Reproducción asistida: El aumento de la temperatura ambiental puede producir infertilidad en el varón
Expertos advierten que un estudio relaciona las olas de calor con una menor calidad del semen
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“El aumento de la temperatura ambiental afecta a la calidad del semen y puede provocar infertilidad en el varón”. Es la advertencia que lanza el director médico de la Unidad de Reproducción del Centro Gutenberg, Claudio Álvarez, en base a recientes estudios publicados.
Su objetivo al divulgar esta información es doble. Por un lado, que a nivel de investigación “se ponga el foco en el cambio climático” y su impacto en la reproducción humana. Por otro, que los varones que estén buscando ser padres, la tengan en cuenta. Por eso, aconseja “que eviten las temperaturas extremas y mantengan la zona genital ventilada y fresca”. El ginecólogo habla sin rodeos para que el mensaje llegue claro.
Su afirmación sobre el aumento de la temperatura y la menor calidad del esperma se basa en un reciente estudio publicado en la revista Science of the Total Enviroment. Los investigadores analizaron las olas de calor de más de una década y los resultados de seminogramas –que es la prueba que mide la calidad del semen–. Sus autores comprobaron que durante las olas de calor, los valores de los seminogramas eran menores; es decir que el esperma tenía menor calidad. Álvarez señala por tanto que “la mayor temperatura ambiental se puede relacionar con la pérdida de calidad del semen”. No obstante aclara:“Ese estudio ha establecido la relación, pero no la causalidad”.
Hilvana esta relación entre calor y menor calidad espermática con la propia constitución del cuerpo masculino al recordar que los testículos están fuera del organismo “porque tienen que estar a menos temperatura que la coporal para que funcionen bien”. Así, mientras el cuerpo está a unos 36,5º, el almacén de los espermatozoides se encuentra a un par de grados menos.
Por eso, los especialistas señalan que hay –desde este punto de vista–, ciertas profesiones con más riesgo, como taxistas, conductores, fundidores o panaderos, entre otras. Porque al permanecer más tiempo sentados o expuestos a más calor, también aumenta la temperatura en la zona genital. También por ello, los profesionales en reproducción desaconsejan el uso de slips, que mantienen el escroto pegado al cuerpo y, por ende, a mayor temperatura.
Aparte de la variable de la temperatura, hay una constatación de la progresiva pérdida de la calidad del esperma. “La realidad dice que bajan los parámetros”, apunta Álvarez.
Igual que para determinar rangos normales de colesterol o glucemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también establece los criterios de normalidad de la calidad espermática tras estudiar millones de muestras de semen en varones fértiles sanos. Pues bien, esos rangos van a la baja en los últimos años. En la anterior guía, la normalidad era de 16 millones de espermatozoides por mililitro de esperma y su movilidad se fijaba en el 32%. Ahora esos números se establecen en 15 millones y 30%, respectivamente.
“Cae la calidad” del esperma, resume Álvarez. Las hipótesis achacan esa bajada al sedentarismo, la comida basura, la polución y los disruptores endocrinos que pueden alterar las funciones hormonales y mermar esa calidad, lo que a su vez puede impactar en la fertilidad.
Cuando en el seminograma se detecta una alteración, en la mayoría de las ocasiones los especialistas no encuentran una explicación. Solo en una pequeña proporción –como mucho una quinta parte de los casos– pueden determinar que se debe a cuestiones genéticas, endocrinológicas o inflamatorias. Álvarez recomienda que así como las mujeres se miden su reserva ovárica, los varones se realicen un seminograma para conocer la calidad de su esperma. Porque indica que, aunque la mayoría tendrá parámetros de normalidad, en una pequeña proporción, de forma precoz pueden detectarse alteraciones importantes que suelen complicar la reproducción.
En la actualidad, en general, los problemas de infertilidad afectan a una de cada seis parejas. Esas dificultades suelen estar repartidas en proporciones más o menos parecidas entre el hombre y la mujer. Incluso, a veces, afectan a ambos. Álvarez insiste en que los problemas de infertilidad se deben enfrentar como “un problema de la pareja, no el varón o de la mujer”.
Aunque al hilo del informe publicado en Science of the Total Enviroment, Álvarez pone el foco en la relación entre el aumento de la temperatura ambiental y la pérdida de la calidad del semen, termina haciendo hincapié en una realidad contrastada:“En la mayoría de las parejas con necesidad de reproducción asistida, la principal causa es la postergación de la maternidad; porque cada vez se retrasa más la búsqueda del embarazo”. Un escenario social que hace que las clínicas de reproducción asistida “cada vez tengamos más trabajo”.
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