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Con el sol empezando a despuntar, alrededor de un pequeño fuego que hicieron para calentarse durante la noche y cuando aún no habían levantado el bloqueo del puerto de Málaga, un puñado de tractoristas reiteraba este miércoles el motivo de su indignación: precios por los suelos, costes por los cielos, competencia desleal de países no comunitarios que no tienen que cumplir la normativa europea a la hora de producir y demasiada burocracia.
Mientras algunos daban una cabezada en sus tractores y la policía vigilaba sus movimientos en la entrada de San Andrés, un agricultor de Ardales que no quería dar su nombre decía: "Venimos en son de paz, no somos como los franceses". Se refería a que su protesta sólo apuntaba a impedir la salida del puerto de camiones con productos agrícolas de Marruecos. Porque una de sus quejas básicas es que las frutas y hortalizas de países no comunitarios son producidas sin costes de Seguridad Social y con fitosanitarios no autorizados en Europa que facilitan mayores cosechas. En resumen, están hartos de la "competencia desleal".
Aunque afirmaban que venían en son de paz ante el nutrido grupo de fornidos agentes que los controlaba, José Antonio F., un ganadero del Guadalhorce, acotaba: "Queremos que se nos oiga, que nos tomen en serio; se acabó lo de manifestarnos escoltaítos por la Policía". Aludía a que las protestas serán por sorpresa para que tengan más repercusión. "O nos toman en serio o nos vamos a defender como gato panza arriba", advertía.
Los tractoristas que hasta las 9:00 de la mañana de este miércoles estuvieron bloqueando el acceso al puerto procedían de Almargen, Teba y el Valle del Guadalhorce. José Antonio justificaba la movilización -que ha traído de cabeza a las fuerzas de seguridad del Estado para evitar cortes de carretera- en "el nivel de hartazgo" del campo: "Es la tormenta perfecta. La reforma de la PAC [Política Agraria Común], la sequía, la competencia desleal... Es insoportable. Los gobernantes legislan en contra de los productores. Cada vez hay menos rentabilidad y más trabas. Nos están aburriendo. El campo sigue siendo muy duro y sacrificado. En Marruecos se usan fitosanitarios que aquí están prohibidos por cancerígenos hace 30 años. Y sin embargo, su mercancía entra como piruletas". Añadía que exigen "soluciones" porque en los lineales de los supermercados están en igualdad de condiciones, esos productos de terceros países y los cultivados en España, donde por normativa europea, deben cumplir una serie de requisitos que encarece sus costes y reduce su productividad.
La protesta se desarrolla a nivel nacional y no está convocada por sindicatos del campo u organizaciones agrarias. Se organiza por whatsapp y no hay interlocutores del colectivo. Pero, preservando el anonimato, en la mayoría de los casos los manifestantes expresan su hartazgo.
Como Alejandro B, de 24 años. Estuvo en el bloqueo del puerto malagueño. Tiene olivar y mango en Cártama. Pero se gana la vida como técnico frigorista. "El campo es mi segunda actividad Tengo que trabajar en otra cosa porque no le veo futuro. Si fuera rentable, me podría dedicar de lleno a la agricultura. Pero no lo es", comentaba. Alejando fue uno de los manifestantes que echó alguna cabezada en el tractor hasta que la luz del día se fue imponiendo. Aunque también hubo muchos que no pegaron ojo.
Otro que tampoco quería dar su nombre reiteraba por enésima vez el malestar de un sector imprescindible para alimentar a la población: "Llevamos indignados mucho tiempo. Los problemas no se resuelven y cada vez hay más burocracia y más imposiciones. Cada vez que reforman la PAC meten más recortes. Los políticos legislan sin tener idea del campo". Y señalaba una pancarta desplegada sobre uno de los tractores: "En el campo a tres céntimos, en el súper a tres euros". Hacía mención a otra de las quejas del colectivo: que las cadenas de distribución tienen, con diferencia, muchísimo margen de beneficio, mientras ellos muchas veces trabajan a pérdidas.
Minutos antes de dejar el bloqueo del puerto malagueño, otro tractorista advertía: "Protestamos para que los políticos se den cuenta de que en el campo ya no hay tontos; que con agricultores y ganaderos no se juega". El cabreo del sector es hasta con los sindicatos y las asociaciones agrarias, organizaciones a las que acusan de estar "subvencionadas" y no ser suficientemente beligerantes en defensa de los intereses del colectivo. De hecho, aseguraban que estas instituciones no se presentaron allí donde estaban manifestándose. Pero a continuación aclaraban: "Ni aparecieron ni tampoco queremos que aparezcan porque no creemos en ellos, están subvencionados. Nosotros somos apolíticos".
También expusieron su malestar con unas declaraciones del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en las que dijo que "no tiene ningún sentido" que las protestas del campo creen problemas de tráfico en la ciudad. Pedían más empatía al regidor, "que es ingeniero agrónomo y al que le gustará seguramente comer chivo malagueño y cítricos del Guadalhorce".
José Antonio, explicaba que para participar en la protesta, había tenido que dejar bien surtido de pienso y agua a sus 1.300 cochinos. "Además, mi padre, con 83 años, ha tenido que ir a darles una vuelta para que yo pueda estar aquí", levantando la voz por el campo malagueño. Pero insistía que aunque cansados después de casi dos días desde que comenzaron la tractorada, se sentían "satisfechos de haber abierto este melón". Nunca mejor dicho...
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