merecedor de la tarjeta de aparcamiento a PMR, aunque sí padece una discapacidad del 35%.

Parece increíble tener que hacer reflexiones tan absurdas, pero acabo de pensar que mientras que más se respeten por todos, menos necesitaremos, por lo que los coches sin tarjeta dispondrán de más sitios para ellos, y nosotros, si se respetan, nos apañamos con los que hay.

Cuando un problema tiene difícil solución, lo mas lógico, normalmente, es reducirlo al absurdo. ¡Qué triste!

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